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En defensa propia, pero con agenda ajena

Panorama Político

Suele criticarse al Gobierno Nacional por derecha y por izquierda, desconociendo que esta gestión del Frente de Todos es una etapa de transición. Para eso fue sindicado Alberto Fernández como candidato a Presidente por Cristina Fernández. Así, lleva adelante una política que tiene como eje la reconstrucción económica del país luego de las dos pandemias que enfrentó, la neoliberal y la del Covid 19. El proceso de desestabilización de la derecha encabezado por los grandes grupos económicos y Juntos por el Cambio era esperable, sólo había que ver cómo gobernaron y cómo actúan las derechas en América Latina –ahora hay que sumarle EE.UU.- Si algún dato faltaba, el “servicio” Patricia Bullrich fue elegido presidenta del principal partido de la oposición, el PRO.

Por otro lado, por izquierda también hay cuestionamientos hacia Alberto Fernández. Lo llamativo, lo preocupante, es que el Gobierno se gane problemas que no le pertenecen, que cometa “errores no forzados”, que no “conduzca” a sus aliados. Con una correlación de fuerzas adversa, el Frente de Todos, gobierna, y no es poco, aunque muchos no lo valoren en su justa medida. Menospreciar esa precaria relación de poder implica desconocer el condicionamiento externo dejado por el Macrismo, en una región corrida claramente a la derecha; el desguace del aparato productivo: una sociedad totalmente fragmentada, con índices de pobreza, indigencia, desocupación y precariedad que hacen inviable a largo plazo cualquier idea básica de Nación. Lo extraño es que en la oposición todos coincidían en ese diagnóstico, aunque algunos se hayan olvidado, paradójicamente, en plena pandemia. Cuando peores son las condiciones de gobernabilidad, mayores son las exigencias.

¿Vamos a pensar que la causa nacional y popular pasa por una hija de la familia Etchevehere?


Es cierto que la correlación de fuerzas se construye, tanto como que construirla lleva tiempo. Y en ese proceso, algunos por su comportamiento egocéntrico, restan más de lo que suman.  Por ejemplo, el Gobierno podría cuestionarse qué hacía metiéndose en un “problema familiar de ricos”. Allí fueron un par de funcionarios. Cada dirigente puede hacer, como militante, lo que crea. Como funcionario nacional, no. ¿O vamos a pensar que la causa nacional y popular pasa por una hija de la familia Etchevehere? El dirigente Juan Grabois fue opositor al gobierno de Cristina porque allí encontró el espacio para construir poder. Luego se acercó a la ex presidenta cuando era oposición por el mismo motivo. Todos comportamientos válidos en lo personal. Ahora oscila en ser oficialista u opositor, dependiendo de las circunstancias. Común denominador: nunca orgánico. Él puede pensar que Dolores Etchvehere está “al borde de la indigencia” y creer que tiene legitimidad para decirle al Gobierno lo que tiene que hacer. Otra cosa que se le dé espacio en el Frente de Todos. Alberto Fernández lo único que ganó es un problema: tener que salir a explicar lo insólito, que la propiedad privada no está en discusión. O se lo conduce o no es parte del Frente; está enfrente. ¿Por qué este hecho es importante? Porque durante 15 días la agenda política pasó por la propiedad privada. De hecho, el ministro de Economía, Martín Guzmán, quien logró un ahorro para el país de 37 mil millones de dólares, que renegoció la deuda, tuvo que explicarle a los empresarios más poderosos del país, la Asociación Empresaria Argentina (AEA) -el poder real-, que ese tema no está en discusión. Insólito. El país y el Gobierno tienen demasiados problemas. Se sabe que los medios hegemónicos van a inventar otros ininterrumpidamente, para qué ganarse un conflicto más, innecesario.

Totalmente distinto son las tomas como la de Guernica; ahí hay necesidades reales. El gobierno de la provincia de Buenos Aires, con Andrés “El cuervo” Larroque en el territorio, hizo lo imposible para resolver el problema. Dilató todo lo que pudo el desalojo, hasta que la “justicia” no se lo permitió. Si no hubiera ejecutado la medida judicial, cometía delito. El ministro de Seguridad, Sergio Berni, estuvo en el lugar y logró que la policía de la Provincia no cometiera una locura. Todo un riesgo, es la misma “institución” que había rodeado la Quinta Presidencial de Olivos. Otra cosa, y grave, es la sobreactuación de “Súper Berni”. El desalojo fue imposible de evitar, la represión nunca es la mejor solución.

Cuando el Gobierno no maneja la agenda política, lo hace la oposición. Y ése es el principal problema que hoy enfrenta. En este contexto adverso, ¿hay logros del Gobierno? Sí, y muy importantes, aunque no se “vean ni valoren” precisamente porque sencillamente son problemas que se evitaron o pertenecen a la agenda ajena:

  • Renegoció exitosa y rápidamente la deuda externa.
  • Enfrentó la pandemia logrando que el sistema de salud, que estaba destruido, diera respuesta a todos/as quienes lo necesitaran. Está a la vanguardia mundial para tener la vacuna lo más pronto posible.
  • Contuvo socialmente, dentro de lo posible –nunca es suficiente ante semejante crisis social-, a los sectores más postergados.
  • Resiste los intentos por una devaluación, que empeorarían notablemente la situación social. Guzmán por ahora lo consigue sin haber subido sustancialmente la tasa de interés, lo que enfriaría la recuperación económica que se empieza a notar en la calle.
  • No presentar “un plan” antes de las negociaciones con el FMI. Sólo serviría para condicionar más al Estado y generar luego otro a medida de las grandes empresas.
  • El Frente de Todos se mantiene unido pese a los intentos por quebrarlo.
  • Dio asilo y margen de acción política a Evo Morales para hacer campaña en la elección boliviana. Nunca reconoció a la dictadura como gobierno legítimo.

 En síntesis, actúa en defensa propia para un proyecto de país que incluya a todos/as, pero con una agenda política ajena.

La verdadera unidad

Otro de los cuestionamientos es que hay divergencias internas, al mismo tiempo que los analistas del establishment sostienen que Cristina digita todo y maneja los hilos del “títere Alberto”. Cualesquiera de las premisas podrían ser ciertas, no ambas porque son mutuamente excluyentes; un sinsentido. Pero ambas son falsas. Lo que sucede es que el poder real pretende que Alberto se despegue de Cristina. Otro sinsentido. Es extraño que quienes pregonan el diálogo, el fin de “la grieta”, encuentren como única solución que se desconozca a la principal fuerza política del país y, obviamente, del Frente. Esto implicaría la pérdida de poder del Presidente que quedaría a merced de los grupos de poder económico y sin base de sustentación política. Aquello de que con Cristina sola no alcanzaba pero sin el Kirchnerismo no se podía, es básico.

En el instituto PATRIA y en Olivos el mensaje se interpretó como que el tema del dólar hay que encararlo juntos, porque si no se dispara y…  

Si Cristina habla, eclipsa a Alberto; si se calla, le niega apoyo; ¿y si escribe una carta? Bueno, vuelve a quedar en claro que ocupa el centro político de Argentina y del Frente. A partir de su identificación del sistema “bimonetario” como un problema estructural de la economía argentina, Martín Guzmán fue fortalecido políticamente frente al presidente del Banco Central, Miguel Pesce, quien no encontraba la solución a la corrida cambiaria. Ambos tenían tácticas divergentes. En el instituto PATRIA y en Olivos el mensaje se interpretó como que el tema del dólar hay que encararlo juntos, porque si no se dispara y…  A partir de allí, el ministro, al menos por ahora, logró evitar la devaluación, con el plus de no haber subido la tasa de interés. Gran logro. La vicepresidenta también estimuló el acuerdo con todos los sectores de poder, incluidos los grandes medios de comunicación –de AEA forman parte Clarín y La Nación-. Acto seguido, Guzmán recibió y escuchó a la cúpula empresarial: “Es valioso el diálogo con AEA y con todos los sectores. Puede haber diferencias de visiones, pero la conducción la tenemos nosotros; el pueblo eligió a Alberto Fernández”. Tono pausado y sereno; categórico. Si Alberto le había dicho al pueblo en la Plaza que le haga saber cuando se equivocaba, cómo no va a dar su visión la líder principal del Frente de Todos. “Hay funcionarios que no funcionan”. Sí, en eso también coincide el Presidente. Los cambios en el Gabinete serían antes de fin de año. Ahora no serían bien interpretados, no es el momento.

Oposición capital

Horacio Rodríguez Larreta construye cada vez más claramente su candidatura presidencial 2023. Sumó al médico Facundo Manes, quien tienen una gran llegada mediática, y a personajes políticos con poco caudal electoral que suelen acomodarse con el único objetivo de asegurarse una banca para sí: Margarita Stolbitzer, quien supuestamente es progresista, aunque siempre apuesta conservador. Extraño, suele quejarse de quienes viven del Estado. Y vivir sentado en una banca, ¿cómo es?  También reapareció Ricardo López Murphy, otro actor central del “que se vayan todos” de 2001. Uno más para Juntos por el Cambio, como Patricia Bullrich, entre otros. Al Gobierno le conviene que siga presente Mauricio Macri; pensar que Larreta es diferente sería el peor “error no forzado”. Con tantos problemas, para qué ganarse uno más.

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