Actualidad Panorama Político

Acuerdo con el Fondo, desacuerdos de fondo

El preacuerdo con el FMI y las opciones. La renuncia de Máximo Kirchner a la presidencia del bloque del Frente de Todos. Las internas a través de los medios. El futuro del país, no solamente de una fuerza política.

El Gobierno “había” recuperado la iniciativa política por méritos propios, y la perdió nuevamente por demérito también exclusivo. La POLÍTICA se dirime en internas, en el territorio y en los ámbitos de debates internos, en las mesas políticas. No es productivo, digamos que es bastante pobre, que la política se “resuelva” vía Infobae con Román Lejtman –línea Albertista- y El Cohete a la Luna con Horacio Verbitsky –línea Kirchenirsta-. Algunos pensábamos que la POLÍTICA era, y es, otra cosa. Cuando un dirigente renuncia a un cargo, debería dejar los beneficios y no las responsabilidades, no al revés. A un trabajador o trabajadora abandonar su puesto de laburo le suele costar muchísimo más. El discurso antipolítica, – con minúscula- gana nuevamente terreno porque algunos dirigentes le dan argumentos. Repetimos una vez más una frase ya dicha varias veces: si se fuera o fracasara el Frente de Todos en la gestión Alberto Fernández, no viene un gobierno más a la izquierda ni Cristina, sino la derecha más extrema de Juntos por el Cambio, mientras los fachos autodenominados “libertarios” tendrán más adeptos de clases media y baja para acrecentar su discurso antipolítica – que llaman “casta”-. En Juntos por el Cambio están felices, lo que es muy preocupante para el país.
“Ningún acuerdo con el FMI es bueno, pero de todos éste era el mejor posible”, definió Alberto Fernández. “Nadie en nuestro espacio político puede estar contento con el FMI, pero se hizo todo lo que podía hacerse”, completó el ministro de Economía Martín Guzmán. Había dos opciones: default o negociar. La primera supone una corrida cambiaria; el Gobierno no cuenta con los dólares en el Banco Central para contrarrestarla. ¿Resultado? “En este escenario, un default era un problema enorme, era salir del partido. Era como si estuviéramos jugando al fútbol y nos sacaran de la cancha para que volvamos a entrenar”, definió el Presidente. Leáse, el fin de su mandato producto de la suba del dólar, los precios, la inflación y, consecuentemente, de la pobreza.

Es bastante pobre que la política se “resuelva” vía Infobae con Román Lejtman –línea Albertista- y El Cohete a la Luna con Horacio Verbitsky –línea Kirchnerista- .

Por otro lado, sumando las deudas con el FMI, los privados y la de las empresas –que no paga el Estado pero que tiene que “vender” los dólares-, Argentina debiera disponer de u$s 25 mil a 30 mill millones por año; imposible. Cualquier negociación trae implícita ganar en algunos aspectos y perder en otros. Y más si se trata de una negociación con el Fondo Monetario Internacional, a la cual el Estado llegó muy debilitado por el gigantesco condicionamiento en que lo dejó la gestión de Cambiemos. Para quienes dicen que ganó ese espacio porque se avaló su deuda, habría que recordar que el Estado argentino ya había legitimado la de la dictadura cívico-militar. Y si simplemente se dice que ganó la derecha, es cierto, pero ese triunfo no es de estos días, sino que data del 2018, del momento preciso en que se condicionó al país y al pueblo con los 45 mil millones de dólares de deuda.
 Por lo que sabe hasta ahora, el preacuerdo (“entendimiento”) no exige transformaciones estructurales –reformas previsional ni laboral, privatizaciones, baja de salarios-, eso en sí mismo es un gran logro. Sí se habla de aumento de tarifas, hay discrepancias en el porcentaje  y es uno de los principales interrogantes.. Es grave que se exijan “tasas de interés positivas” (que superen la inflación”) porque enfría la economía. Tan molestas y condicionantes como inevitables las revisiones trimestrales del FMI. Con respecto al déficit de 2.5% para el año próximo, no parece imposible de cumplir, ya que, en pandemia, Argentina registró el 3%. Es difícil, sí claro, es una negociación.

https://agendasur.com.ar/wp-content/uploads/2022/02/Comunicado-bloque-Frente-de-Todos-Máximo-Kirchner.pdf

 En síntesis, la táctica elegida es que en los próximos dos años no haya que pagar capital y que se pateen para adelante esos vencimientos. Luego se torna más difícil su cumplimiento, y ahí probablemente habrá que renegociarlo, de la misma manera que sucede con el acuerdo con los bonistas privados que logró ahorrar u$s 37 mil millones. A partir del 2025 los pagos se hacen muy pesados. Con todo, se entiende que la estrategia es que, en esos años, la correlación de fuerzas latinoamericana –Lula da Silva en Brasil, Gabriel Boric en Chile, Luis Arce en Bolivia y ojalá Gustavo Petro en Colombia, más México, Venezuela y Cuba-hagan más beneficiosa la renegociación. Como dijo el economista Ricardo Aroskind en Agenda Sur, “la situación internacional de deuda de los países es enorme; nadie piense que Argentina es el país más endeudado del mundo, para nada, lo que pasa que la irresponsabilidad Macrista generó deuda de cortísimo plazo.” También el “mal de muchos” podría jugar a favor si las condiciones globales no mejoran y habría que “ayudar” a sostener el capitalismo mundial.

El Frente, ¿de todos?

La situación económica y social argentina es tan grave que no habilita aún centrarse sólo en 2023, sino en el aquí y ahora. En ese sentido, Máximo Kirchner no era “solamente” el presidente del bloque de diputados del FDT lo reemplaza Germán Martínez, cercano a Agustín “El Chivo” Rossi-, sino también que aún es el presidente del PJ de la Provincia de Buenos Aires, el líder de La Cámpora, la principal organización del Frente y, lo más importante políticamente, portador de un apellido célebre para el campo popular, que es lo que precisamente lo posicionó en esos lugares. Es mucha responsabilidad, que requiere actuar en consecuencia para el bien no personal, sino del país. Axel Kicillof, otro Kirchnerista, por ejemplo, tiene una responsabilidad de gestión y actuó en consecuencia. Volver al “llano” no es ser diputado nacional, sino militar sin ningún cargo político ni con sus beneficios. Justamente, como dijo Máximo, “por la magnitud y excepcionalidad del préstamo que alcanzara los 57.000 millones de dólares (casi 6 veces el monto cancelado en el año 2005)”, no es factible pagar y ya, deshacerse del FMI, esta vez es un poco más complejo. Y no está Lula en el poder para tomar conjuntamente una decisión de esa envergadura.

Máximo Kirchner renunció a la presidencia del bloque del Frente de Todos. Lo reemplaza Germán Martínez, diputado nacional por Santa Fe, cercano a Agustín “El Chivo” Rossi.

Alberto fue elegido por Cristina como armador de un gran Frente que ganara las elecciones en 2019, ordenar la quebrada economía argentina (deuda con el FMI y los privados, básicamente) y comenzar a reordenarle la vida a las y los argentinos. Esto pensado estratégicamente como un Gobierno de transición. Pero ojo, que una transición habilita dos salidas, una por izquierda, pero ante un fracaso, otra por derecha… El primer paso se cumplió exitosamente. El segundo anda en eso (esperemos), según lo que hasta aquí conocemos.  Y con respecto al tercero, lenta, pero persistentemente, se está en camino. Siempre y como condición indispensable (no suficiente) está la unidad del FDT, que todos proclaman, pero pocos cumplen.

Además, están los gobernadores y el integrante menor del FDT, Sergio Massa. Sería también deseable que no le regalaran el Frente a Massa. Si bien desde el 2019 juega bien, también es cierto que antes lo hizo bastante mal. En realidad, siempre jugó para él, y eso ahora implica posicionarse como el “mediador”. Cuidado con que no cobre políticamente “de más”.

Estas “peleas” se sabe cuándo comienzan y nunca cuándo ni cómo terminan. Ahora todo está en duda: la firma del acuerdo porque pueden faltar los votos en diputados que, se suponía, estaban; la unidad del bloque; la presencia del Kircherismo en el Gobierno y, nuevamente, la eventualidad del default si no se aprobara el preacuerdo. Ya hubo una renuncia masiva con vacío de poder tras las elecciones PASO. Esperemos no repetir esa peligrosísima experiencia. Cristina no habló en estos días, pero sí lo había hecho en la anterior carta y en la Plaza de Mayo frente al Presidente y la multitud: “Presidente, yo sé que tenemos muchas dificultades, pero siempre digo que, ante las grandes adversidades, grandes acciones. (…)  Presidente, comprométase que cada dólar que encontramos en el exterior se lo vamos a dar primero al Fondo de los que fugaron, de los que se la llevaron sin pagar impuestos. Que sea un punto de negociación con el Fondo”. A lo que el Presidente le había respondido: “No tengas miedo Cristina; los ajustes pasaron a la historia”. Y aquel día completó: “Si el Fondo Monetario me suelta la mano voy a estar agarrado de la mano de cada argentino”. Supuestamente, el FMI no se la soltó. Asimismo, es de esperar que ni él se la suelte al pueblo con ajustes no anunciados, ni el Kirchnerismo políticamente a él. Siempre en el medio está el pueblo.

Ver más

DEJA UNA RESPUESTA

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *