Bolivia: ¿Elecciones o democratización del golpe?
Ante un panorama de total ilegalidad Bolivia atraviesa una campaña electoral como si nada hubiese ocurrido en los últimos meses. Repasemos. Golpe de Estado, persecución a la oposición, detenciones, atentados, represión, muertos, ministros asilados, Evo Morales refugiado primero en México y luego en Argentina (estatus actual) y un llamado a elecciones con la condición de que el presidente depuesto no se presente como candidato del MAS. Situación descabellada como pocas en la historia ¿Quién garantiza transparencia en el futuro proceso electoral? ¿La OEA? ¿La misma que legitimó el golpe de estado?
Luis Arce (exministro de economía) y David Choquehuanca (excanciller) fueron los elegidos por Evo para representar al MAS en los comicios nacionales. Del otro lado, una oposición que sigue fracturada. El frente anti Evo no logra unificar una candidatura, hasta el momento, todos van por separado. La presidenta de facto Jeanine Añez, el excandidato Carlos Mesa, Jorge Quiroga, el excívico Luis Fernando Camacho y el pastor evangélico Chi Hyung Chung ya presentaron sus binomios (el 3 de febrero cierra la inscripción de las fórmulas).
En cada elección en Bolivia siempre existieron dificultades para el traslado de los votos desde lugares de difícil acceso donde habitan las comunidades indígenas. Por este motivo el escrutinio definitivo se demoró en los últimos comicios . Las urnas provenientes de lugares remotos llegaron más tarde a los centros de conteo y modificaron la tendencia a favor de Morales. Ahora ante un panorama de ilegalidad absoluta tras el golpe, hay sospechas de que estos votos que históricamente favorecieron al MAS, sean manipulados o directamente no sean registrados por alteración de los padrones.
El titular del Tribunal Supremo Electoral, Salvador Romero, designado a dedo por el gobierno de facto, confirmó que además de la OEA, la UE (Unión Europea) y Uniore (Unión Interamericana de Organismos Electorales) serán los observadores internacionales el 3 de mayo. En los primeros días de enero EE.UU. envió a Bolivia una misión de “expertos en sistemas electorales” y representantes de la USAID (Agencia para el Desarrollo Internacional), la Oficina de la Democracia, DD.HH y el Departamento de Trabajo de Estado, según confirmó un boletín de la misma embajada de Washington en suelo boliviano. Aquí se abre otra sospecha sobre el papel que jugarán todos estos organismos ya con antecedentes injerencistas en Bolivia, en especial la USAID.
Según un informe del intervenido Tribunal Electoral, unas 20 mil personas fallecidas fueron depuradas del padrón. Para las próximas elecciones se sumaron 125.000 nuevos registros, principalmente de jóvenes, además de 230.000 personas que se volvieron a empadronar por cambio de domicilio. El organismo electoral prevé tener en marzo “el padrón debidamente saneado” para los comicios de mayo.
¿Es posible confiar en el proceso electoral después de las experiencias golpistas (con diversos formatos) en Honduras, Paraguay y Brasil? ¿Cómo no sospechar y poner en duda la transparencia de los próximos comicios en Bolivia? ¿Elecciones o democratización del golpe?