La libertad de expresión es un derecho colectivo
El Peligro de multa para el periodista Santiago O´Donnell, si no entrega las grabaciones de su libro sobre Mauricio Macri, es un atentado a la libertad de expresión, que es un derecho colectivo. El fallo ya fue apelado por sus abogados Damián Loreti y Cristian del Rosario, y es enorme el repudio desde todos los sectores del periodismo.
En un amenazante fallo, peligroso para la libertad de expresión y violatorio de la Constitución Nacional, la jueza Marta Gastaldi intimó al compañero periodista Santiago O’Donnell, a que entregue todas las grabaciones de sus conversaciones con Mariano Macri para su libro Hermano, en donde habló sobre el ex Presidente Mauricio Macri sobre la trama de poder y los negocios de la familia.
Que parezca un accidente
Mariano Macri parece haber quebrado la “omertá”, la ley del silencio, código de honor inviolable de las sociedades secretas de origen italiano, como la Cosa Nostra, la Camorra o la Ndragheta, esta última una mafia que hace rato dejó de ser un grupo de bandidos calabreses, que secuestraban a personas, para convertirse en un holding del crimen.
El miedo no es sonso: los fiscales de la justicia italiana Falcone y Borsellino, acusadores en el juicio contra la Cosa Nostra en 1987, fueron asesinados tras las condenas. Y por estas horas, cincuenta y ocho testigos aceptaron revelar los secretos del clan Mancuso y de sus asociados en un megajuicio contra la Ndragheta, que cuenta entre sus miembros relevantes a varios paisanos de apellido Macri.
La jueza Gastaldi hizo lugar a un pedido del entrevistado, con el argumento de que se trata de una medida preliminar destinada a “brindar certeza” para la preparación de un ulterior juicio por daños y perjuicios contra el periodista. El reclamo había sido iniciado en diciembre. O’Donnell, quien nunca fue notificado de que existía una causa en tal sentido, fue intimado ahora con la advertencia de que si no entregaba las grabaciones durante esta semana, deberá pagar una cuantiosa multa por cada día que transcurra.
Mariano Macri le había enviado dos cartas documento. Según palabras de O´Donnell, “una diciéndome que no podía publicar el libro porque estaba hecho en base a conversaciones que tuvo conmigo en la intimidad. Después me mandó una segunda carta documento en la que agregó que, además, le entregara todas las grabaciones”. Son 18 horas de grabaciones realizadas entre enero y agosto de 2020.
“Mariano Macri me mandó una segunda carta documento en la que agregó que, además, le entregara todas las grabaciones” ,
Santiago O´Donnell.
Eugenio Raúl Zaffaroni, ex juez de la Corte Suprema, expresó que “sobran razones jurídicas, no sólo de carácter civil y procesal, sino también en torno a la reserva del periodista, e incluso a la privacidad de cualquier ciudadano argentino, conforme a la jurisprudencia nacional e internacional”.
El hecho es tan grave que, desde el conflicto por 357 despidos en Télam en 2018 cuando Hernán Lombardi declaró que “ganó el periodismo”, no había un arco tan amplio y extendido de repudio al interior de la prensa argentina.
Comunicadores, periodistas y trabajadores de prensa de todas las ideologías y de los medios más diversos se solidarizaron con Santiago O’Donnell. Junto al SiPreBA (Sindicato de Prensa de Buenos Aires), se expresaron –entre otras entidades y personalidades– ADEPA, que agrupa a las empresas periodísticas, y FOPEA, de fuertes vínculos con el macrismo.
Libertad de expresión y organización sindical
La Comisión Interna y la Asamblea de Trabajadorxs de Página 12, junto a SIPreBA, se puso inmediatamente a disposición de Santiago O’Donnell. Desde el Sindicato, consideramos que la libertad de expresión es un valor y un derecho colectivo que debemos defender conjuntamente en las redacciones y toda la actividad, no sólo por una cuestión política sino también pragmática. Es un derecho colectivo porque afecta a toda la sociedad.
La lógica de los Macri o de la jueza Gastaldi, en donde un empresario poderoso que llega a Presidente no puede ser cuestionado, es la de una sociedad amordazada y amenazada.
El gobierno de Macri, que asumió prometiendo la reconciliación entre el poder político y el periodismo, tal como lo sentenció el entonces jefe de gabinete Marcos Peña en su primera conferencia, fue la peor etapa en la historia de la prensa desde la vuelta a la democracia: cierre de medios, miles de despidos, cercenamiento de voces opositoras, ataque por decreto a las normas y leyes de la comunicación y cientos de periodistas espiados por los servicios de inteligencia.
Además de política, nuestra postura es pragmática, porque es imposible defender la libertad de expresión de manera solitaria, como un quijote silvestre contra la mafia y los poderosos amparados por jueces.
Correctamente, Santiago O’Donnell inmediatamente hizo pública su denuncia y salió a buscar la más amplia y variada cantidad de adhesiones. En nuestra actividad, hay una gran cantidad de ejemplos de defensa de la libertad de expresión, ya sea con repudios a la censura o críticas y cuestionamiento a la línea editorial que las empresas promueven, en algunos casos impulsando o legitimando delitos, difusión de contenidos misóginos, inconstitucionales o golpistas.
La asamblea del diario La Nación respondió al editorial que promovía una reconciliación con la dictadura genocida, justo un día después de la asunción de Macri como Presidente. Lo mismo contra otro editorial del mismo medio que planteaba “madres, no niñas”, en clara apología a la violación y en el contexto del debate por el aborto.
El repudio colectivo en ambos casos fue tan potente y grande que el propio medio tuvo que buscar la manera de dar marcha atrás, dar explicaciones o mostrar esas voces disonantes, viéndose obligados a publicar el repudio de sus trabajadores en las páginas del diario.
En el libro No nos callan nunca más, de Tomás Eliaschev, periodista y dirigente de SIPreBA, abundan ejemplos en la historia de nuestro gremio de lucha colectiva por los contenidos, la libertad de expresión y contra la censura.
También abundan las conquistas y los avances que después quedan plasmadas en leyes que impiden que juezas como Gastaldi multen a un periodista por realizar una investigación que, por los hechos que relata, cuestiona a un ex Presidente.
Por todo ello también es decisiva la existencia de un Sindicato de Prensa representativo de todos los trabajadores y trabajadoras de la actividad, que discuta las cuestiones profesionales como un problema de máxima importancia.
No vamos solos por el mundo
Existe un debate histórico en la actividad periodística sobre la necesidad de una academia o colegio que discuta los problemas profesionales, y que en definitiva defienda la libertad de expresión como derecho colectivo. También ante cada atropello que comienza como un ataque individual a un periodista por realizar una investigación o cobertura determinada.
Este debate estuvo presente durante el año pasado cuando más de 2.000 trabajadores de prensa firmamos una solicitada titulada “Periodistas”, en defensa del derecho a informar y del derecho de la sociedad a estar informada. Allí manifestábamos que “la defensa de la libertad de expresión tiene una acción doble: nuestro derecho a informar y el derecho de la comunidad de informarse.
Y entendemos a esa libertad de expresión como una conquista colectiva, no desde posiciones individuales ni sectarias
No es nuestra libertad, es de toda la sociedad. Un mejor periodismo es decisivo para contribuir a una mejor discusión pública, sobre todo en tiempos tan complejos como estos, atravesados por la angustia de una pandemia”.
El rol de SiPreBA y de FATPREN fue determinante para lograr la reacción rápida en un momento en donde el problema de la libertad de expresión estuvo en agenda, para acompañar la iniciativa de una gran cantidad de compañeros y compañeras de los medios más diversos. Ése es el camino que debemos profundizar.
Por Agustín Lecchi . Delegado de la Comisión interna del Noticiero de la TV. Publica y Secretario de Organización del SiPreBA
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