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Biden va con Kamala

Por María Eva Dorigo, desde EE.UU.

La semana pasada Joe Biden, el candidato a presidente del Partido Demócrata, finalmente anunció a su compañera de fórmula: Kamala Harris. Sabíamos desde un principio que elegiría una mujer, y que probablemente sería una mujer de “color”, como se dice aquí a las minorías étnicas.
Harris, hija de inmigrantes (papá Jamaiquino, mamá nacida en la India) fue Fiscal (District Attorney) de la ciudad de San Francisco, entre el año 2004 y 2011. Luego fue electa por el voto popular como Fiscal General del Estado de California (Attorney General) hasta el 2014. Ese mismo año, asumió como la primera senadora de “color” en representación de California.

Harris también había sido candidata a presidente del partido Demócrata.

El puesto de Fiscal General conlleva muchos poderes y una gran exposición mediática. El Fiscal General es conocido como “Top Cop”, es decir, el puesto de policía más alto. Ser visto como “Fiscal de mano dura” es la regla y no la excepción. Por ello, es que muchos activistas del movimiento en contra de la encarcelación masiva de personas no la ven con buenos ojos, ya que durante el período en el que fue fiscal colaboró imponiendo condenas altas y llevando a la cárcel a muchas personas de comunidades negras. Otros opinan que eso es cosa del pasado, y que Harris evolucionó durante su paso en el Senado, promoviendo legislación a favor de la expansión del derecho al voto, la legalización de la marihuana, a favor del control de armas, entre otros proyectos de ley que buscaban la equidad racial y económica para las minorías. 
Harris también había sido candidata a presidente del partido Demócrata. Su campaña finalizó 12 meses después, cuando anunció su alejamiento de la contienda electoral por falta de fondos. 

“Todos sabemos que Joe Biden y el partido Demócrata fue cooptado por la izquierda radical”, Mike Pence, vicepresidente de EE.UU.

La semana pasada, el vicepresidente de EE.UU., Mike Pence, se refirió a la elección de Harris como vice de Biden: “Todos sabemos que Joe Biden y el partido Demócrata fue cooptado por la izquierda radical prometiendo aumentar los impuestos, abrir las fronteras, socializar la medicina y permitir los abortos sin límites. No es ninguna sorpresa que haya elegido a la Senadora Harris como compañera de fórmula”. Esta declaración fue repetida por otros políticos, ex funcionarios y comentaristas del Partido Republicano.
Lo cierto es que la elección de Harris está lejos del deseo de acercarse a la izquierda radical, como Pence quiere hacer suponer. Kamala no representa el ala progresista del partido encabezado por Bernie Sanders y Alexandria Ocasio Cortez. De todos modos, parece ser una candidata maleable al igual que Biden, lo cual significaría – de ganar las elecciones en noviembre – el viraje más significativo a la izquierda de un gobierno estadounidense en las últimas décadas.
Además, inmediatamente después de haber anunciado la elección de Harris como candidata a vicepresidenta, salieron comentaristas del Partido Republicano a dudar sobre la legalidad de que Harris obtenga este puesto tan alto dentro del Gobierno, por ser hija de inmigrantes. Lo mismo hizo Donald Trump contra Obama, alegando que el ex Presidente no había nacido en los EE.UU., sino en Kenia (tierra natal de Obama padre), y que por lo tanto no podía se presidente.

Mientras estamos ocupados defendiendo las disparatadas declaraciones en contra de la compañera de fórmula de Biden, Trump y sus colaboradores hacen todos los esfuerzos posibles legales, y no tanto, para desmantelar el correo público (US Postal Services). En los últimos días se han visto en las redes sociales fotos de camiones cargados de buzones azules arrancados de las calles.

Trump: “I am not a good looser” (no soy un buen perdedor).


Andrew Bates, vocero de Joe Biden, dijo recientemente: “El presidente de los Estados Unidos está saboteando un servicio básico del cual cientos de millones de personas dependen, eliminando servicios críticos en las economías rurales como el envío de medicinas, porque quiere despojar a los americanos de su derecho fundamental al voto seguro, durante la más catastrófica crisis de salud pública que hemos tenido en 100 años”.
Lo cierto es que las encuestas continúan en ascenso en favor de Biden, que en algunos lugares llegan a dos dígitos de diferencia. Está claro para Trump que la participación masiva de personas en esta elección sepulta su continuidad en el Gobierno, y como muchas veces el propio Trump dijo “I am not a good looser” (no soy un buen perdedor).