Cultura

Mensajería autogestionada con acento feminista

Por Maximiliano Ghielmetti

En medio de la precariedad que destaca al servicio de deliverys en la pandemia, surge Acab(a) mensajería como una respuesta a la falta de trabajo y al modelo de explotación de las Apps de reparto. Pedalean 40 km por día y fomentan una organización sin jerarquías.

AS: ¿Cómo surge Acab(a)?

ACAB(A): Surge a partir del anuncio de la cuarta semana de cuarentena, frente a la necesidad de generar ingresos. La mayoría de nosotrxs somos trabajadorxs informales, por lo que el aislamiento nos dejó sin trabajo. Creemos que pedalear es político, porque creemos en la bici como una herramienta empoderadora y volvemos a ella, en esta situación de crisis. Algunxs nos conocimos cuando fuimos parte de @pedaleacomounapiba. Ya desde ese entonces, arrastramos un aprendizaje sobre formas de trabajo horizontales y creemos que pueden ser aplicadas para desacelerar la rueda de la explotación implicada en las condiciones laborales de las aplicaciones de delivery.

“Las condiciones en las que trabajan los repartidores son paupérrimas e irregulares”.

AS: ¿Cuáles son las diferencias entre Acab(a) y el resto de las aplicaciones de delivery?

ACAB(A): Lanzamos la mensajería un día antes del paro de repartidores y, aunque no lo sabíamos, no creemos que haya sido una casualidad. Las condiciones en las que ellxs trabajan son paupérrimas e irregulares. Mientras los departamentos de publicidad y marketing de las empresas para las que responden intentan instalar el mensaje de que son héroes, en verdad son trabajadorxs que reclaman por no recibir siquiera los insumos sanitarios básicos para seguir entregando pedidos en este contexto de pandemia. Desde nuestro lugar, empatizamos con ellxs y reiteramos nuestro apoyo a su lucha por mejores condiciones laborales. Algunxs de nosotrxs somos emprendedores que ya trabajamos con formas de distribución alternativas. Somos conscientes de que es más difícil, más lento y a veces hasta más caro. Pero lo elegimos porque al contratar el servicio que se ofrece a través de las aplicaciones más frecuentes, estamos colaborando con un sistema de explotación de lxs trabajadores, que además, en estas circunstancias, se profundizó notoriamente.

AS: ¿Se plantean competir con las app tipo Rappi o Glovo o apuntan a clientes que las elijan porque no avalan la precarización de ese tipo de sistemas?

ACAB(A): No podemos ni pretendemos competir con los precios de las aplicaciones. Pero confiamos en que allá afuera hay personas que tienen conciencia sobre la dimensión política que tiene toda elección, que entienden que lo personal es político y que conformamos una propuesta alternativa alineada con estos valores.
Unos de nuestros ejes principales está puesto en el cuidado, tanto entre nosotrxs como hacia quienes nos contratan. Por ejemplo, cuando llueve priorizamos nuestra seguridad aunque pudiera traer demoras en el servicio. Entendemos que no somos máquinas, e intentamos mantener ritmos que podamos sostener sin ponernos en riesgo o llevarnos al agotamiento. Sin embargo, mantenemos el compromiso con las entregas informando si hay que reprogramarlas, estando en contacto con las necesidades de los clientes. 

“Nos interesa trabajar de manera horizontal, sin jerarquías, y que todas las decisiones sean tomadas por consenso”.

AS: ¿Cómo es su organización laboral?

ACAB(A): Nuestro equipo se conforma por un diseñador, una persona que administra y organiza los viajes y diez mensajerxs en las zonas de CABA y GBA Sur. Incorporamos la noción de formar redes, aprendida de nuestra participación en diversos colectivos feministas, y la aplicamos a nuestra dinámica. También nos interesa trabajar de manera horizontal, sin jerarquías, y que todas las decisiones sean tomadas por consenso, otra idea propia de la lógica feminista (aprendida especialmente de Argentina en Bici @argenbici). 

Metadata 

  • Entre 30 km y 40 km recorre cada bici-mensajerx.
  • 70 son los viajes que hacen por día.
  • Ropa y regalos son las cosas que más llevan.
  • Colectivos y peatones en bicisendas los principales factores de riesgo.

Contexto

Mundo delivery versión coronavirus

Un breve paseo (en bicicleta) por el mundo de las apps de reparto nos muestra que la cosa no va sobre ruedas. Se viene de un paro general internacional en la última semana de abril, donde los repartidores reclamaron condiciones de seguridad e higiene y aumento del 100% en sus comisiones. Recordemos que son monotributistas, aunque a las empresas les guste llamarlos eufemísticamente “socios”. 
Por otro lado, como informa la App sindical (Asociación de personal de plataformas), a dos meses del inicio de la cuarentena, las aplicaciones les cobran a los nuevos locales gastronómicos asociados comisiones de hasta 40% del ticket de venta. Previo a la cuarentena ese costo no superaba el 15%.  Algunos comercios llamaron a un “appagón” en protesta, y otros se desvincularon. Mientras las aplicaciones están en sus récords de ganancias por ofrecer un servicio esencial, los comercios, atados a los deliverys, reciben los pagos con hasta dos meses de demora. De esta manera, estas empresas también le meten pedal a la bicicleta, pero en este caso a la financiera. Por su parte, el Gobierno ajusta un proyecto que regule esta actividad para enviarlo al Congreso y que se debata de manera virtual. El Ministerio de Trabajo le incorporó un capítulo que incluirá a los repartidores en el régimen general de la seguridad social, con prestaciones de salud y aportes jubilatorios, y una habilitación a la AFIP para ejercer un control en tiempo real de la distribución de tareas por parte de las aplicaciones.