Trump persigue a los “traidores”
Antes de las elecciones presidenciales de 2020, Donald Trump había hecho varias acciones éticamente cuestionables para sacar ventaja en las elecciones presidenciales. Pero cuando vio que los votos no le daban para ganarlas, comenzó una serie de acciones ilegales, como presionar a los funcionarios electorales de algunos Estados del país, entre otras acciones. Culminó con la fallida toma del Congreso por sus seguidores el día que se certificaba la elección nacional a favor del demócrata Joe Biden.
Trump nunca aceptó haber perdido las elecciones 2020, y no contento con ello, impulsó la “gran mentira” de haber ganado por “avalancha” (landslide), diciendo que le había robado la elección a través de fraude electoral. El fraude electoral es difícil -no imposible- de realizar en este país, ya que hay muchas instancias municipales, regionales, Estatales y nacionales que deberían dar su “colaboración” para concretar un fraude electoral masivo.
Trump logró imponer la narrativa del fraude electoral.
De todos modos, Trump logró imponer la narrativa del fraude electoral frente a muchos seguidores del Partido Republicano, quienes, según las encuestas, alrededor de dos tercios está convencido de que Trump fue el verdadero ganador. Para ganar sus elecciones locales, muchos legisladores Republicanos también adhirieron a esta farsa, aunque sepan de hecho que Biden es el presidente legítimo. Debido a esto, muy pocos legisladores se animan a contradecir esta narrativa, y la situación se ha puesto crítica que tanto legisladores como funcionarios electorales reciben aún hoy amenazas de muerte.
Respecto a los funcionarios electorales, a partir de la certificación de los votos en sus municipios, condados o Estados, durante las elecciones presidenciales de 2020 han sido víctimas de amenazas de muerte, incluso a sus familias, y se ha visto un número significativo de funcionarios que se jubilan o renuncian a sus puestos. Esto podría tener implicancias graves en próximas elecciones si los funcionarios no se reemplazaran a tiempo, o no se contrataran a funcionarios idóneos o capaces de soportar semejante presión. Un ejemplo de ello fue una amenaza telefónica recibida por un funcionario electoral del estado de Vermont, que dice: “ Éste puede ser un buen momento para ponerte una puta pistola en tu puta boca y apretar el gatillo … Sabés que hay una razón por la cual introdujimos nuevamente a los pelotones de fusilamiento: No más inyección letal sin dolor, de ahora en más pelotones de fusilamiento y gas venenoso para una muerte tortuosa. Tus putos días están contados”.
Después de muchos meses de negociación, esta semana se aprobó una de los proyectos de ley menos controversiales que, además, fue apoyado con su voto por 13 senadores Republicanos: la ley de proyectos de infraestructura que incluye reparaciones de puentes y rutas, modernización de transporte de trenes, reemplazo de tuberías de agua potable que contienen plomo, extensión de redes de Internet, entre otras obras indispensables. Estas son obras que deberían haberse hecho hace décadas, y que tanto Estados republicanos como demócratas se beneficiarán ya que no sólo se reparará infraestructura anticuada sino que generará fuentes de trabajo local. Estos 13 legisladores también fueron objetivo de amenazas. El expresidente Trump, en una reunión pública declaró que los legisladores que apoyaron con su voto este proyecto de ley deberían estar avergonzados de sí mismos. Otra legisladora por el estado de Georgia publicó en su cuenta de twitter la lista de los trece “traidores”.
Los Republicanos se encuentran cómodos con aceptar esta clase de amenazas a funcionarios. Aún más, el legislador Paul Gosar representante de Arizona publicó en su cuenta de twitter un animé “fotoshopeado” asesinando a su colega la legisladora, Alexandria Ocasio Cortez. Ante el pedido de remoción, el líder de la minoría republicana en la Cámara Baja, Kevin McCarthy, no hizo declaración alguna al respecto. Al ver el silencio y la negativa de comenzar un proceso interno dentro del Partido Republicano para penalizar al legislador, los Demócratas realizaron una sesión para un proceso de “censura”, que lo aparta de las comisiones parlamentarias en las que participaba aunque no implique una remoción de su cargo.
Alexandria Ocasio-Cortez en su última exposición dedicó 10 minutos a hacer una lista de todas las veces de otros legisladores que la insultaron y la deshumanizaron. Hay que aclarar que AOC (así la llaman a Alexandria en EEUU) es una de las legisladores con más amenazas de muerte de esta Cámara, y cuenta con guardia de seguridad personal. “¿Por qué es tan difícil de aceptar que esto está mal? Esto no tiene que ver conmigo ni con el representante Gosar. Esto tiene que ver con lo que estamos dispuestos a aceptar… Hacerlo pasar como un chiste, algo que no tiene importancia, que no tiene implicancias…”. Ella explica que estos actos forman parte de “una cultura de impunidad, de aceptar la violencia y lenguaje violento contra las mujeres, y una estructura de poder que apoya esto. No sólo funcionarios del Partido Republicano me han faltado el respeto, aún más, el presidente de los Estados Unidos el año pasado me dijo que me vaya a mi casa, a otro país, implicando que no pertenezco a los Estados Unidos. El lenguaje deshumanizante no es nuevo, y lo que vemos es que esta clase de incidentes son parte de un patrón. Un patrón de una actitud específica hacia las mujeres y la deshumanización del otro.”
Legisladora AOC: “No sólo funcionarios del partido republicano me han faltado el respeto, aún más el presidente de los Estados Unidos el año pasado me dijo que me vaya a mi casa a otro país, implicando que no pertenezco a los Estados Unidos.
Luego de esta sesión donde se lo despojó de sus responsabilidades en comisiones parlamentarias con 207 votos republicanos en contra y 221 votos demócratas, más dos republicanos (Cheney y Kinzinger) a favor de la moción de censura, Gosar re-tuiteó una publicación de un seguidor con el video en cuestión, mostrando su falta de arrepentimiento sobre lo que acababa de pasar. Lo que más preocupa a algunos en estos momentos es la inacción del Partido Republicano para repeler actos internos de incitación a la violencia. Y además, la debilidad del Partido Demócrata, que a pesar de incansables intentos, no logra poner en el banquillo a quienes la incitan.