Portugal no quiere volver a la austeridad
Ganó el socialismo en Portugal. António Costa fue reelegido, es el primer ministro portugués que se opuso a la receta de ajuste impuesta por el FMI.
Costa formó gobierno en 2015 con un frente de izquierda al que los medios y los analistas políticos europeos le daban tres meses de vida. Pasaron seis años y hoy Costa y el socialismo se consolidan con una histórica mayoría parlamentaria.
Portugal lidiaba con el impacto de la crisis internacional de 2008. En 2011 pidió un rescate de 91 mil millones de dólares al FMI, a la Comisión Europea y al Banco Central Europeo. El combo incluía despidos, recorte salarial y reducción de beneficios públicos. Por estas latitudes (América Latina) se llama ajuste.
La alianza liderada por Costa llegó al poder en 2015 y desarmó el paquete de austeridad que el anterior gobierno cumplía a instancias de los organismos internacionales.
Las medidas propiciaron una fuerte reactivación económica. Costa rompió con las recetas tradicionales. A su ministro de economía, Mário Centeno, lo llamaban “el Cristiano Ronaldo de las finanzas ”. Aumentó el salario mínimo, se recuperaron las pensiones y se restauró una jornada laboral de 35 horas semanales para el sector público. Lo novedoso fue que estos programas sociales se hicieron de una manera fiscalmente responsable.
Los resultados del plan económico lograron devolver de manera anticipada el rescate al FMI. Las cuentas de Portugal estaban equilibradas y no sólo eso, el país crecía.
Se redujo el déficit (11% en 2010 a 0,5% en 2018), se achicó la deuda pública (133% a 124%) , la desigualdad y la tasa de desempleo (16% en 2013 – 6,7% en 2019).
En 2019, Costa logró el triunfo de los socialistas, aunque tuvo que gobernar en minoría. Durante su mandato Portugal registró el primer superávit presupuestario en 45 años de democracia. Luego llegó la pandemia y cambió la historia. Pero si hay algo que los portugueses no quieren es volver a la austeridad.
En elecciones anticipadas, Costa ganó su tercera legislatura. Las elecciones fueron convocadas tras disolverse la alianza con la izquierda al no llegar a un acuerdo por el presupuesto 2022.
Se redujo el déficit (11% en 2010 a 0,5% en 2018), se achicó la deuda pública (133% a 124%) , la desigualdad y la tasa de desempleo (16% en 2013 – 6,7% en 2019).
Costa fue nuevamente premiado por la recuperación que logró en su país. Aunque también avanzó la derecha. Pero no la tradicional. El Chega de ultraderecha se acomodó como tercera fuerza y como cuarta, la Iniciativa Liberal.
Hasta último momento, los sondeos daban una paridad entre los socialistas y el Partido Socialdemócrata con Rui Rio como candidato. Incluso Rio llegó a superar al actual primer ministro en algunos sondeos.
Un amplio sector de la población confió en las encuestas, así también como en 2015 pensaron que Costa no iba a poder gobernar con una alianza de izquierda, un país estallado por la crisis .
Hoy, la experiencia portuguesa bien podría considerarse en países como la Argentina que vuelven a estar, otra vez, atados a una deuda (ilegal) pero que el Gobierno se comprometió a negociar. La clave está en la receta.
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