Vacuna china: Diario de un voluntario. Tercera entrega
Por Gabriel Katz
Hace unos días comenzó la vacunación en nuestro país con la vacuna Sputnik V, apodada: “La Rusa” y también se volvió a hablar de la cercanía del acuerdo con la vacuna de Sinopharm: “La China”. Las dos situaciones me pusieron contento.
Lo cierto es que fui por última vez en el año a sacarme sangre. El encuentro con la gente de Vacunar tuvo sabor a despedida. Antes de la emoción, pasé por el protocolo correspondiente: desinfección en la alfombra mágica, toma de fiebre y al consultorio.
Ahí me encontré con la doctora que me hizo la revisión de rutina, se fijó si había llenado bien las consultas en la aplicación y me formuló algunas preguntas. Después vinieron las mías.
Cómo anda el estudio? Se va a aplicar en Argentina? Cuándo?
“Esta vacuna va a ser barata, accesible y además no tiene casi ninguna reacción adversa”.
Me contó que la vacuna andaba muy bien, que esperaban que para marzo se termine la fase 3 y, con orgullo remarcó: “esta vacuna va a ser barata, accesible y además no tiene casi ninguna reacción adversa”.
Parece que el gusto a llave que sentí durante 24 horas no le llamó la atención o por lo menos no ingresa dentro del grupo de las reacciones adversas, pensé.
Después de este ping pong, la doctora celebró que llegamos sin complicaciones a este momento y me invitó a pasar a la enfermería. Vilma me saludó con la calidez de siempre y me sacó sangre por última vez. Volví al consultorio y la doctora me explicó lo que ya me habían dicho: que el estudio dura un año, y que por lo tanto me iban a hacer un seguimiento por teléfono y a través de la aplicación APP CLIN.
Nos despedimos con un hilo de emoción y la satisfacción del deber cumplido. Volví a mi casa contento, con alfajor y juguito en mano.
La semana pasada, no fue una semana más. En el lugar donde trabajo nos mandaron a hacer un test serológico que detecta en sangre la presencia del virus. A los tres días, me llamaron por teléfono para darme la noticia: positivo.
Me mandaron a hisoparme. Llamé a la “gente de la vacuna” y me dijeron sin titubear: “tenés coronavirus o generaste anticuerpos”. Al otro día a las 9 de la mañana estaba nuevamente frente al hisopado.
Compartí con muchas personas las sensaciones frente al hisopado. “Es terrible, es muy incómodo, me hicieron llorar, no fue tan grave”, dijeron algunos de ellos.
Esta última experiencia fue para mí, como me dijo un amigo, lo más parecido a una tortura medieval. Literalmente, el hisopado me dejó llorando.
Me dijeron que los resultados estarían a las 48 horas.Volví a mi casa con la certeza de que mi nariz no volvería a ser la de antes.
A las dos horas todo se acomodó.Esas 48 horas pasaron más lentas de lo común y los resultados no llegaron.
La noche del 24, a las 21 me dieron la noticia: negativo. Al resultado le agregaron una interpretación escrita: “o cursaste la enfermedad de forma asintomática o estuviste en contacto con el virus y generaste anticuerpos”. En esta casa celebramos con un paseo en el Barrio Chino.
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