Netanyahu en su peor momento
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, tiene tiempo hasta el 25 de agosto para calmar la crisis económica y política que atraviesa su país. Ésa es la fecha tope para que consiga la aprobación de los presupuestos. De lo contrario, el Parlamento deberá convocar nuevamente a elecciones. Sería el cuarto llamado a las urnas en un año y medio.
Netanyahu despierta un fuerte rechazo, especialmente en los jóvenes de la clase media empobrecida por la inflación y la desocupación que alcanza el 20%.
A poco más de 2 de meses de haber asumido su quinto mandato como primer ministro (lleva 11 años en el poder), Netanyahu no ha logrado ninguno de sus objetivos dentro del gobierno de coalición. La grieta en su gabinete se profundiza por diferencias en la política exterior, específicamente por el proyecto de anexión de Cisjordania (actualmente en suspenso) y por su procesamiento en la causa que lo acusa de sobornos.
Si bien las encuestas favorecen a su partido, Likud, en unas hipotéticas elecciones, hay un sector de la sociedad con el que no va a poder negociar; su liderazgo está en caída libre. Se trata de la clase media que casi a diario se manifiesta en Tel Aviv y Jerusalén contra el manejo de la pandemia, y fundamentalmente en rechazo al plan económico para mitigar los efectos del Coronavirus. Este sector de la población exige la dimisión del Premier. Su gestión logra sólo el 30 por ciento de aceptación popular. Netanyahu despierta un fuerte rechazo, especialmente en los jóvenes de la clase media empobrecida por la inflación y la desocupación que alcanza el 20%.
Pese a la crisis interna, Netanyahu no pierde de vista la política externa. Israel continuó bombardeando la frontera con el Líbano en respuesta a un supuesto ataque de Hezbollah. La semana pasada atacó bases iraníes en Siria y asesinó a un líder de esa milicia chiita. Para algunos analistas no es casual que Netanyahu comience a levantar un discurso belicista mientras semana a semana crecen las manifestaciones en su contra. “¡No partiremos hasta que Bibi se vaya!”, es el grito que se repite en las calles.