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Las campañas no están “listas”

Los errores propios y ajenos en una campaña “negativa”. Las listas para las legislativas. Las internas cerradas y las abiertas. Datos de lo que piensa la sociedad y que adelantan cómo se comportará.

Cerraron las listas de candidatos para las elecciones legislativas. El grueso del electorado todavía está alejado de la campaña. El clima electoral a esta altura se circunscribe a las/os muy politizados y a las/os propios dirigentes, esto es, a quienes tienen decidido su voto más allá de quiénes sean las/os candidatos, los núcleos duros de ambos sectores: del Peronismo y la centro-izquierda por un lado, y las derechas, con sus variantes de centro a extrema, por el otro. La ideología todavía es una categoría válida, indispensable para entender la política, más allá que algunos la menosprecien. No significa que sea definitoria ni única para comprender el comportamiento del electorado soberano. Más complejo es aquel que afirma que “a mí la política no me interesa” o “soy independiente”. Ése es quien suele definir las elecciones y que, a su vez, resuelve su voto más cerca del domingo clave. Es un electorado más inestable, oscila; a esta altura, en las encuestas aparece como “indeciso” o “no sabe-no contesta”. Por eso, cuando falta más de un mes para las PASO del 12 de septiembre, las encuestas que miden candidatos hay que mirarlas de costado. La rosca por las listas terminó y la campaña empezó, pero el electorado todavía no le presta demasiada atención.

Cierre de listas:  no cerraron las heridas internas

En general, en ambos espacios primó la indispensable unidad. Sin embargo, hay excepciones. El Frente de Todos tuvo un cierre mucho más ordenado,  conformando listas únicas en casi todos los distritos, especialmente en la provincia de Buenos Aires y en CABA. En ambos, expresan el poder interno de cada sector: en pcia. el Kircherismo es muy fuerte; en CABA hay un excelente candidato, Leandro Santoro, que probablemente logre un par de puntos más que el 30% que últimamente alcanza el Peronismo. El resto de la lista responde al “loteo” del PJ de la Capital y las fuerzas afines, al que no se le suele caer una idea para hacerle una oposición interesante a Horacio Rodríguez Larreta, ni “construye” seriamente a mediano plazo para disputarle el Gobierno a la derecha. De hecho, quienes se enfrentaron a Larreta del 2015-19 no están representados en su justa medida en las listas.

Fuente: Estudio de Opinión Pública Nacional de Analogías, del 30 y 31 de julio sobre los 24 distritos del país.

Esa unidad no se logró en Santa Fe, donde habrá una interna que llama la atención:  el gobernador Omar Perotti consiguió el apoyo del Presidente y de la vice Cristina Fernández. quien priorizó, con razón, la necesidad de lograr un triunfo en la única provincia de las grandes –excepción hecha de Buenos Aires- donde puede conseguirlo; no así en Córdoba ni Mendoza. Pero un Kirchnerista puro, como lo es Agustín Rossi, se plantó, por algo le dicen “El Chivo”: cree –también probablemente con razón- que Perotti apuesta a largo plazo a una construcción más parecida a la del cordobés Juan Schiaretti, y no quiere saber nada con el espacio “Hacemos Santa Fe”, ídem de “Hacemos por Córdoba”, ambos con el nombre propuesto por el publicista y político Martín Seijas, que ya había trabajado para varios radicales y políticos que se diferenciaron del Peronismo. Como el que gana conduce, si Rossi triunfara en la interna, a Cristina no le será complicado apoyarlo. Quizás a Albero Fernádez le cueste un poco más; el Presidente su jugó públicamente por la lista de Perotti y Rossi no es un “Albertista”. Un gran e interesante desafío político: no puede ser que un Frente no pueda organizar una interna en buenos términos; eso representa el fracaso de la política. Mucho menos que una disputa interna deba ser necesariamente descarnada, como lo fuera la de Julián Domínguez contra Aníbal Fernández por la candidatura a gobernador de la provincia de Buenos Aires en 2015. Una interna en buenos términos convoca al electorado, amplia el espacio y moviliza a la militancia.

Ni Juntos ni por el Cambio

Si bien en Juntos por el Cambio también primó la unidad, las peleas son mucho más duras, mediáticas y patéticas. Pareciera un dato menor, pero considerando la importancia que ese espacio le da a la comunicación, -uno de sus pocos fuertes-, hay que señalar el nuevo nombre: ya no era Cambiemos, ahora tampoco es Juntos por Cambio en la provincia de Buenos Aires, sí lo mantiene en CABA, donde están mejor vistos. Que Mauricio Macri esté lo más lejos posible en Zurich “trabajando a destajo”; que su apellido no figure ni con su primo Jorge; y que María Eugenia Vidal no pise el Conurbano es parte de lo mismo. De toda la etapa 2015-9 sólo queda el “Juntos”, así, a secas, y está por verse cuán juntos estarán después de los resultados. Plantearon un “código de ética interna”, no lo firmaron ni respetaron. Hasta aquí no se pusieron de acuerdo siquiera en que no se van a mentir entre ellos; de la oposición pueden decir cualquier cosa y al electorado, sí, ya le mintieron cuatro años

Fuente Analogías.

A favor tienen la posibilidad que armaron: una interna competitiva entre el PRO Larreta y la UCR que “vuelve” con el viejo-nuevo Facundo Manes. Sin duda concentrará la atención de las PASO y, si no se “matan” políticamente, puede potenciar la alianza. Pero lo que mal empieza, mal acaba, y empezaron “muy mal”… No sólo habrá que ver quién gana ni sino cómo y por cuánto. Los Radicales no tienen muchas más posibilidades de ser los conductores de la alianza de derecha, así que no se encolumnarán fácilmente detrás de Larreta. Éste, con el migrado vice Jefe de Gobierno de la Ciudad Diego Santilli como su candidato en la provincia, -en sentido contrario que Vidal que lo será en CABA- jugó fuerte; y el resultado también lo será. Hasta aquí logró ordenar al PRO puro y duro, no a todos Juntos…

La campaña “negativa”

Recién empezó, pero también empezó muy mal. El Frente de Todos intenta decir cómo se saldrá de la crisis económica. Tiene a favor el plan de vacunación que avanza, ahora con la combinación de vacunas para las segundas dosis. En contra, la circulación de la variante Delta que multiplica exponencialmente los contagios y el número altísimo de fallecidos. En la mayoría de los países donde la Delta se confirmó con circulación comunitaria llevó a nuevos cierres. Acá será –casi- imposible: la crisis, la demanda de reactivación económica no lo permitirán. El “71% de la población –encuestada de todo el país- cree que la recuperación económica y el empleo comenzó poco o nada”, según lo refleja la consultora Analogías. Si bien lentamente los índices de actividad industrial y construcción son positivos, todavía no tienen ni la magnitud necesaria ni le “llegó a la gente”. La inflación, particularmente de los alimentos, es y será “el tema”: el 68% considera que el poder adquisitivo seguirá igual o será menor en los próximos meses. Esos son los problemas de “campaña” del electorado.

Fuente Analogías: expectativas sociales sobre el poder adquisitivo del salario.

Con todo, hay un cambio positivo en las expectativas que la sociedad experimenta, básicamente por el plan de vacunación y el comienzo de la reactivación económica: “ En este marco registramos entre 4 y 5 puntos de la muestra que se desplazaron, desde opiniones adversas, al Gobierno Nacional a expresar un apoyo expectante. Esta modificación en la segmentación por opinión política coincide con un acortamiento de los plazos percibidos y esperados de salida de la pandemia”, concluye la consultora Analogías.  “El acelerado ritmo de vacunación durante los meses de junio y julio, el descenso registrado en la cantidad de casos diarios y la recuperación todavía heterogénea de la actividad económica, convergen para una mejora paulatina pero sostenida de las expectativas económicas y sanitarias”. “El 58% considera que el plan de vacunación está constituyendo a que se vuelva a la normalidad”, en no menos de ocho o nueve meses. El 66% conoce a muchas personas de su entorno que ya fueron vacunadas, y sólo el tres por ciento dice no conocer a nadie que haya recibido al menos una dosis. El 56.4% piensa que la oposición no ayuda a resolver los problemas económicos. “Sólo un 30% considera que la oposición política está colaborando con el Gobierno Nacional para superar la crisis”, afirma la conclusión de la consultora. Lo que habla mal no solamente de la dirigencia opositora sino de una parte de la sociedad toda; el porcentaje que la vota es mayor, esto es, hay gente que la elige aún sabiendo que no ayuda a resolver los problemas, más bien lo contrario.

Fuente Analogías: sorpresivamente, la TV es la fuente primaria de información.

Cristina Fernández propuso una campaña para debatir ideas políticas: “Es vital discutir cómo se va a pagar y quiénes van a pagar esa deuda. Debatamos los números del endeudamiento, los números de la caída del empleo, son números duros y crudos que golpean todos los días las puertas de los hogares argentinos. Son momentos difíciles para todos y todas. Con números y seriedad, y mirando lo que nos pasó en los últimos años porque el marketing y el coaching se nota cada vez más; y con saltitos y risitas no vamos a ninguna parte”. Es difícil que la oposición la escuche, y menos que discutan aquello de lo que no pueden hablar por el desastroso gobierno que hizo Cambiemos. Así como el Frente de Todos no tiene ideas para plantearle al electorado de CABA, la oposición no tiene un tema importante del que pueda hablar seriamente, de manera creíble. Es por eso que apuesta al fracaso del Gobierno y fomenta los escándalos televisivos; además sabe hacerlo y los medios son suyos. Por eso la elección se resolverá más por errores propios que por virtudes ajenas. En el oficialismo, si es cierto que se recibió gente en Olivos durante el aislamiento que no se correspondía con las funciones de gobierno. En la oposición, el mamarracho misógino de Fernando Iglesias y Waldo Wolff acusando a Florencia Peña de prostituta es un ejemplo. Los más grave es el contrabando de armas a Bolivia apoyando un golpe de Estado es mucho más grave institucionalmente. La TV elige de acuerdo a sus intereses políticos y, luego lógicamente, por el que da rating. Llamativa y preocupantemente, la “gente” aún elige informarse primariamente por la televisión: “El 43% elige la televisión como principal medio para informarse”, o desinformarse… Que la campaña sea negativa no es responsabilidad sólo de algunas y algunos políticos.

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