Economía

La guerra, los precios internacionales y la Argentina

El conflicto en el granero de Europa empujó los precios internacionales al alza: gas, petróleo, fertilizantes, transporte. La guerra en Ucrania detonó un bomba de costos, cuya onda expansiva repercute en todos los precios mundiales.

Por Facundo Budassi, economista del Centro de Economía Política Argentina CEPA

El pasado 24 de febrero se cumplió un año del conflicto bélico que puso patas arriba a la política y la economía global. Los trastornos generados por la invasión rusa hirieron de muerte a la arquitectura global erigida a principios de los 90`s e impactó fuertemente en las economías dependientes, Argentina fue una de ellas.

Inflación, un problema planetario

Los problemas de suministro y producción acaecidos en durante las cuarentenas de Covid-19, y la complicada reactivación post pandemia, implican múltiples cuellos de botella en la provisión de insumos y en la prestación de traslados. Los atisbos inflacionarios en la navidad de 2021 en todo el mundo rápidamente cimentaron una escalera ascendente en el nivel de precios. La guerra en Ucrania detonó un bomba de costos, cuya onda expansiva repercute en todos los precios mundiales.

Sergio Massa en la Cumbre del G 20.

Si todas las naciones del globo vieron crecer su nivel general de precios ¿cómo no iba  a reflejarse en la campeona mundial de los aumentos? Dentro de las fronteras nacionales, la suba de costos globales, se combinó con una dura negociación de deuda soberana y con la clásica escasez crónica de divisas. La mayor necesidad de moneda norteamericana, la incertidumbre y las tensiones políticas juntaron a los jinetes del apocalipsis para agudizar la inercia de precios que sufre Argentina. 
El aumento en los precios internacionales de los alimentos puso en aprietos a las cotizaciones locales de los productos que se transaccionan en el exterior. Por ejemplo, los mayores precios globales del trigo empujaron al Gobierno a impulsar un fideicomiso en torno al cereal para contener los precios de la harina y el pan. Camino también transitado por la industria cárnica, la firma de un acuerdo entre el Gobierno y los frigoríficos que busca el abastecimiento interno de siete cortes para compras populares fue extendido de 6 mil toneladas a 18 mil toneladas, y busca, al igual que lo pactado con el trigo, contener las presiones alcistas en los precios.
Por otro lado, las mayores presiones en términos de divisas que generó el conflicto bélico pesaron fuerte en la balanza comercial, y drenaron montos por encima de los esperados y utilizados durante años anteriores. La expulsión del mercado de capitales privados y la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que experimentó el país el año 2018, hoy se paga caro.

A causa de ello, Argentina se ve forzada, en períodos turbulentos como éste, a desprenderse de fondos vitales para el funcionamiento económico, a diseñar mecanismos que desvinculen al dólar de las transacciones corrientes del país con el resto del mundo – Swap con china y Brasil- o a la inauguración de tipos de cambio exclusivos para sectores exportadores – ediciones de dólar soja-. En fin, la tozudez ideológica del pasado, hoy se paga con malabares económicos para asegurar el desenvolvimiento normal de las actividades, pero también con mayor presión inflacionaria.

Es que la incertidumbre sobre la disponibilidad de divisas en las arcas del Estado empujan el crecimiento de las cotizaciones paralelas. El aumento de la brecha entre el dólar oficial y estas cotizaciones ilegales comienza  generar presiones devaluatorias, que impactan de lleno en las expectativas de empresario y asalariados. Ante tal escenario, la respuesta lógica es cubrirse, y ése escudo es el aumento de precios.
Para empeorar el esquema, los países centrales enfrían sus economías vía elevación de tasas de interés para combatir su inflación local. Aquella medida repercute de forma directa en la deuda que Argentina tiene con el resto el mundo, y se estipula que el incremento de los rendimientos en depósitos locales coloca una carga adicional de u$s 1.000 millones a la deuda argentina, presionando más sobre las divisas, las expectativas devaluatoria y, a fin de cuentas, sobre la inercia inflacionaria.

Argentina y los costos de la guerra


En este sentido, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) asegura que el impacto económico de la guerra europea resultó profundamente negativo para el país. Si bien los precios de los productos de la agroindustriales recibieron un impacto positivo, aquel margen ganado por las manufacturas agropecuarias fue superado con creces por la mayor necesidad de divisas para el pago de energía, fertilizantes y fletes, entre otros bienes.

Desembolsos en energía


El petróleo y el gas son insumos clave en la producción de bienes y servicios de todas las naciones. El enfrentamiento entre Rusia y Ucrania, dos gigantes productores de estos insumos, elevó el precio de los combustibles, desequilibrando las cuentas de todas las naciones del globo e impulsando presiones inflacionarias en todos los puntos del planeta. Argentina, a pesar de su gran potencial energético, depende de las importaciones de combustibles para sostener su actividad interna.
Si bien las importaciones energéticas en el país no escalaron en cuanto a volumen – crecieron un 4% en 2022-, lo hicieron de manera estrepitosa en precios; los valores de abastecimiento crecieron un 100% el año pasado. De acuerdo a las estimaciones de la BCR, las importaciones del complejo Petrolero-Petroquímico pasaron de u$s 7.147 millones en 2021 a u$s 14.138 millones en 2022. Ello, en un contexto nacional signado por la restricción de divisas. Las principales  importaciones del complejo fueron: gasoil – u$s 4.626 millones en 2022- , gas natural licuado o GNL u$s 2.566 millones y gas natural en estado gaseoso, importado a través de gasoductos -u$s 1.692 millones-.
A pesar de que el aumento de precio en estas producciones impactó en la rama local de exportación, lo obtenido por esa comercialización no alcanzó a compensar lo importado.

Fertilizantes

El país más grande del mundo – Rusia- es el principal  productor de fertilizantes. Las sanciones contra el gigante euroasiático se suman al estresado costo de producción del artículo, que está compuesto por una enorme proporción de derivados energéticos. Argentina importa el 70% de los fertilizantes que utiliza, y a pesar de la menor demanda producto de la sequía – las importación cayeron un 31%-, las siderales subas de precios el complejo elevó en más de un 20% las importaciones en dólares.

El transporte, otro costo que sube

Aunque se embarcó un 7% de productos nacionales en 2022, se pagaron un 40% por encima del 2021 y cerca de tres veces lo pagado en 2020. El transporte se paga en acto y el país erogó más de u$s4.100 millones en envíos.

El shock agrícola y la ventaja Argentina


El 2022 cerró con récords nominales exportadores para los principales complejos del agro: soja, maíz, trigo, carne bovina, girasol y cebada mostraron las mayores exportaciones de su historia, medidos en dólares corrientes. Sin embargo, el conjunto de los complejos agro, responsables del 63% de las exportaciones nacionales, vieron crecer sus exportaciones cerca de un 8,5% entre 2022 y 2021, una suba de u$s 4.337 millones. Este crecimiento se explica por la mejora de precios para su colocación en mercados internacionales, ya que las cantidades exportadas el año pasado se mostraron por debajo del 2021.
El conflicto en el granero de Europa empujó los precios internacionales al alza. Las dos naciones en pugna representan cerca de un tercio de las exportaciones mundiales de trigo, un quinto del maíz exportado a nivel mundial y el 80% del aceite de girasol, dejando un amplio margen para las producciones argentinas. El girasol, en particular, vio crecer su precio de forma exponencial; la cotización internacional de esta producción escaló un 438,4% en todo el 2022 y abre grandes posibilidades para el comercio nacional.
El Complejo Girasol argentino es el tercer exportador mundial en la materia; sólo se ubica por detrás de las dos naciones en pugna. El reestreno de una guerra de carros pesados en el terreno europeo amenaza profundamente sus producciones y, por lo tanto, la provisión mundial del grano. Ello quita cualquier  techo  para el crecimiento de las ventas externas del complejo nacional, que se encuentra en condiciones de exportar un valor cercano a US $1.713 millones en la próxima campaña.
Las proyecciones de precios del grano no tienen límites máximos, ya que se espera que  la demanda supere a la oferta en la nueva campaña. De acuerdo a los últimos datos del Departamento de Agricultura y Ganadería de los Estados Unidos (USDA), la producción mundial de girasol se proyecta en 50,7 Millones de toneladas (Mt) para la actual campaña y se estima que el consumo de girasol ascenderá a 52,6 Mt, sobrepasando a la producción en un 3,7%.

La negociación con el FMI en el marco del conflicto

Argentina sobrecumplió sus metas fiscales, monetarias y de reservas en la última revisión del organismo. El Gobierno prepara presentaciones para apelar la revisión de metas establecidas, mostrando los gastos adicionales que el Estado nacional tuvo que enfrentar como consecuencia de la guerra. Por su parte, el organismo multilateral espera que en 2023 Argentina alcance un límite de financiamiento monetario de 0,6%, un déficit fiscal de 1,9% (respecto al 2,5% de 2022), y reservas internacionales netas de US$ 9.800 millones.

Por Facundo Budassi, economista del Centro de Economía Política Argentina CEPA

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