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Continúa la baja del desempleo aunque crecen los ocupados sin registrar

Por Eugenia Rodríguez, Centro de Economía Política Argentina (CEPA)

Se conoció el dato de desocupación para el tercer trimestre de 2022, que se ubicó en 7,1%. Tres ejes para entender el mundo laboral actual.

En primer lugar, resulta evidente que la desocupación continúa bajando en la Argentina, registrando el porcentaje más bajo desde 2016 (fue 8,5% en igual periodo). En relación al tercer trimestre de 2021 está 1,1 puntos porcentuales por debajo.
Si se mira en perspectiva, ¿qué había pasado en el periodo anterior? Vale recordar que este proceso a la baja se da tras el pico de 11,7% del tercer trimestre de 2020, con el fuerte impacto de la pandemia, y que viene de un 2019 donde, tras cuatro años de medidas de destrucción de fuentes de trabajo, la desocupación había llegado al 9,7% en igual periodo (ya en 2016 escalaba a 8,5%, en 2017 bajaba a 8,3%, para volver a subir en 2018 a 9%). Es decir que lo que se intenta es desandar ese proceso que duplicó la desocupación en el país.

Más personas que trabajan o buscan trabajo activamente en el mercado laboral.

Ahora bien, ¿qué sucedió entonces este trimestre? En valores absolutos, el desempleo alcanza a 989.000 personas, si se considera la muestra de la Encuesta Permanente de Hogares (INDEC). Por su parte, la tasa de actividad se encuentra en niveles máximos históricos (47,6%), luego de una sensible caída en pandemia.
En relación, la población económicamente activa (PEA) se incrementó en 394.000 casos con respecto a 2021, lo que da cuenta de más personas que trabajan o buscan trabajo activamente en el mercado laboral, sin que exista por el contrario un efecto desaliento que pueda ser motivo de la caída de la tasa de desocupación por inactividad. Por lo tanto, hay más población buscando trabajo y que logra encontrarlo (el aumento de la ocupación fue de 518.000 personas).

Dicho lo anterior y en un segundo orden de análisis, ¿qué características tienen esos trabajos? Los datos recientes dan cuenta de que, en comparación con el mismo trimestre del año anterior, la reducción de la desocupación se vincula a la generación de empleo sin aportes jubilatorios (que pasó de 10,2% a 12%).
Si se observa la cantidad de ocupados con descuento jubilatorio, es posible detectar que se mantiene estable, e incluso con alguna caída, entre el tercer trimestre del 2021 (5.990.580) y el mismo periodo de 2022 (5.870.004). Al tiempo que, al poner la lupa sobre los ocupados no registrados, el número asciende de 2.951.880 (tercer trimestre 2021) a 3.504.480 este año.
Lo anterior enciende las alertas si se considera además que la no registración impacta en el acceso a los derechos laborales actuales y en el acceso al derecho jubilatorio futuro, así como en el propio sostenimiento del sistema de Seguridad Social.
Se agrega que la subocupación (gente que busca otro o más trabajo porque no está satisfecha con lo que tiene) se mantiene en torno al 11%, nivel similar al 2018, por lo que habría gente dispuesta a trabajar más obteniendo mejores ingresos, pero faltarían puestos para esta demanda. Además, no debe perderse de vista que el dato de asalariados no registrados de EPH es un piso que no da cuenta de la totalidad del mundo de la informalidad laboral, de mayor dimensión.

En tercer lugar, en este contexto se reabre permanentemente la preocupación por los ingresos ya que, como se ha mencionado en otras oportunidades, el crecimiento del empleo no va acompañado con una evolución creciente de los salarios reales. Ello se evidencia tanto por las condiciones en las que se da el trabajo no registrado, como al mirar los datos difundidos de la Canasta Básica Total ($145.949 en noviembre) y comparar su evolución con la mediana de salarios registrados privados (el punto donde la cantidad de asalariados registrados se divide en mitades).
Los datos muestran que la relación de la mediana de salarios con respecto a la CBT se redujo desde mediados de 2017 y hasta finales de 2019, pasando de representar 112,7% a un 84%,; en otras palabras, la mediana de salarios creció muy por debajo. Esto se profundiza levemente con la pandemia y luego se recupera en niveles cercanos al 90%, en buena medida como resultado del efecto “tarifas”. No obstante, según los últimos datos, para noviembre de este año, la mediana es el 89,9% de la CBT. Hay que recordar que comparamos salario individual de un trabajo registrado privado vs un indicador (CBT) para familia tipo (4 integrantes), lo que supone que ese hogar es pobre solo si en dicho hogar el único ingreso es el mencionado salario.
Finalmente, señalar que continúa la recuperación del empleo, pero los ingresos de gran parte de la población no logran superar el umbral de la canasta básica, aumentando así la fragmentación y dispersión entre trabajadores tanto dentro del mundo registrado como, y más aún, en relación a los no registrados.

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