Bolivia: crónica de un golpe
Por Héctor Bernardo
Renunciaron el presidente Evo Morales y el vicepresidente Álvaro García Linera, y la presidenta del Senado Adriana Salvatierra. Las hordas fascistas de la derecha lanzaron una cacería y secuestraron a familiares de los ministros y diputados y los obligaron a renunciar. La Policía se amotinó y junto con las Fuerzas Armadas sumaron su apoyo a los golpistas. Los medios de comunicación del Estado fueron usurpados por los grupos golpistas.
El presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales, y su vicepresidente, Álvaro García Linera, presentaron las renuncias a sus cargos para que la oposición ponga fin a los hechos de violencia que desataron en todo el país. También renunció la presidenta del Senado, Adriana Salvatierra. El líder fascista Luis Fernando Camacho, presidente del Comité Cívico de Santa Cruz, se puso a la cabeza del golpe de Estado. También fue parte el ex candidato presidencial Carlos Mesa en las recientes elecciones del 20 de octubre pasado, en las que Morales fue reelecto para el período 2020 -2025. El mandatario obtuvo el 47% de los votos y en segundo lugar se colocó el ex mandatario Carlos Mesa, con el 36%. La Constitución boliviana plantea que hay dos formas de ganar las elecciones presidenciales: la primera es si uno de los candidatos obtiene más del 50% de los votos; la segunda, es si el candidato que obtiene el primer lugar supera el 40% de votos y queda con más de 10 puntos de ventaja sobre el segundo. Esta última opción es la que se dio en las elecciones de 20 de octubre.
La votación contó con cientos de veedores internacionales, y el sistema electoral pasó por varias auditorías previas. A pesar de ello (y como ya habían anunciado los sectores de extrema derecha en caso de que Evo Morales resultara ganador), desconocieron los resultados. La oposición, en un primer momento encabezada por el candidato Carlos Mesa, desconoció el resultado, denunció fraude y exigió que se realice un balotaje.
Morales convocó a una auditoría de los resultados electorales encabezada por la Organización de Estados Americanos (OEA) y pidió a la oposición que participe de la auditoría. La oposición se negó a participar y los sectores más radicalizados encabezados por el presidente del Comité Cívico de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, comenzaron a pedir la renuncia del presidente Morales.Camacho y sus seguidores desataron la etapa violenta del golpe de Estado contra el gobierno de Morales. Los grupos de extrema derecha comenzaron a realizar ataques de carácter fascistas y racistas contra todo aquel que “identificaran” como seguir del partido de gobierno, el Movimiento al Socialismo (MAS). Quemaron casas de dirigentes vinculados al gobierno.
La Policía se amotinó, se autoacuarteló y las Fuerzas Armadas se negaron a intervenir. Los grupos de derecha atacaron los medios de comunicación estatales y amenazaron y secuestraron a familiares de ministros y diputados para obligarlos renunciar.
El gobierno denunció la complicidad del Gobierno de Estados Unidos y militares retirados en el golpe. En ese marco de violencia fascista y con las Fuerzas Armadas sumadas al golpe de Estado, el presidente Evo Morales, el vicepresidente García Linera y la presidenta del Senado Adriana Salvatierra, presentaron su renuncia.