Los pueblos indígenas de Brasil y su rol a un año de las elecciones
Por Florêncio Almeida Vaz
Falta un año para las elecciones. Los brasileños acudirán a las urnas para elegir diputados, gobernadores, senadores y presidente de la República Federativa de Brasil. Ahora, la mayoría de la población parece estar más interesada en las elecciones para el máximo Jefe de la Nación. Luego de tres años del desastroso y trágico gobierno de Jair Bolsonaro, la expectativa de gran parte del electorado es de cambio. Si bien sectores de la derecha, fundamentalmente cristianos fundamentalistas, aún apoyo al actual Presidente, lo cierto es que ha perdido mucho crédito político.
Según una encuesta del IPEC publicada el 22 de septiembre, Bolsonaro tiene el 23% de las intenciones de voto, mientras que Lula da Silva tiene el 48% . No obstante, con este resultado habría segunda vuelta.
¿Y cómo es el estado de ánimo de los indígenas hoy en relación con el clima político? Sobre esto no existe una encuesta específica con pueblos indígenas, pero de algunos indicadores podemos concluir que entre ellos la frustración y revuelta contra Bolsonaro es aún mayor en comparación con el resto de la población. Los impactos negativos de la acción del Gobierno sobre los pueblos indígenas fueron enormes, tanto que hasta el pasado mes de agosto ya se habían presentado ante la Corte Penal Internacional de La Haya tres denuncias de genocidio contra el Presidente de la República. La última denuncia fue presentada por la Articulación de Pueblos Indígenas (APIB).
A pesar de la subnotificación en el número de víctimas por Coronavirus, dado que el Gobierno no cuenta a los indígenas que viven en las ciudades, los números son alarmantes. De acuerdo a cálculos más realistas, la tasa de infección por Covid-19 entre los pueblos indígenas es un 84% más alta que en el resto de Brasil. Y la tasa de mortalidad por cada 100.000 habitantes es aún peor: un 150% más alta que la media de Brasil.
Pero es importante recordar que los indígenas representan solo el 0,50% del total de la población brasileña. Entre los muertos en la pandemia habían muchos líderes, chamanes y ancianos: “las bibliotecas” de sus pueblos. La mayoría de estas muertes se debieron a la estrategia del Gobierno de “inmunidad colectiva”, el uso de medicamentos ineficaces, la negación de la ciencia y el retraso en la compra de la vacuna. Los indígenas se encontraron abandonados por la máxima autoridad del país.
De hecho, desde 2018, Bolsonaro ha anunciado: “No demarcaré ni un centímetro cuadrado más de tierra indígena”. Y cumplió su palabra. Durante su Gobierno, debilitó la Fundación Nacional Indígena (FUNAI) y defendió abiertamente la minería y la invasión de madereros en tierras indígenas. Una muestra de esta postura anti-indígena fue la frase que dijo en 2020 el entonces ministro de Educación, Abrahan Weintraub: “Odio el término pueblos indígenas, odio ese término”. A pesar de la existencia de un pequeño grupo de indígenas bolsonaristas, la gran mayoría espera ansiosamente la partida del actual Presidente.
La tasa de infección por Covid-19 entre los pueblos indígenas es un 84% más alta que en el resto de Brasil. Y la tasa de mortalidad por cada 100.000 habitantes es aún peor: un 150% más alta que la media de Brasil.
Las recientes movilizaciones indígenas contra la tesis del “marco temporal” comenzaron el 22 de agosto y se prolongaron hasta septiembre, reuniendo en Brasilia a más de 6 mil indígenas acampados cerca de los edificios de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. Había pueblos indígenas de todas las regiones del país. Protestaron contra una interpretación de la Ley que defiende que sólo se demarcarán tierras que fueron ocupadas por los pueblos indígenas hasta el cinco de octubre de 1988, fecha de la promulgación de la Constitución Federal. Estas manifestaciones fueron una muestra elocuente del estado de ánimo de los pueblos indígenas en relación con la política actual. El presidente Bolsonaro es el mayor partidario del “Marco de tiempo” ya que está en contra de la demarcación de tierras indígenas.
Este descontento indígena contra el actual Presidente de la República los lleva a mirar con simpatía el voto de los candidatos de la oposición, especialmente Lula da Silva (PT). A pesar de sus contradicciones en el gobierno, hoy Lula es visto por la mayoría de los indígenas como la mejor manera de que se respeten sus derechos y de retomar políticas públicas orientadas a fortalecer la calidad de vida de sus comunidades. En materia de ambiente y educación indígena, por ejemplo, no hay duda de que desde que el PT dejó el Gobierno se han abandonado muchos logros. De hecho, la educación y la ciencia en general fueron abandonadas por Bolsonaro, quien abiertamente adopta una postura de negación. Por estas y otras razones no cuenta con los indígenas para el apoyo su reelección.
La historia reciente en Brasil muestra que, más que esperar por los presidentes de la República, los pueblos indígenas y sus organizaciones han recuperado territorios y realizado diversas movilizaciones, principalmente en Brasilia, en defensa de sus derechos. Saben que, dada la situación actual, el mejor escenario será la elección de un presidente de izquierda o de oposición. Pero también saben que todo lo que han logrado se debe a sus luchas e, independientemente del presidente elegido en 2022, la lucha continúa.
Prof. Dr. Florêncio Almeida Vaz – Antropólogo del pueblo Maytapu. Santarém, Pará – Universidade federal do Oeste do Pará (UFOPA).
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