La “renovación” en la Sociedad Rural Argentina
En las últimas dos semanas se eligieron nuevas conducciones en las dos entidades empresarias más antiguas del país, la Unión Industrial Argentina (UIA) y la Sociedad Rural Argentina (SRA). En la primera entrega, abordamos la UIA. Esta será la ocasión para la SRA.
Por Marina Dossi y Marcelo Panero
Sociedad Rural Argentina: la más tradicional se renueva
En la SRA fueron consagrados Nicolás Pino y Marcos Pereda Born como presidente y vice respectivamente, representantes del opositor “Movimiento Compromiso Federal”, que derrotaron a la lista oficialista “Unidad y Acción”, con Daniel Pelegrina y Carlos Vila Moret. Fue la segunda elección consecutiva donde se presentaron dos listas (la anterior fue en 2018), hubo un alto número de votantes y estuvo precedida por una campaña electoral intensa. Esto constituye un hito en el historial de la entidad, caracterizada por la renovación de autoridades consensuada, con lista única y relativamente baja participación.
En la SRA fueron consagrados Nicolás Pino y Marcos Pereda Born, como presidente y vice respectivamente.
Esta elección reflejó algunas transformaciones del sector agropecuario que tuvieron su expresión al interior de la entidad, sumados a algunos cambios que venían gestándose en la misma desde hace unos años, y permiten vislumbrar ciertas perspectivas a futuro. La disputa por el máximo cargo de conducción se dio entre un dirigente no dedicado actualmente a la producción agropecuaria y un productor no propietario de sus tierras, secundado por un fuerte empresario agroindustrial. Esto da cuenta de las transformaciones socioeconómicas que vienen sucediendo en el agro desde hace varios años, donde el sujeto central de la producción mutó, del propietario de tierras, al empresario agropecuario. Aunque tardíamente, este proceso permeó a la SRA y se expresó en esta elección.
Al interior de SRA, desde la asunción de Etchevehere como presidente, se observa una mayor apertura. Éste no provenía de la provincia de Buenos Aires ni era residente en CABA (como la mayoría de los ex presidentes de la entidad), sino de Entre Ríos y era marcadamente más joven que los anteriores titulares de la entidad. Además, su gestión (2012-2017) se caracterizó por una mayor interacción con otros actores (integración del Foro de Convergencia Empresarial, diálogo con sectores sindicales extra sectoriales) y una fuerte vinculación partidaria con el macrismo, que redundó en su designación como ministro (luego secretario) de agroindustria en 2017.
El sujeto central de la producción mutó, del propietario de tierras, al empresario agropecuario. Aunque tardíamente, este proceso permeó a la SRA y se expresó en esta elección.
Este proceso de renovación fue generando posicionamientos diferentes en torno a varios puntos. Por un lado, al tipo de gestión de la institución con temas y modos más tradicionales en un sector, frente a otro que se pretende más profesionalizado. Por otro lado, a la modalidad de actuación en relación a la defensa de los intereses que representa SRA. Ambos sectores coinciden cerradamente en considerar al “campo” como el motor de la economía, y entender que “si al campo le va bien, le va bien al país.” Los matices están dados por el ámbito de agregación política donde deben defenderse dichos intereses. Para el sector más tradicional, lo gremial reivindicativo debe primar frente a lo político-partidario, de ahí su mayor distancia del gobierno de Mauricio Macri luego de la reinstalación de las retenciones a las exportaciones en 2018. Para el sector más afín a la renovación, el “proyecto político” (expresado partidariamente en Cambiemos) debería priorizarse a la defensa gremial. Por ello, su apoyo irrestricto hasta el fin del mandato. Finalmente, hay importantes divergencias acerca del modo de selección de autoridades. La línea más tradicional se atiene al mecanismo de que un comité político, conformado por los ex presidentes (que no integra Etchevehere), decida quiénes ocuparán los cargos ante cada renovación de autoridades. La corriente más renovadora proponía un mecanismo más participativo, que respetara las representaciones territoriales. Detrás de todas estas diferencias hay una disputa por la distribución del poder institucional.
Estos diferentes posicionamientos se tradujeron en la conformación de dos grupos políticos, que se disputaron las elecciones de 2018.
Estos diferentes posicionamientos se tradujeron en la conformación de dos grupos políticos, que se disputaron las elecciones de 2018 (Pelegrina vs Ruete Güemes) y reeditaron la contienda en 2021, donde finalmente resultó triunfador el grupo político que expresaba la renovación, con Pino a la cabeza y el apoyo fuerte de Etchevehere.
Por lo expresado hasta aquí, puede esperarse una SRA: i) más claramente identificada con un proyecto político-económico, opositor a las directrices del Gobierno Nacional, donde las acciones gremiales estén en sintonía con ello; ii) persistentes ejes de conflicto vinculados a los distintos tipos de intervención estatal (regulación de mercados, derechos de exportación, etc.); iii) canalización de dichos conflictos a través de la Mesa de Enlace, expresión tanto de la “agenda común” de las entidades en relación a estos temas, como del reconocimiento de la merma del potencial individual de cada entidad por separado; iv) una participación más activa en distintas articulaciones empresarias de cúpula (Consejo Agroindustrial Argentino, Foro de Convergencia Empresarial, por ej.), no exenta de disputas por la distribución del excedente y del poder político-gremial entre los distintos niveles de cadena productiva.
Marina Dossi (Doctora en ciencias sociales, Investigadora en Conicet, Docente en Idaes-Unsam). Marcelo Panero (Doctor en ciencia política. Docente e Investigador Universidad Nacional de General Sarmiento).
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