Las últimas encuestas: Alberto Fernández, el rol de la Oposición y las expectativas sociales. Pandemia y Economía.
Hoy, la población prioriza la problemática económica sobre la salud: “un predominio de los problemas económicos, inflación y desempleo, por sobre los sanitarios”. La imagen de Alberto Fernández es buena, aunque la ponderación de su gestión perdió cinco puntos de aceptación. Si bien la gente percibe que tiene riesgo de contagio y que las medidas de cuidado son necesarias, el descuido es regla. En la necesidad de la recuperación económica se explica la priorización de la vuelta a las clases presenciales, ya que es necesario que las/os adultos puedan salir a trabajar más tranquilas/os.
Es sabido que las fuerzas políticas en general, y Juntos por el Cambio en particular, siguen al detalle la evolución del clima social a través de los estudios de opinión Allí se encuentra la explicación del porqué está tan instalada la prioridad de la vuelta a las clases presenciales por delante de los cuidados de la salud, pese a que los sentidos común y científico recomienden el distanciamiento social. De hecho, supuestamente, estamos en DISPO.
La población prioriza hoy la situación económica frente a la pandemia y eso es lo que expresa el posicionamiento del Gobierno Nacional. Horacio Rodríguez Larreta, hoy el político de mejor imagen, logró instalar la vuelta a las clases presenciales al amparo que recibe de los grandes grupos de comunicación. ¿Son los medios los que instalan los temas o los que amplifican una posición previa de la población? Seguramente la lectura es dialéctica, no lineal, y se potencian mutuamente. De lo que no cabe duda es que expresan más la visión de “la clase media acomodada” que la del promedio de toda la población argentina.
Según la encuesta de Analogías, “las opiniones positivas sobre el presidente Alberto Fernández cayeron cinco puntos porcentuales positivos respecto de finales de diciembre, aunque mantiene nueve puntos netos positivos”. Desagregando la información, se observan cuatro puntos más de imagen positiva en las encuestadas femeninas que en los masculinos (51,6 a 55,6 %). Y un dato preocupante para el Gobierno es que las y los más jóvenes manifiestan cierto enojo, seguramente influenciado por las medidas de cuidados, que las viven como restrictivas. A la vez, y a diferencia de anteriores gobiernos populares, las y los adultos mayores tienen una mejor imagen del Gobierno del Frente de Todos. “Naturalmente, persiste en forma global un cuadro de opiniones muy impactado por la situación económica y las dificultades derivadas de la propia pandemia”, sentencia el informe de Analogías.
Los grandes medios de comunicación expresan más la visión de “la clase media acomodada” que la del promedio de toda la población argentina.
Según el estudio de Ricardo Rouvier, “la opinión negativa sobre la gestión del Gobierno. en general, se mantiene por encima del 50%, superando por seis puntos de porcentaje a la opinión positiva. Hay una demanda mayoritaria relacionada con el control inflacionario; el 52% considera que el alza de precios es un problema que el Ejecutivo debe resolver en forma urgente. Posteriormente aparecen los reclamos relacionados con la inseguridad, la desocupación, el control de la pandemia y el aumento de sueldos y jubilaciones”. Con respecto a la imagen presidencial, hoy la población se encuentra dividida. “Tanto la calificación positiva como la negativa de Alberto Fernández rozan el 50%. Se mantiene estable con un leve aumento de imagen positiva”.
Pandemia económica
“Las expectativas económicas se siguen deteriorando aceleradamente con énfasis desde el mes de noviembre. El “pesimismo relativo” pasó de un entorno del 50%, que persistía desde junio, a un 60% aproximadamente del mes de enero”. Un dato llamativo es que la consideración que tiene las/os encuestadas/os sobre el sesgo de la política económica: “sólo un 20% observa un carácter expansivo, luego un 50% cree que es “de ajuste” y un 30% no puede opinar”. La visión de la “política de ajuste” se encuentra incluso entre los propios votantes oficialistas. “Sólo el 21% opinó que el Gobierno está impulsando el crecimiento de los salarios”. La inflación, y los precios de los alimentos en particular, son prioritarios en la población: “El 70% consideró que el Gobierno debe controlar más firmemente el precio de los alimentos”. En cuanto a las responsabilidades, se sindica simultáneamente a empresarios y al Gobierno, pero paradójicamente no tanto a la “pesada herencia Macrista”. Allí habrá que buscar una explicación en la mala comunicación del Gobierno, que no logró instalar ni hablar en la justa dimensión de las consecuencias y los condicionamientos de la pandemia económica del neoliberalismo de Juntos por el Cambio. “Casi el 76% consideró que los grandes empresarios están especulando “mucho y bastante” con los precios de los productos básicos, pero también “el 67% opinó que el Gobierno es bastante responsable del aumento del precio de los alimentos”. En este sentido la población encuestada expresa la necesidad de contener los aumentos en las tarifas, que tanto sufrimiento trajeron durante el Macrismo: el 75.3 % considera que los aumentos se deben autorizar “poco o nada”, frente al 18.5 % categorizado como mucho o bastante.
Para Ricardo Rouvier & Asociados la situación es similar: “Los indicadores de expectativas sobre evolución de la economía continúan siendo mayoritariamente negativos (59,3%) y se mantienen estables con respecto a los últimos meses del 2020. Por otro lado, la expectativa inflacionaria también es ampliamente negativa (67%), y crece”. El aspecto positivo es la confianza: “el 48% alberga esperanzas de una recuperación económica para cuando la pandemia retroceda”.
Para Rouvier, “la llegada de la vacuna contra el COVID-19 al país y el comienzo del plan de vacunación, representa por el momento una victoria para el Gobierno Nacional, tras haberse especulado sobre el no cumplimiento de la promesa de arribo de las primeras dosis. Casi el 65% de los argentinos valora la tarea realizada por el Ejecutivo Nacional para la obtención de las vacunas”. Coincidente, Analogías detectó que, en la comparación internacional, un 51% opinó que estamos “mejor o igual” que el resto del mundo, contra un 36% que consideró que estamos “peor”. Y el 58 % de la población considera que la oposición colabora “poco o nada” con el Gobierno para enfrentar la crisis; sólo el 31 % piensa que ayuda.
Si bien no es “el tema” prioritario que aparece en las encuestas, el riesgo de contagio es un temor generalizado: “Se mantuvo en niveles bajos la percepción acerca del cumplimiento de las medidas de prevención por parte de la Sociedad. Creció, en línea con lo que viene ocurriendo desde el principio de la pandemia, la percepción sobre el riesgo de contagio propio y del grupo familiar. Se trata de una curva con crecimiento paulatino pero sostenido”, detalla Analogías.
El 58 % de la población considera que la oposición colabora “poco o nada” con el Gobierno para enfrentar la crisis.
Con respecto a la crisis sanitaria en general, la mayoría de la población no se siente segura hoy ante el manejo de la situación por parte del Gobierno. Esta sensación de inseguridad continúa creciendo en forma sostenida y llega durante enero al 53%”. Hay más contagios y la población percibe el riesgo y valora las medidas de cuidado, pero a la vez sabe que no se cumplen. Todas esas percepciones simultáneamente. Quizás ello explique que mientras en la encuesta de Rouvier “aún ante una situación de aumento de contagios, más de la mitad de la población considera que las clases presenciales deben comenzar en el próximo ciclo lectivo”; en la de Analogías surja que el 42% considera que no están garantizadas desde el punto de vista práctico las condiciones para la vuelta de clases presenciales. Esto se da muy notablemente entre los jóvenes (48%)”. Una expresión más de las contradicciones que expresa la sociedad: sabido es que las y los jóvenes no son afectos a los cuidados, pero a la vez consideran que no están dadas las condiciones para las clases presenciales porque, precisamente, no se podrían cuidar. Justamente por ese motivo es que las cuestiones que implican la salud pública de la población no pueden quedar en manos de la población, como plantea el ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, que delega su responsabilidad en las direcciones de las escuelas y las familias. Menos aún en las/os comunicadores sociales irresponsables; seguramente no se animarían a opinar sobre la construcción de un puente, saber que queda para un ingeniero civil. Tampoco en los cuidados de las tortugas de las Islas Galápagos, propio de veterinarios especializados en animales grandes. Sin embargo, sentencian sobre la educación pública, cómo dar o no clases, quiénes pueden o no estar al frente de un grado o curso. Menos aún son epidemiólogos o sanitaristas, pero saben de índices de incidencia de contagios por metro cuadrado. Debieran, al menos, tener la honestidad intelectual de decir desde dónde hablan: sus hijes suelen ir a escuelas privadas, con un contexto muy distinto al de la escuela pública.
Ése pareciera ser el destino del “protocolo” pensado por la Ciudad, el de habilitar a las privadas para que puedan “cobrar” las cuotas con el justificativo de la presencialidad. En las escuelas públicas las/os docentes tienen varios cursos a cargo, las aulas contienen 30 alumna/os, muchas veces no hay espacio para que el docente tenga su escritorio, los baños son escasos, el personal auxiliar (ejemplo, limpieza) es muy escaso, no hay elementos de higiene suficientes. Los docentes están obligaos a llamar al SAME ante una situación de salud, ¿la sociedad está dispuesta a que el sistema se sature solamente por los llamados desde las escuelas ante cualquier síntoma por cualquier enfermedad? ¿Sabrán esto los “expertos” en todo”? Bueno, la ministra de Educación de la Ciudad, Soledad Acuña, no sólo no es médica, tampoco es docente. Supuestamente habrá que descomprimir las entradas y salidas de las escuelas, ¿cómo, en qué horarios, todo el día ininterrumpidamente? Docentes y alumnas/os pueden ir en trasporte público, pero como implica un alto riesgo. a la vez se “recomienda el uso de bicicleta o ir a pie”. Eso sí, deben sacar el permiso obligatorio que seguramente será solicitado por… en… La ministra podría completar la tarea para el hogar.
El “protocolo” de la Ciudad parece “pensado” para habilitar a las privadas y que puedan “cobrar” las cuotas con el justificativo de la presencialidad.
Si bien la calificación positiva sobre la vacuna recibió un “64.3% frente a 33.9% negativa, las controversias generadas alrededor de los efectos secundarios han provocado que hoy, sólo el 46% confíe plenamente en las vacunas. El 15,2% manifiesta confiar sólo en algunas y el 23,7% no cree en ninguna de ellas. La vacuna rusa que se está aplicando en el país, le genera más desconfianza que el resto de las vacunas a casi un cuarto de la población”. Otro “logro de los grandes medios de desinformación”. “La vacuna Sputnik V que se está aplicando en la Argentina cuenta con una confianza de 42,4%. Es decir que el porcentaje de informados sobre los organismos de control es 10 puntos menor que en el caso de la efectividad y seguridad”.
La “gente” está dividida en cuanto a la responsabilidad que tienen los medios de comunicación y los periodistas en la información sobre la pandemia: para “el 46.5 % fueron poco o nada responsables y el 45.4% mucho o bastante responsables”. Con todo, sumando el 8% que “no sabe”, se puede considerar que más de la mitad de la población es crítica de la información recibida.
Ante un avance de la segunda ola, “el 54% cosidera que, si hay una expansión marcada de casos, es necesario volver a un aislamiento social más estricto”. Así, para Analogías habría espacio para una medida más restrictiva. Sin embargo, pareciera poco probable que el Gobierno tuviera ese margen político que indefectiblemente requiere de presencia policial en las calles, salvo en el caso no deseado de saturación del sistema de salud.
En ese escenario, con esos datos de estas encuestas, actúa hoy el Gobierno. En ello pareciera seguir una línea con el accionar de Juntos por el Cambio. Los gobernadores del Frente de Todos y el ministerio de Educación Nacional se alinearon en esta visión, claro que respetando lo acordado en el Consejo Federal de Educación –reunión de todos los ministros de Educación del país-, a diferencia de la Ciudad que lo firmó, pero no pareciera acatarlo. Como cuando anunció el “revinculamiento” –sic, el término no existe- escolar, que lo comunicó públicamente antes de enviar la resolución oficial a las escuelas. Con ayuda de los medios logró el mensaje deseado: “volvieron las clases en la Ciudad”. Está claro que esos datos no se pueden soslayar; al fin y al cabo es lo que la sociedad supuestamente espera. Pero la política debiera estar por encima de los datos y mirar más allá, y no sentirse presionado y pisado por ellos. En general, las encuestas le dan hoy el triunfo al Frente de Todos en las próximas elecciones. Salvo un desborde del sistema de salud o un descontrol del dólar y la inflación, el escenario es claramente ése. Justamente es por ello los poderes reales –económico, mediático y judicial- y el político de Juntos por el Cambio apuestan a ello.