EE.UU.: comenzó la transición, en un país en transición
Luego de más de un mes negando la derrota, el presidente de EE.UU., Donald Trump, autorizó el ingreso del equipo de transición de Joe Biden a la Casa Blanca. Esto significa que se destinará unos $7 millones que tendrá a disposición este equipo, además de espacios de oficina y su participación en toda sesión informativa que las diferentes carteras lleven a cabo con el Presidente.
“La oficina de presupuesto debe ser liderada por gente que priorice a los trabajadores y no que represente los intereses de Wall Street.”
Biden presentó esta semana algunos de los funcionarios que lo acompañarán en su Gobierno, quienes también laboraron para Obama: Tony Blinken, como Secretario de Estado; la diplomática Afro-Americana Linda Thomas-Greenfield como embajadora ante las Naciones Unidas; y John Kerry como Special Presidential Envoy for Climate, un puesto que no existía hasta ahora y demuestra la seriedad con la que se tomará el tema del cambio climático en el nuevo Gobierno, que reincorporará a los Estados Unidos al Acuerdo de París entre sus primeras medidas. El elegido para el DHS (Department of Homeland Security), ministerio creado luego del acto terrorista de las torres gemelas, -o 911 como se lo conoce aquí-, es Alejandro Mayorkas, Cubano-Americano de primera generación. Él se encargaría, entre otras cosas de las políticas migratorias, y quien se encargó de diseñar la política llamada DACA durante el gobierno de Barak Obama, y le dio residencia temporaria a miles de jóvenes nacidos en el extranjero y traídos por sus padres siendo menores de edad.
Éste no es el gobierno de Obama, y éste no es el mismo país luego de cuatro años de Trump y del comienzo de una nueva era de la lucha por los derechos civiles
La historiadora y activista Barbara Ransky en una entrevista con Democracy Now, se muestra disgustada con las elecciones que hasta ahora ha hecho el Gobierno entrante: “Necesitamos gente competente, pero también gente con compasión, que trabajen para los mas vulnerables, que defiendan el planeta, que tengan un claro entendimiento y compromiso para luchar contra la supremacía blanca y la violencia policial”. La historiadora insta a seguir peleando por la incorporación de líderes comunitarios en las diferentes carteras que respondan a los intereses de los trabajadores. El ala más progresista del partido salió a votar en masa para ubicar a Biden como Presidente, y debería tomarlos en cuenta también, dice Ransky. Esto parece Obama 2.0, comenta la historiadora. Pero éste no es el gobierno de Obama, y éste no es el mismo país luego de cuatro años de Trump y del comienzo de una nueva era de la lucha por los derechos civiles liderada por Black Lives Matter. Un ejemplo de la presión de congresistas progresistas, en este caso de Alexandria Ocasio Cortez, Rashida Tlaib y Ilham Omar, entre otros, quienes firmaron una carta que exige a Biden a no designar a Bruce Reed como jefe de la oficina de presupuesto. “La oficina de presupuesto debe ser liderada por gente que priorice a los trabajadores y no que represente los intereses de Wall Street”, dice la carta en un pasaje.
Mientras tanto, el presidente Trump sigue sin aceptar la derrota y declaró que sólo dejará la Casa Blanca si el Colegio electoral vota por Biden, lo cual ocurrirá el 14 de diciembre. Biden obtuvo 306 votos electorales (270 se necesitan para obtener la presidencia), mientras Trump sólo 232. Además, Biden lidera el voto popular por más de 6 millones de votos.