Hacia la derecha
Uruguay giró hacia la derecha. Luis Lacalle Pou será el próximo presidente charrúa a partir del 1 de marzo de 2020. El candidato frenteamplista, Daniel Martínez finalmente no pudo revertir la leve ventaja de su rival y ahora se abre un nuevo escenario político después de 15 años de gobiernos progresistas.
Las elecciones evidenciaron una fuerte polarización marcada por dos grandes alianzas. Por un lado, el Frente Amplio, aliado con cinco partidos de izquierda y por otro, una gran coalición de derecha encabezada por el conservador, Partido Blanco, junto con el ultraderechista Cabildo Abierto – de composición militar – los colorados, y dos formaciones minoritarias: el Partido Independiente y el Partido de la Gente.
Esta profunda brecha en el voto de los uruguayos coloca al pequeño país sudamericano en una situación inédita en su historia pero no así en el actual contexto de Latinoamérica también caracterizado por fuertes polarizaciones.
El Frente Amplio gobernó Uruguay por 15 años con un balance positivo en materia de derechos, trabajo y reducción de la pobreza. Según el Instituto Nacional de Estadística, el progresismo deja un 0,1% de indigencia y el logro de haber disminuido la pobreza de 32,5%, tasa registrada en 2006, a 8,1% en 2018. También anota a su favor una reducción de la tasa de desempleo del 20 al 9 por ciento en los últimos años.
Del otro lado, en la llamada “coalición multicolor” aparece un discurso enfocado en la inseguridad, una de las mayores preocupaciones de la población del interior, que votó mayoritariamente por Lacalle Pou y en lo económico, con el eje en la disminución del déficit fiscal. El perfil del electorado del campo no simpatiza con la agenda de derechos aprobada por el progresismo entre 2005 y 2019. Uruguay sancionó leyes de vanguardia en la región como la regulación del cannabis, la legalización del aborto, la ley integral para personas trans y el matrimonio igualitario.
La geografía electoral muestra un Frente Amplio ganador en la mayoría de los barrios de la capital y un triunfo holgado de la derecha en zonas costeras y rurales.
Uruguay también renueva su Congreso. Hoy la alianza de derecha pone punto final al poderío parlamentario del Frente Amplio. Hasta 2025 ningún partido contará con mayoría absoluta por lo tanto serán tiempos de acuerdos y negociaciones.
Uno de los grandes ganadores en esta elección es el recientemente creado Cabildo Abierto, partido aliado al gran frente de derecha. Se trata de una formación de ideas conservadoras y nacionalistas, liderada por el general retirado Guido Manini Ríos, un admirador del presidente de Brasil Jair Bolsonaro y estrechamente vinculado al último gobierno de facto. En este contexto de resurgimiento de voces relacionadas con los años del terror, una carta distribuida por el centro militar llamó a extirpar el Marxismo de Uruguay. Desde la cúpula de esta institución también deslizaron la posibilidad de que las Fuerzas Armadas podrían ser utilizadas para restablecer el orden en caso de que sea necesario como sucede actualmente en Colombia, Ecuador y Chile.
En el turbulento presente regional, Uruguay decidió cambiar el rumbo político. El lunes comienza una prolongada transición. Los uruguayos tendrán por delante uno de los mayores desafíos para su tan elogiada estabilidad desde el regreso de la democracia.