Internacionales

Europa: en la puerta de una tercera ola

La campaña de vacunación comienza el 27 de diciembre.

El miércoles 9 de diciembre, la canciller Ángela Merkel pronunció uno de los discursos más duros de toda su carrera política. El número de muertes por Coronavirus en Alemania había alcanzado un nuevo récord y los casos aumentaban a un ritmo vertiginoso (hoy superan lo 30 mil diarios). “Si tenemos demasiados contactos los días antes de Navidad, y terminarán siendo las últimas Navidades con nuestros abuelos, entonces habremos hecho algo mal”; advertía la líder germana.
El domingo 13 de diciembre, Merkel acordó con los 16 gobernadores de los Estados federales un nuevo confinamiento en todo el país. La medida regirá hasta el 10 de enero.
Francia “desconfinó”, pero decretó un toque de queda desde las 8 de la noche hasta las 6 de la mañana. El número de contagios y fallecimientos aún se mantiene en un promedio elevado. Hasta el presidente Emmanuel Macron dio positivo de coronavirus. La flexibilización del aislamiento obligatorio supuso una libertad a cuenta gotas para reactivar el comercio navideño. El Gobierno había previsto una situación mucho mejor que la actual, con menos de cinco mil casos de contagios por día; hoy llega al doble.
Tras la advertencia de la comunidad científica británica, Boris Johnson decidió que Londres y el sureste del país volverán a estar confinados a partir de este domingo.  Reino Unido lleva más de una semana aplicando a su población la vacuna Pfizer- Biontech. De acuerdo a la agencia europea de medicamentos, Londres habría acelerado los tiempos de aprobación del medicamento. Fueron días de euforia para Downing Street. El anuncio de la campaña de inmunización fue presentado por Johnson como un triunfo del Brexit.

“Países Bajos se confina”, anunció el primer ministro liberal Mark Rutte. Primero había buscado la inmunidad de rebaño y luego apostó por la madurez y la responsabilidad de los ciudadanos, en una etapa que denominó de  “confinamiento inteligente”. La estrategia fracasó.
En Italia, los asesores del gobierno de Giuseppe Conte pidieron endurecer las medidas para evitar una tragedia nacional. La oficina de estadísticas estatal dijo que las muertes este año serían las más altas desde la Segunda Guerra Mundial. 
Para evitar una tercera ola, el presidente del gobierno español Pedro Sánchez no descartó ante el pleno del parlamento volver a una fase más restrictiva. En todo el país se impusieron límites a las reuniones sociales en la calles y se recomienda pasar las fiestas en casa y sólo con los convivientes.
A diferencia del resto de los países nórdicos, Suecia optó desde un principio por medidas de prevención más laxas. Los grupos anticuarentena mostraban a Estocolmo como un ejemplo en todo el mundo. Todos los pronósticos fallaron. El Gobierno admitió que subestimó el poder de resurgimiento del virus. La nación escandinava registra la mortalidad más alta desde la gripe española en 1918.
Europa comenzará a aplicar la vacuna Pfizer-Biontech a partir del 27 de diciembre. “Es el momento de Europa”, anunció la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. La vacuna Pfizer – Biontech es sólo una de las seis en estudio.
Para mitigar la caída de la actividad, el Parlamento acordó destinar 47.500 millones de euros de fondos a las regiones más afectadas. Se prevé que harán falta dos años para que las finanzas europeas se acerquen a su nivel pre pandémico. Todos los esfuerzos de aquí a fin de año estarán concentrados en evitar el avance de una tercera ola.