Salud y Educación

Crimen del ciclista: cuando la mano dura no es la mano que hay que dar

Por Maximiliano Ghielmetti

El asesinato ocurrido en el barrio de Retiro tiene como principal sospechoso a un menor de 15 años. Este acontecimiento puso en debate nuevamente la baja de la edad de imputabilidad. Mientras se interpelan las emociones desde algunos sectores, la pregunta importante es saber si la baja de punibilidad influye en la baja de la criminalidad. Una oportunidad para conocer la historia de Cosntanza Setrini, donde a la violencia no le responde con más violencia.

En abril del año pasado, Julián Setrini tenía 20 años cuando caminaba con su tía por Sarandí. Un ladrón le quiso robar el morral y le tiró un cuchillazo en el corazón. Julián murió horas más tarde en una cama de hospital. Su hermana Constanza eligió el camino alejado de la mano dura y pasó a formar parte de la organización “Víctimas por la paz”, donde el concepto de víctima no es patrimonio exclusivo de quienes reclaman venganza, sino de quienes piensan en la integración como un recorrido para la pacificación social. Nos cuenta que el asesino de su hermano, actualmente tiene 27 o 28 años y está detenido, procesado no condenado, ya que no llegó aún a juicio por una causa que prevé cadena perpetua. Agrega que “anteriormente estuvo preso en dos oportunidades por tenencia o comercialización de estupefacientes y por robo a mano armada. Según consta en la causa, no tiene estudios formales”

AS: ¿Creés que algo parecido le va a pasar al pibe de 15 años sospechoso del crimen del ciclista? 

CS: Entiendo que es diferente debido a que, al ser menor de 16 años, no corresponde que atraviese un juicio, pero también que hay varios tristes casos de personas privadas de su libertad que sin tener esa edad están recluidas. Pienso que es común tomar un caso testigo para insistir con el eslogan de la baja de la edad de punibilidad, y que prontamente desaparecerá de los medios de comunicación hasta tanto no haya otro hecho similar. Considero que es una persona muy joven y seguramente ya ha sufrido múltiples exclusiones, que lo ideal es que pueda reconocer la gravedad de su acto y lograr otro posicionamiento, y que para ello debe haber un acompañamiento del Estado a través de sus agentes e instituciones y de la sociedad.

Integrantes de Víctimas por la Paz.

AS:¿Qué te pasa cuando un nuevo hecho pone en debate, casi desde la piel, la baja de imputabilidad?

CS: En primer lugar, recuerdo que la respuesta obvia siempre es el endurecimiento de las penas. Por un lado, reconozco que hay familiares y víctimas que han sido padecientes de situaciones dolorosas como éstas, y que podrían mirar al encierro del ofensor como una respuesta viable. Pero por otro lado es alevoso el tratamiento de los medios de comunicación, y de paso, de funcionarios públicos en ejercicio o en carrera que sólo se apropian del tema cuando está en agenda mediática. Desconocen la Constitución Nacional y los tratados internacionales que nos regulan, más aún la Ley de Protección Integral de las niñes y adolescencias. No se hacen responsables del incumplimiento de sus derechos, no complejizan la mirada sobre si lxs pibxs tienen para comer, si sus padres/madres tienen trabajo, si tienen salud o van a la escuela. Esto da cuenta del desinterés generalizado por este aspecto que es parte de nuestra sociedad, pero sin embargo, aunque al poco tiempo ya no esté en agenda, va formando un discurso que permanece y se agudiza a lo largo del tiempo.

La organización “Víctimas por la paz”: el concepto de víctima no es patrimonio exclusivo de quienes reclaman venganza, sino de quienes piensan en la integración como un recorrido para la pacificación social.

AS:Usualmente se reconoce un tipo de voz en las víctimas que son las que reclaman justicia asociada al “que se pudran en la cárcel”, pero desde la asociación a la que pertenecen tienen otra mirada. Las víctimas suelen esgrimir sus argumentos desde” el a vos porque no te pasó!”, pero a vos sí te sucedió. ¿Cómo fue que estando en ese lugar decidiste pararte con una mirada distinta?

CS: Por el camino ya recorrido tenía un posicionamiento tomado sobre las desigualdades sociales y sus consecuencias. Debo decir, como parte de los sectores populares, como militante y como docente. Sin embargo, sólo a partir de lo que le ocurrió a Julián tomé dimensión de lo penal/ judicial como un tema a observar. Incluso pude ver su posicionamiento sobre el tema penal/o de la inseguridad, a través de textos o tuits, y saber que su mirada estaba más vinculada a lograr justicia social que a la pena individual. Por otro lado, sólo a través de la sugerencia de otro llegué al espacio de Víctimas por la Paz, ya que si bien es una iniciativa colectiva que tiene un importante recorrido, no es conocida para la comunidad en general. Desde este espacio consideramos que hay que humanizar los procesos penales y judiciales, y contribuir a la pacificación de la sociedad. Nos interesa mirar, más que las consecuencias, las causas, y poder transformarlas. Consideramos que esto ocurrirá con un compromiso de todxs, “ofensores”, “ofendidxs”, trabajadorxs, funcionarios y la comunidad en general.

AS: En alguna entrevista señalaste que la cárcel es la demostración que el Estado llegó tarde. ¿De qué se trata esa idea?

CS: Las cárceles están llenas de pobres: la mitad de las personas privadas de su libertad no tienen condena, es decir que en una enorme cantidad de casos podrían – y deberían – atravesar el proceso judicial sin estar encarcelados. Pero sólo las personas de sectores sociales acomodados pueden pagar altas fianzas en delitos excarcelables y lograr su libertad, sin que pueda hacer lo mismo aquel que no cuenta con el dinero. Para los pobres, la sociedad llega en forma de exclusión. El Estado aparece sólo en formas represivas contribuyendo a una mayor marginación. Los índices de escolaridad de las personas privadas de su libertad indican que la mayoría no concluyó los niveles de escolaridad obligatorios, con altas tasas de analfabetismo. El Estado llega tarde porque no cumplió los derechos básicos de esas personas, porque no se interesó por su formación integral como por el acceso básico a derechos.

Desde este espacio consideramos que hay que humanizar los procesos penales y judiciales, y contribuir a la pacificación de la sociedad.

AS: Todo el tiempo se debaten estos temas después de un hecho concreto ,-en este caso el homicidio del ciclista en Retiro-, y no se piensa qué pasó antes para que un pibe termine cometiendo un asesinato. Cuando se habla sólo de la baja de imputabilidad como solución, ¿creés que se simplifica el tema?

CS: Absolutamente, porque es frecuente que quienes son utilizados como conejillo de indias para intentar bajar la edad de punibilidad sean personas que no han visto cumplido sus derechos básicos, ni han tenido oportunidad de retribuir socialmente. Me pongo a pensar si todas las personas están al tanto de que la educación primaria y media son obligatorias. Qué socialización o resocialización se puede construir estando permanente dentro de cuatro paredes, y siendo no solo privados de su libertad, si no también de la salud, de la educación, de la comunicación.

AS: Se puede pensar a la justicia como parte del problema, pero puede ser parte de la solución, ¿conocés quiénes dentro del poder judicial tengan una mirada más inclusiva y menos punitivista?

CS: Dentro del poder judicial hay muchísimos trabajadores y trabajadoras y funcionarios que contribuyen a complejizar la mirada sobre el tema penal. Hay asociaciones que llevan adelante procesos muy interesantes, una de ellas es la Asociación Pensamiento Penal, impulsada por Mario Juliano, de la que justamente nace Víctimas por la Paz. Compañeros y compañeras de estos espacios impulsaron y forman parte, junto con lxs privados de su libertad, de comités de resolución de conflictos, de espacios educativos y de deliberación y decisión colectiva, de iniciativas solidarias o proyectos laborales. Fueron quienes al principio de la pandemia alentaron al uso de celulares en la unidades penitenciarias para que lxs detenidxs puedan comunicarse con sus familias.

Las cárceles están llenas de pobres: la mitad de las personas privadas de su libertad no tienen condena, es decir que en una enorme cantidad de casos podrían – y deberían – atravesar el proceso judicial sin estar encarcelados.

AS: Seguramente no hay una respuesta ni sencilla ni única, pero siendo docente creés que una de las claves está en la educación. ¿Cómo te lo imaginas?

CS: Justamente consideró que es muchísimo más complejo como cualquier aspecto de la vida social el tema de cómo dirimimos los conflictos penales y los delitos que se pueden llegar a dar. En primer lugar, considero que la educación debe ser fundamental a la hora de pensar en una baja de la tasa delictiva, pensada como formación integral, que permita reconocerse a sí mismo y a lxs otrxs como valiosos. Las escuelas son las primeras instituciones del Estado que contienen a niños y familias en los primeros años de sus vidas, por ende desde ellas debemos fortalecer la captación y favorecer la continuidad. Por otro lado, con el estómago vacío, con falta de laburo, sin horizontes posibles, con un lazo social desgranado, es muy difícil pensar que con un sólo aspecto es suficiente. Las políticas públicas, los discursos y los sentidos deben tener una mirada integral, interdisciplinaria, multifacética e interministerial. 

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Vícimas por la Paz