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Elecciones en EE.UU: incertidumbre y crisis constitucional

A una semana de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, las encuestas muestran a Donald Trump y Kamala Harris cabeza a cabeza. Recordemos que las elecciones presidenciales serán determinadas por unos pocos estados, los llamados “swing states” o estados en los que a veces gana el partido Demócrata y a veces el Republicano. Gracias al sistema de elecciones indirecto (por electores), es que los candidatos presidenciales solo hacen campaña en estos estados (Nevada, Arizona, Pennsylvannia, Michigan, Wisconsin,) donde no se sabe cuál será el partido ganador.

Las personas votan electores y esos electores, cuyo número depende del número de habitantes en ese estado, son los que votan al candidato a presidente. La mayoría de los estados son consistentemente rojos (gana el partido Republicano) o azules (gana el partido Demócrata). Esta es la razón por la cual un candidato presidencial no gastaría ni un centavo en hacer campaña en estados como New York, New Jersey, California (azules) o Texas, Florida, Alabama (rojos).

El partido Republicano ha perdido el voto popular (directo) en las últimas 8 elecciones presidenciales. Esto indica que la mayoría de los votantes (el voto no es obligatorio) no desean que los republicanos manejen el poder ejecutivo. Lamentablemente, no necesariamente el voto directo indica el ganador de la contienda ya que lo que un candidato debe ganar es el número más grande de electores. El total de electores a nivel nacional es de 538, el candidato que gana 270 electores o a partir de ese número es el ganador de la presidencia de la nación. En las elecciones presidenciales de 2020 Biden ganó 306 votos electorales mientras Trump 232.

Las razones por las cuales no hay diferencias significativas en las encuestas estando tan cerca del final del proceso de votación son variadas. Recordemos que la votación ha sido abierta en sus múltiples formas (por correo, en persona por adelantado) hace algunas semanas atrás en muchos estados y finalizará con el voto en persona del día martes 5 de noviembre.

Una de estas razones tiene que ver con la forma en que se decidió elegir a Kamala en reemplazo de Biden que pudo haber quitado credibilidad hacia su figura. Kamala fue elegida por la maquinaria del partido Demócrata luego del desastroso debate que Biden tuvo con Trump, en el que mostró un deterioro cognitivo visible y es por ello que decidieron que era un buen momento para que se retire de la contienda. Para ese entonces faltaban días para la realización de la Convención Demócrata donde los electores realizan la votación final, casi como poniendo el sello a las elecciones primarias.

Kamala Harris - Partido Demócrata

La realidad es que no hubo opciones más que Biden y en este caso “uncommited” (el voto protesta por Gaza) en la boleta de las elecciones primarias, debido a una decisión partidaria de no poner ningún otro candidato que desafíe el liderazgo de Biden. Es una táctica que se usa cada vez que un presidente cumple sus primeros cuatro años de gobierno. Durante la Convención Demócrata podrían haber habido más candidatos ya que no existe una regla que lo impida, sin embargo el partido decidió que lo mejor sería simplemente reemplazar a Biden por Kamala y ahorrarse la controversia. Una vez más los votantes miembros del partido demócrata no tuvieron influencia en las decisiones que se tomaron en los más altos niveles sin un consenso.

Otra razón que podríamos barajar es el hecho de que Kamala no se está diferenciando de Biden en ninguna política. Una de las políticas que muchos, sobretodo las personas que han estado protestando por el fin de la violencia hacia los Palestinos y la población de origen árabe o Palestinos y Libaneses cuyas familias están siendo afectadas, es el envío de armas hacia Israel y el apoyo incondicional no importa las atrocidades que cometa este país. Israel está violando todas las leyes de la guerra posibles bombardeando hospitales, escuelas, sistemas de potabilización de agua, sistema de desagüe, tiendas de campañas, sistema de comunicaciones, convirtiendo a Gaza en un lugar invivible. Estados Unidos esta proveyendo el 69% de las armas utilizadas en esta destrucción.

Los funcionarios del departamento de estado, defensa y el Pentágono han sonado alarmas sobre la violacion de leyes nacionales que impedirían la transferencia de armas o recursos a países que estén violando leyes internacionales como es la Ley Leahy. Sin embargo, hemos escuchado en medios de comunicación alternativos a diferentes funcionarios que renunciaron como protesta, que a pesar de de estos informes documentando las violaciones del estado de Israel las autoridades del gobierno ignoran estos informes. La decisión última está siendo tomada por el presidente Biden. Estos votantes, en su mayoría no van a votar por Kamala y votarían por la candidata del partido verde, lo cual haría desaparecer un gran porcentaje de potenciales votantes que antes del conflicto de Oriente Medio hubiesen votado por el partido Demócrata.

De este modo la campaña de Kamala ha decidido darle la espalda a estos votantes y buscar aquellos votantes Republicanos que disgustados por el candidato de su partido están evaluando votar a Kamala. Para ello la semana pasada Kamala comenzó un tour de campaña acompañada por Liz Cheney. Cheney, quien fue una de los dos Republicanos que lideraron los procesos de juicio político a Trump, es la hija del nefasto vice-presidente de George W. Bush, Dick Cheney. Cheney padre fue quien, durante la guerra de Iraq, defendia a capa y espada los métodos de tortura aplicados a los sospechosos por el ataque a las torres gemelas y el Pentagono. Ambos Dick y Liz están respaldando a Kamala a través de comunicados públicos y acompañándola en algunas visitas a los diferentes estados.

Dejando de lado los errores cometidos por la campaña de Biden y ahora Harris, lo que preocupa a los analistas constitucionales son las diferentes estrategias que la campaña de Trump intentará implementar si los votos electorales estuvieran parejos, es decir que ambos candidatos tengan la misma o una mínima diferencia de electores. Neal Katyal, profesor de derecho constitucional y ex-funcionario de Barack Obama, en su artículo en el New York Times : “En caso de una crisis electoral, esto es lo que necesitas saber”, argumenta que durante estas elecciones podría ocurrir una crisis constitucional. Todo indica que Trump desafiará los resultados de las elecciones si las perdiera.

El argumento de Katyal es que en las elecciones pasadas Trump inició más de 60 procesos judiciales para desafiar los resultados de las elecciones estatales perdiendo cada uno de estos procesos. Luego presionó a legisladores estatales y a gobernadores para que consiguieran grupos de electores falsos que votaran por él. También acosó a funcionarios electorales locales para que eliminen votos en varios condados y cuando todo eso falló se concentró en el Congreso Nacional exigiendo la no certificación de los votos de los electores provenientes de los diferentes estados. Amenazó a Mike Pence, su vice-presidente quien debía finalizar el proceso con la apertura de los sobres donde se encontraban los votos, certificar el resultado final y anunciar el ganador (Biden), pero Pence se rehusó a hacerlo. Luego intentó que los mismos legisladores Republicanos impugnaran los votos de ciertos estados. Pero la diferencia de votos era significativa y no era fácil eliminar tanta cantidad de votos. Finalmente, incitó a sus seguidores a tomar el Congreso, pero tampoco funcionó.

Jill Stein, la candidata del partido verde, abiertamente a favor del embargo de armas y el fin del apoyo incondicional a Israel, podría darle la victoria a Trump. Históricamente las terceras fuerzas quitan votos del ala mas izquierda del partido Demócrata y esto beneficia al partido republicano.

Si todo sigue como las encuestas lo indican esta diferencia de votos electorales no sería tan amplia como en la elección anterior, lo que daría espacio a más maniobras para torcer el curso de los resultados. Katyal menciona en su artículo: “Los canallas ya no son amateurs. Han pasado los últimos cuatro años preparándose, elaborando meticulosas estrategias en múltiples frentes: legislaturas estatales, Congreso, poderes ejecutivos, jueces elegidos por el voto popular, para intervenir en caso de que las elecciones estén reñidas.”

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