Dengue: El mosquito que vuelve a picar sobre nuestra realidad
Por Maximiliano Ghielmetti
Mientras el minutero, tanto en la Argentina como en el mundo, pone su tensión en la llegada de la o las vacunas contra el Coronavirus, en nuestro país se empiezan a conocer los primeros casos de dengue, la otra epidemia que marca su agenda todos los años. Como con el Covid, se ponen el juego la responsabilidad individual y el rol del Estado, y la acción del hombre sobre la naturaleza para su reproducción. Y una pregunta inquietante, ¿por qué no hay una vacuna contra el virus DENV causante de la enfermedad , cuyo vector es el mosquito Aedes aegypti? Agenda Sur habló con el médico especialista en salud social Hugo Spinelli (MN 63286), director del Instituto de Medicina Colectiva de la Universidad Nacional de Lanús, una de las personas que más sabe del tema y que aporta una mirada lúcida sobre un problema definitivamente socioambiental.
“”Descacharrizar” es una abstracción teórica si vivo en frente de un basural.”
AS: Cuando a principios de este año ingresó el Coronavirus al país, estábamos en pleno brote de dengue. Por entonces se hablaba de cuestiones de clase en relación: que el Covid había ingresado por el aeropuerto y que el dengue afectaba más a los sectores más postergados por las condiciones en las que vivían. ¿Qué cambió y qué se mantiene de esta hipótesis?
GS: El dengue puede afectar a clases medias y altas. En salud se habla de prevención y promoción como sinónimos, pero tienen sentidos muy diferentes: la prevención se utiliza a nivel individual, por ejemplo, con el Covid lavarse las manos. Pero no alcanza con la prevención, o la misma a veces no es barata. Por ejemplo en la salud bucal, un cepillo de dientes que a veces tiene que ser especial, una pasta implica un gasto. Entonces se puede ver la diferencia de salud bucal entre sectores sociales. En el dengue las medidas de prevención a nivel de domicilio son no juntar agua en macetas, tachos, recipientes, poner mosquiteros, cortar el pasto y usar repelentes. Esta es una medida de prevención individual, pero para muchas personas no es algo barato. La diferencia: la promoción no mira individuos, mira colectivos y es una cuestión de política social. Es un rol del Estado promover la salud, tiene que alcanzar sin diferencias de aquel sector social al que se pertenezca.
“La responsabilidad individual puede apelarse cuando la persona tiene uso de los derechos ciudadanos, si no es culpabilizar a la víctima.”
AS: Con el Coronavirus se interpela a la responsabilidad individual para prevenir más casos, ¿con el dengue es lo mismo? O en todo caso, ¿cuál es la responsabilidad que le cabe a los individuos y cuál al Estado?
GS: En relación a la responsabilidad individual muchas veces se culpabiliza a la víctima. Si yo vivo en la periferia de un barrio del conurbano, “descacharrizar” es una abstracción teórica; si vivo en frente a un basural, o si mi casa no tiene las mínimas condiciones de habitabilidad, no tengo agua corriente. La responsabilidad individual puede apelarse cuando la persona tiene uso de los derechos ciudadanos, si no es culpabilizar a la víctima.
“Básicamente, el problema que tenemos es el ambiente: no vamos a poder erradicar el Aedes Aegipty si seguimos deforestando.”
AS: La pandemia puso en evidencia el rol importante de la salud pública que viene de ser subestimada y degradada. ¿Hoy cómo ve esta situación?
GS: El Covid puso en evidencia, no solo en nuestro país, cómo se subestimó a la salud pública. Boris Johnson, el primer ministro inglés, quien quería privatizar el sistema nacional de salud, que es el sistema público más antiguo que hay, terminó agradeciendo el trabajo de esos médicos. Es una cuestión de confundir servicios sociales con mercancías. Eso en crisis se ve claramente. Espero que hayamos aprendido.
“Al no ser problemas relevantes que afectan a sectores poderosos, como si lo hace el Covid que pone en crisis la sociedad capitalista, no hay inversiones para desarrollar una vacuna”
AS: ¿Es un mosquito urbano o por qué causas llega a la ciudad?
GS: El mosquito no es urbano, históricamente era un mosquito selvático, pero como parte de los procesos de deforestación se fue acercando y se fue urbanizando. Lo mismo pasó con el Coronavirus, y también en la gripe H1N1. Es decir, avanzamos sobre la naturaleza, y el costo de la afectación del ambiente, es este tipo de epidemias que no teníamos.
AS:¿Cuántos casos hay en este momento?
Los números son muy preocupantes. La OMS calcula que hay 300 millones de infecciones, de las cuales solamente 96 millones se manifiestan como enfermedad, y solamente tres millones se notifican. Los sistema de salud no se caracterizan por la calidad de sus registros y tienden a sub registrarse dependiendo de las circunstancias, y muchas veces aliado a intereses económicos o políticos. En Argentina este año llevamos 57. 788 casos con 26 muertes. En general no es una enfermedad mortal, pero afecta la calidad de la vida de la gente y se está tornando en un problema con impacto económico a nivel de la sociedad. Básicamente el problema que tenemos es el medio, no vamos a poder erradicar el Aedes Aegipty si seguimos deforestando.
¿Pueden repetirse los números del verano pasado?
GS: Sí, se pueden repetir los números del verano pasado y más.
AS:¿Por qué no hay vacuna para el dengue?
GS: Se viene prometiendo hace décadas, y en cambio la del Coronavirus salió urgente. Eso tiene que ver con cómo los problemas marcan la agenda del Estado. Al no ser problemas relevantes que afectan a sectores poderosos, como sí lo hace el Covid que pone en crisis la sociedad capitalista, no hay inversiones para desarrollarla. En nuestro país, la doctora Andrea Gamarnik (investigadora del Conicet y del Instituto Leloir) tiene desarrollos interesantes, pero tenemos pendiente la vacuna, y sería bueno que se le ponga el énfasis que se le puso al Coronavirus para tener la vacuna
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https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/dengue-and-severe-dengue