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Panorama Político. El referéndum: “serás un partido vecinal, y él, nuevo Presidente”

¿Cómo se explican las inexplicables medidas “populistas”? Objetivo, terminar el mandato.

El verdadero referéndum político que significaron las elecciones PASO, vació de poder a Mauricio Macri, implosionó Cambiemos y posicionó a Alberto Fernández como Presidente. Macri quedó tan descolocado que cambió de táctica en 24 hs. Los discursos del domingo y el lunes, que se interpretaron meramente como exabruptos de una persona desencajada emocionalmente, y el de las “disculpas” ensayadas, grabadas y leídas, son mucho más que inestabilidad emocional: de trabajar para la retención de su núcleo duro del 33%, que lo votó ahora como lo había hecho en la primera vuelta del 2015, a priorizar solamente la finalización de su mandato de una manera más o menos ordenada.

El PRO -Cambiemos ya no existe- volverá a ser un partido municipal, con centro en la Ciudad de Buenos Aires y quizás un par de municipios más.

Es cierto que Macri no sabe perder y que sus reacciones antidemocráticas son efecto de ello. Ahora ese chico caprichoso que es, con “cero tolerancia” a la frustración, sabe que el juguete que no quiere que le quiten es el de ser el Presidente no Peronista que termina su mandato. Vuelve a expresar su profundo egocentrismo. Sabíamos que no le interesa en lo más mínimo ni la Patria ni las/os argentinas/os, ahora sabemos también que ni siquiera se preocupa por su propio espacio político. Cualquier dirigente más o menos serio, en estas circunstancias, trataría de preservar los votos obtenidos y ganar en aquellos lugares que se pueda. Él no. Las consecuencias serán un país devastado, -ya lo está, y empeorará de aquí a diciembre-, el creciente empobrecimiento de la población y un PRO, -Cambiemos ya no existe- que volverá a ser, en el mejor de los casos, un partido municipal, con centro en la Ciudad de Buenos Aires y quizás un par de municipios más, como San Isidro y Vicente López. Uno de los pocos logros que se le podía atribuir a Cambiemos es que había constituido un partido de derecha democrático como nunca hubo en la historia argentina, parece que ni eso quedará.

Los integrantes de Cambiemos se pasan facturas públicamente, “se matan” políticamente hablando.

Así se explican las inexplicables medidas “populistas” tomadas por el Presidente en los últimos días. Veamos un segundo, éstas sí son estrictamente “populistas”, que no es lo mismo que populares. No están enmarcadas en un contexto de un plan de desarrollo de país; no tienen su correspondiente correlato de dónde se compensará el dinero para sostenerlas; son tomadas exclusivamente con un fin, y término, electoralista; y lo que es peor, no afectan los intereses de los sectores dominantes. Las medidas de los gobiernos populares se caracterizan por “pensar un país” con preceptos de justicia social, soberanía política, independencia económica y “tocan” intereses de sectores dominantes. Si se “baja” por dos meses el IVA a ciertos productos luego de una megadevaluación, los precios igualmente habrán aumentado y, probablemente, gran parte de ese 21%, se lo queden las empresas monopólicas que tienen capacidad para definir los precios. Si se suspenden hasta las elecciones los aportes patronales y no compensan esos ingresos con dinero que se toma de los grupos dominantes, se desfinancian las provincias, esto es, al pueblo. Objetivo, terminar el mandato. Si luego, consecuentemente, esas políticas “trajeran algún voto”, mejor, pero no es la meta primaria.

Los integrantes de Cambiemos se pasan facturas en privado y públicamente, “se matan” políticamente hablando. Cada uno quiere zafar por su lado: María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta no quieren ni un foto carnet con Macri; los intendentes pasaron de pegarse a Vidal, a tenerla lo más lejos posible, son capaces de entregar sus boletas cortadas junto las de Axel Kicillof y Fernández; Alfredo Cornejo, gobernador de Mendoza (Macri perdió por cuatro puntos) y presidente de -lo que queda- del Radicalismo, declaró “Yo no soy miembro del gobierno”; Elisa Carrió continúa con nuevas presentaciones de su unipersonal de stand up. Marcos Peña y Jaime Durán Barba, quienes hasta hace una semana eran los grandes estrategas de campañas electorales, hoy son el centro de todas las críticas. Quienes no entendían porqué los Radicales no querían la candidatura a vicepresidente, ahora lo entenderán: así es más fácil despegarse. Cambiemos, fácticamente, no existe más.

El nuevo Presidente

Seguramente en octubre el Frente de Todos ampliará su ventaja, conseguirá algunos puntos más y a los ex Cambiemos les será muy difícil conservar el 33%.

Hace solamente una semana que Alberto Fernández es virtualmente nuevo Presidente. Si bien todavía no asumió, y no tiene ninguna responsabilidad por los mamarrachos económicos y políticos de Macri, actúa con máxima responsabilidad y fortalece su imagen. A sólo tres meses de que Cristina lo eligiera como candidato, logró una amplia unidad del Peronismo -y más-, cosechó casi el 48% de los votos y construyó una imagen sólida que hace que la gente, el establishment local e internacional lo vean -y visiten, como los CEOs de Mercado Libre, el dueño de Cabrales y hasta Héctor Magnetto de Clarín- como el nuevo Presidente. Simultáneamente, los grandes medios de comunicación descubren la pobreza, los actos de corrupción de Macri y ya hablan de “transición”. Alberto logró que ya casi nadie dude de que el Presidente vaya a ser él, sino Cristina. Antes era “un Chirolita de Cristina”, ahora cuando los medios mencionan el armando del nuevo gabinete, hablan de la “gente que rodea a Alberto”. Pasaron para el otro lado, como queriendo negar la dimensión política de Cristina.

Seguramente en octubre el Frente de Todos ampliará su ventaja, conseguirá algunos puntos más y a los ex Cambiemos les será muy difícil conservar el 33% conseguido. Quizás Roberto Lavagna “ligue” algo de ese revuelo. Alberto Fernández llegará al poder muy fortalecido, con una buena cantidad de diputados y senadores y casi todo el país pintado de azul, el amarillo será un patético y triste recuerdo. Habrá que ver qué sucede con Córdoba; el gobernador Juan Schiaretti sopesará su intransigencia de apoyar decididamente a Fernández, con el costo de ser la única provincia que quede afuera. Cada vez tiene más presiones de los intendentes y las bases peronistas. Quizás lo resuelva con un fuerte guiño a que su “boleta corta” se complete con la de Fernández. No sería impensado que los ex Cambiemos pierdan la provincia, bajando sustancialmente su caudal de votos. En CABA es más difícil porque Larreta está muy cerca del 50%, y aunque necesite el ballotage, contabilizando los votos en blanco le falta “poquito”. Lo que es seguro es que Matías Lammens hará una excelente –e impensable- elección, le aportará muchos votos a Alberto –, ya le dio un 10% más que el histórico caudal del Peronismo local, para eso fue elegido- y quedará muy bien posicionado posicionado para la próxima oportunidad; sólo tiene 39 años. El Movimiento Popular Neuquino, otro con boleta corta, también hace movimientos hacia el Frente; siempre fue un partido provincial, oficialista en lo nacional. No faltarán más apoyos, hasta Florencio Randazzo reaparece por allí. ¿Qué queda por definir? El caudal de votos que logrará el Frente de Todos, cuántos diputados y senadores tendrá para llevar adelante las reformas que sean necesarias. Si repitiera la elección PASO, lograría unos 122 diputados, no tendría mayoría y menos cuórum propio, pero sí sería la primera minoría. En el Senado sí conformaría mayoría. Además, habrá que ver cuánto daño más puede hacer Macri. Electoralmente no tiene posibilidad alguna, a esta altura ni siquiera de hacer fraude. Pero sí empeorará la situación social y económica. Descubriremos, esta vez sí, cómo es la verdadera “pesada herencia”.

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