Internacionales

Alerta, “antivacunas”

Varios frentes de batalla se abrieron a raíz del desarrollo de la vacuna contra el Coronavirus. Cruces de intereses económicos y políticos interfieren en el trabajo a contrarreloj que llevan adelante científicos de todo el mundo.
En este tablero internacional juegan varios actores. Entre ellos, los llamados “movimientos antivacunación”: se trata de un sector minoritario de la sociedad que rechaza la vacuna. Estos grupos se concentran principalmente en las redes sociales, instalando ideas que van desde teorías “conspiranoicas”, hasta posibles curas con medicinas alternativas. La revista británica Nature alertó sobre la propagación de estos mensajes y los efectos en las personas que desconfían de la ciencia. “Las páginas en Facebook que no creen en las guías de salud son más efectivas a la hora de llegar a personas indecisas que las propias agencias sanitarias gubernamentales”, sostiene el informe de Nature. Uno de los grupos antivacunas investigado por Nature se llama “Rabia en contra de las vacunas”, y ya cuenta con más de 35 mil miembros en Facebook. Su lema es la frase “defendiendo la humanidad natural en contra de la tiranía médica”.

El New York Times anticipa una “guerra de información sobre la vacuna”. El diario neoyorquino aseguró que los grupos “antivacunas” son mucho más organizados de lo que se piensa, y que los gigantes de Internet como Facebook y Google deberían ser más rigurosos con los contenidos que se publican en las plataformas sociales. La red social Twitter acaba de lanzar nuevas etiquetas con la marca “contenido engañoso” para las publicaciones con definiciones dudosas o erróneas sobre el Coronavirus. El objetivo es frenar la avalancha de noticias falsas. Los algoritmos de las redes sociales premian a los que van siempre al ataque y consiguen más interacciones (positivas o negativas), colocándoles en el centro del debate.

En Brasil, los grupos “anticiencia” se manifiestan abiertamente en las calles con el respaldo de la voz oficial. Jair Bolsonaro, presidente del gigante sudamericano, hoy el tercer país con más casos de Coronavirus en el mundo, acaba de liberar la venta de cloroquina, pese a carecer de evidencia científica para curar la Covid-19. En la misma sintonía, el presidente de EE.UU. Donald Trump fue más allá, y aseguró estar consumiendo este medicamento desde hace al menos dos semanas.
Investigadores de la Universidad de Washington analizaron por qué resulta atractivo el mensaje de los “antivacunas”. Neil Johnson, entrevistado por ABC, sostuvo que el éxito de los mensajes radica en cuestionar el papel de las grandes farmacéuticas, los gobiernos, hablar de las libertades civiles o de la libertad de elección. Los “antivacunas” se muestran “antisistema” pero no sustentan sus trabajos con evidencias científicas.
Según el tráfico de información que circula en Internet, estos movimientos crecen con un fuerte impulso en EE.UU. La Universidad de Washington busca ahora estudiar la relación entre estos mensajes “antivacuna” y los patrones de voto en las elecciones presidenciales de noviembre, en las que Trump se jugará la reelección.