Los poderes, la política y el poder político
El audio del periodista Horacio Verbitsky haciendo alarde del pedido de una vacuna para sí mismo “a su amigo” el ex ministro de Salud Ginés González García, con arrogancia, prepotencia y un narcicismo pocas veces vistos, es verdaderamente despreciable.
La dimensión del daño causado al proyecto político del Frente de Todos se verá en las elecciones de octubre, pero que será utilizado por la oposición en la campaña y que perjudicará al oficialismo no caben dudas. Cómo y cuánto afecta la credibilidad social también y se verá en los próximos días. El lema del Peronismo, actualizado por las circunstancias, debiera ser que “los únicos privilegiados son las/os adultos mayores y/o con factores de riesgo”: Es lógico y esperable que un liberal priorice sus intereses personales por sobre los generales; su concepción filosófica es ellos solos consiguieron lo que tienen, y dicen que “a pesar del Estado”. Una falacia absoluta, pero en la que creen, pese a sus históricas prebendas de ese mismo Estado que ambicionan “mínimo” o privilegios de toda índole, como ser excluidos de la lista del blanqueo de capitales por ser parientes del ex presidente Mauricio Macri. Es repugnante, pero lógico. Ahora, cuando un privilegio, infinitamente menor comparado con el anterior es llevado adelante por quienes defienden políticas populares, es inadmisible e indefendible. Ante un dilema que implica beneficiarse uno individualmente o el colectivo, siempre, indefectiblemente, en un gobierno popular la prioridad debe ser el conjunto. De lo contrario, la conducta tiene la bajeza del más básico individualismo.
Culpable
Un error lo comete cualquiera, sí, si solamente fuese un error. El audio del periodista Horacio Verbitsky haciendo alarde del pedido de una vacuna para sí mismo “a su amigo” el ex ministro de Salud Ginés González García, con arrogancia, prepotencia y un narcicismo pocas veces vistos, es verdaderamente despreciable. Pareciera cualquier cosa, menos un error. Una persona tan informada y conocedora de la política, del impacto de sus palabras, hace ingenuo pensar que sólo haya cometido un descuido. El tiempo dirá, pero no parece suficiente, aunque obviamente válido, el mensaje del periodista: “Mi vacunación en el Ministerio de Salud fue un error grave, del que me arrepiento, y por el que pido disculpas”. Leerlo fue duro, escuchar el audio de poco más de un minuto, indignante. Él se jactó de decir que no se iba a vacunar, que primero quería esperar ver cómo evolucionaban otros vacunadas/os. ¿Verbistky considera que otros ciudadanos menos poderosos e influyentes deben experimentar primero para que una persona como él se vacune? Luego, irónico, con sarcasmo, relató que “bueno, pues ayer me vacuné; decidí vacunarme” y sólo tuvo que llamar a su amigo… Con amigos así, Ginés… Lo inmoló. Tampoco sabía dónde quedaba el Hospital Nacional Profesor Alejandro Posadas, “ahí nomás de la villa Carlos Gardel”. Claro, cómo iba a ir hasta allí. Menos aún esperar un par de días, que es el “sacrificio” que le hubiera costado hacer bien las cosas, esto es, hacer lo que siempre se encargó de pregonar. Hubiera sido un hecho “legal y social”, como el organismo de derechos humanos, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) que dirige, y cuyas trabajadoras/es dignamente se encargaron de despegar de semejante acto egoísta. Otroas/os laburantes del ex club de jazz La Revuelta, que funcionó en Ciudad de Buenos Aires, en Álvarez Thomas y Elcano, recuerdan a Verbistky, quien solía asitir y ubicarse en una mesa siempre privilegiada, pero no se dignaba siquiera a mirar a las ojos a las/os camareras/os, quienes se peleaban por “no” atenderlo por el aire de superioridad con el que se manejaba.
El responsable
Ginés González García desarrolló una gestión “casi” impecable: reconstruyó un ministerio devastado por quienes ahora hablan de salud pública, como el ex secretario radical de Cambiemos Adolfo Rubistein; desarrolló el plan Remediar; impulsó el plan de los 1000 días de cuidado de madre e hijes, junto a la ley de interrupción voluntaria al aborto voluntario del embarazo; aumentó significativamente el número de camas de terapia intensiva para que a nadie le faltara la atención necesaria. En síntesis, encabezó un ministerio que se puso al hombro la mayor epidemia conocida en la historia. Pero cometió un acto propio no de la “vieja”, sino de la “mala política”: se sentía debilitado por el cuestionamiento en los medios de comunicación y quiso “fortalecerse” quedando bien con amigos, empresarios y periodistas. Ese supuesto poder de los guiños es sólo aparente, dura lo que tarda en que circule la información, horas.
Hay muchos adultos mayores que hace un año que no salen de sus casas, aún hoy se cuidan, y lo bien que hacen. Algunos, incluso, no ven siquiera a sus hijas/os y nietos. Así que este hecho merecía la respuesta que tuvo de parte del Presidente: inmediata remoción. Lamentable, porque su gestión pública iniciada ya hace años con los medicamentos genéricos no merecía este final, pero el daño causado en este contexto es significativo.
Ginés González García cometió un acto propio no de la “vieja”, sino de la “mala política”: se sentía debilitado por el cuestionamiento en los medios de comunicación y quiso “fortalecerse” quedando bien con amigos, empresarios y periodistas.
Políticamente es similar al perjuicio causado por el ex Secretario de Obras Públicas José López. Nada tienen que ver con esas conductas la gran mayoría de las/os funcionarias/os y militantes del campo popular. Es más, son ellas/os quienes terminan dando explicaciones por algo que les es totalmente ajeno. “Los políticos son todos iguales”, el discurso anti política beneficia a quienes pretenden mantener el status quo: los representantes de los poderes fácticos. Para modificar ese esquema es indispensable la política, y para ello hoy las buenas formas son condición necesaria, no suficientes claro, pero sí primarias.
La respuesta
Carla Vizzoti, una experta que diseñó el plan de vacunación contra el Covid, deberá ahora remontar la parada. La situación de por sí es muy compleja: la pandemia. Además, será, ya lo fue, cuestionada por mujer. En un esquema político aún patriarcal, deberá encarar la gestión y las negociaciones con –casi todos “los”- gobernadores. De la misma manera, deberá continuar enfrentando el lobby de los laboratorios. En el debe tiene, quizás, el conocimiento y las relaciones políticas con los que contaba Ginés. Pero sabe y labura mucho, ya lo demostró. Será clave sostener la vacunación en el AMBA; en ese sentido tiene una excelente relación con el equipo del gobernador Axel Kicillof, el ministro Daniel Gollán y su segundo Nicolás Kreplak. Y el apoyo de Alberto y Cristina Fernández, claro. Ellos deberán garantizarle “por arriba” la colaboración de los gobernadores
Cada vez que en el Gobierno de la Ciudad hay que hacer una inscripción, ya sea por una vacante para las escuelas o ahora para la vacuna, “se cae el sistema”: impersonal, sin responsables.
La desastrosa gestión del Jefe de Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, en el listado para las inscripciones, luego de que ese espacio político haya militado la no vacunación, es silenciada por los grandes medios “independientes”. Cada vez que hay que hacer una inscripción, ya sea por una vacante para las escuelas o ahora para la vacuna, “se cae el sistema”: impersonal, sin responsables. Ésa es la respuesta oficial y para los grandes grupos mediáticos, alcanza. La oposición, que no logra articular un discurso y propuesta políticas más que apostar a la catástrofe sanitaria, se encontró con un regalo político.
Con todo, esta crisis dejó expuesta la precariedad y la debilidad de la correlación de fuerzas del Gobierno. Pareciera, ojalá, que muchos propios tomaron nota de esta realidad y cerraron filas “bancando” al Presidente en su decisión, firme y rápida. No alcanza con decir qué hubiera pasado si hubiera gobernado Juntos por el Cambio. Esto no fue una operación, básicamente porque el hecho existió. El gobierno de Mauricio Macri mandó a la muerte a 44 submarinistas, los espió y ocultó información sobre le Ara San Juan; nadie renunció. Eso es correlación de fuerzas. Ante un hecho menor, el gobierno popular debió, y así lo hizo, echar a un ministro. Ya difundió la lista oficial de vacunados en el Posadas… Cómo sucede con el Covid, se sabe cuándo comenzó, pero no cuándo ni dónde terminará el ya bautizado por los grandes medios “VacunatorioVip”.