Segunda guerra civil en EEUU
En los medios de comunicación locales se refieren al conflicto interno entre republicanos y demócratas, entre quienes creen que la última elección presidencial fue fraudulenta y quienes creen que fue legítima. Esto es, entre los primeros, que creen que la revuelta del 6 de enero de 2021 fue una defensa de la democracia por parte de “patriotas”, y los que creen que fue un intento de golpe de Estado, en términos de segunda Guerra Civil.
No fue una Guerra Civil en un modo tradicional donde dos ejércitos se enfrentan en un campo de batalla, sino en el sentido moderno. La profesora de la Universidad de San Diego Bárbara F. Walter, especialista en guerras civiles alrededor del mundo, participó en un estudio financiado por la CIA para predecir el derrumbe de las democracias y el comienzo de guerras civiles.
La democracia de EE.UU. ha ingresado a un terreno muy peligroso.
Walter indica en su libro “Cómo comienzan las guerras civiles y cómo pararlas” que, si “como analista se enumeran los eventos que llevan a los países a condiciones que hacen posible una guerra civil, encontrarás que la democracia de los Estados Unido ha ingresado a un terreno muy peligroso”. Y continúa diciendo que los países que más están en riesgo no son aquellos que tienen graves problemas de inequidad o que son heterogéneos en materia de religión, o aquellos gobiernos altamente represivos, sino aquellos que viven bajo una democracia “parcial”, con alto grado de polarización y que son más capaces de agarrar un arma y comenzar una lucha armada.
Respecto a cómo sería entonces esta Guerra Civil moderna, la profesora Walter indica: “ellos planearán la resistencia online, crearán estrategias de cómo erosionar la democracia en todos los niveles y así conseguir el control de algunas partes del país. Crearán caos y miedo. Y obligarán a los estadounidenses a elegir un lado”.
EEUU pasó de ser una democracia, a convertirse en una “anocracia”, es decir, un régimen que tiene características de una democracia y una autocracia.
Una investigación realizada por el Centro para la Paz Sistémica (Center for Systemic Peace) sobre la fragilidad de las democracias del mundo, ha bajado de categoría a los Estados Unidos en materia de estabilidad política. EEUU pasó de ser una democracia, a convertirse en una “anocracia”, es decir, un régimen que tiene características de una democracia y una autocracia. (https://www.systemicpeace.org/)
Según la ONG Southern Poverty Law Center, que hacen un seguimiento de grupos extremistas locales, existen unos 566 grupos extremistas “antigobierno” activos durante el año 2020, de éstos ,169 son milicias armadas.
La combinación peligrosa de las campañas de desinformación, la tergiversación de los hechos y el acceso a las armas podría ser letal en este país. Ya existen milicias anti-gobierno como The Three Percenters, The Proud Boys y otros responsables del ataque al Congreso, o quienes planearon el secuestro de la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer, durante las pasadas elecciones presidenciales. Según la ONG Southern Poverty Law Center, que hace un seguimiento de grupos extremistas locales, existen unos 566 grupos extremistas “antigobierno” activos durante el año 2020, de éstos ,169 son milicias armadas.
Según la profesora Walter los grupos que comienzan una guerra civil son aquellos que fueron dominantes en algún momento y que han perdido popularidad, o que hay algo que amenaza esa dominancia. En este caso, el Partido Republicano se siente amenazado por el crecimiento de la población de “color” (inmigrantes, afro-americanos, refugiados) y temen que esta democracia pluricultural los sepulte en el cementerio de los olvidados. Por ello es que avanzan con medidas legislativas a nivel estatal que reducen el poder de voto de la gente de color y prioriza el voto “blanco”, convirtiendo a estos Estados en autocracias lideradas por la minoría.
¿Cuál es la receta para salir de esta zona de peligro donde la violencia pareciera ser la única salida? La creación de políticas que solidifiquen las instituciones democráticas. El único problema es que ni siquiera hay un consenso dentro del Partido Demócrata, ni una conciencia de unos pocos que bloquean estas políticas de que nos encontramos en un punto de inflexión en la historia de la democracia estadounidense.