Como si el tiempo no hubiese pasado, sicarios, históricamente asociados al narcotráfico y a los paramilitares, asesinaron en la madrugada del lunes a Junior Jein, un famoso cantante de música urbana. El homicidio se llevó a cabo en una discoteca de la ciudad de Cali, epicentro de las protestas contra el gobierno de Iván Duque y su líder político, Álvaro Uribe Vélez. Sicarios le dispararon seis tiros: dos en la cabeza, dos en el cuello, uno en tórax y el restante en una de sus piernas. Junior Jein se dirigía por la Avenida Roosevelt hacia la discoteca, donde presentaría su nuevo álbum. La policía informó que detuvo a dos personas armadas, quienes serían los autores materiales del asesinato. De los responsables ideológicos nada se sabe.

Junior Jein, cuyo verdadero nombre era Harold Angulo Vencé, se había manifestado públicamente y a través de su música en apoyo de las protestas encabezada por la juventud colombiana, acompañando a los militantes y trasmitiendo en vivo desde los puntos de bloqueo. Él le cantaba a “las masacres que ha causado el Uribismo y a las madres -de las y los desaparecidos- de Soacha”, declaró una de ellas a Agenda Sur. Junior era parte de colectivos antiracistas e integraba grupos a favor de la comunidad agro del Pacífico colombiano. El fundador de la organización Chao Racismo, Ray Charrupi, también ha confirmado a través de sus redes la muerte de Junior Jein, “el mejor de los hombres que he conocido y que ha dado el Pacífico“. Charrupi, quien ha definido a Jein como “el que nunca hablaba de nadie y siempre estaba para todos”. Junio había nacido en Buenaventura, Puerto de Colombia, y tenía 38 años. “Hoy, 14 de junio, acaban con la vida de un ser humano increíble, quien más allá de ser artista era un amigo del pueblo”, señalaron desde la discográfica que lo representaba, Invictory Music. Su trabajo aportaba “a la cultura del Pacífico colombiano con lo único que Junior sabía hacer” y, mediante la música, buscar “enaltecer y dar alegría a un pueblo que es más que violencia“.

“El Monumento a la resistencia”

Paradójicamente, el mismo día se inauguraba en Cali el “Monumento a la resistencia”, realizado por los obreros y los manifestantes del paro. Con diez metros de altura, fue construido en sólo 17 días y tiene los rostros de quienes murieron durante las protestas y de los pueblos originarios colombianos.

Pero como la violencia es cotidiana, también se produjo la captura de paramilitares del Clan del Golfo, cuando recibían uniformes de las fuerzas militares en el aeropuerto de Montería.

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