Cultura

Pensar en Cuarentena: “El capitalismo no va a ser derribado”

Para el filósofo argentino Gustavo Varela*, la incertidumbre será la forma de vivir. El desafío será pensar estrategias para operar sobre el neoliberalismo sin que nos pase por encima. Vigilados, controlados, sancionados, vivimos en cuarentena y con el “capitalismo al mango”.

“Me parece que en este momento la incertidumbre es la forma de vivir”

AS: ¿Cómo ves la gestión política de los Estados para enfrentar la pandemia? ¿Pensás que algunas medidas desbordan el ámbito legal?

GV: Los Estados no saben qué hacer con esto. Lo llamativo fue por un lado, lo de Europa, en particular España y Francia que tuvieron una cantidad enorme de muertos, digo esto en relación a la posibilidad de haber tenido un poco más de cuidado o haberse informado más para poder cerrar más rápido las fronteras y los aeropuertos. Y por otra parte, hay algo que tiene que ver con lo jurídico que es como una suerte de Estado de Excepción donde estamos ahora y donde se modifica cualquier procedimiento jurídico entre ellos, el pago de la deuda externa para nosotros. No hay una claridad de cómo llevarlo adelante. Me parece que la incertidumbre es en este momento la forma de vivir.

“Lo que dice el filósofo surcoreano Byung – Chul Han es que Europa está terminada de alguna manera, que tiene un sistema que ya no funciona más”.

AS: ¿No crees que en esa falta de claridad acerca de cómo los Estados enfrentan a la pandemia, hay excesos en algunas medidas como por ejemplo el uso indiscriminado de la tecnología para controlar si las personas se quedan o no en sus casas, pienso en los casos de China y Taiwán?

GV: El sistema de intervención sobre la población sabemos que está y que está fuertemente. Esto es el capitalismo al mango, Google, los smartphones, etc. Yo agregaría algo que dice el filósofo coreano Byung – Chul Han que tiene un saber sobre esos países que otros no tienen, no lo tienen Agamben ni Bifo, que están en el corazón de Europa. Lo que dice Han es que Europa está terminada de alguna manera, que tiene un sistema que ya no funciona más. Se refiere al sistema humanista, ni más ni menos. Europa aparece como el lugar donde las cosas fluyen de una manera bien clara, y en general, no hay problemas importantes, a veces sí pero en general no son muy importantes, y podríamos decir que si vos caminas por Barcelona, Berlín o por Roma no tenés problemas y por el contrario, tenés un sistema que te soporta ¿Se puede parar este sistema de control? Yo creo que no, esto tiene que ver con un dispositivo técnico que va llevando su propia bola y que se va arrastrando desde hace 30, 40 años. Todo esto, se va tecnificando cada vez más, hay cámaras y hay intervención sobre la población, todo Black Mirror es buena parte de eso. 

“El sistema capitalista no es que te quita todo el tiempo o te somete todo el tiempo, la cuestión es que vos aceptás y te gusta”.

AS: ¿Vamos hacia la “des – occidentalización” – “des -humanización” del planeta, después de esta pandemia? 

GV: El sistema de intervención que viene a caballo se va a diseminar rápidamente en los próximos 10 años. A veces, pienso hacia atrás, década del 90, y era completamente diferente, y cuando ves esos teléfonos pequeños y ahora tenés los smartphones, es enorme la diferencia. El smartphone para todos nosotros es una solución porque nos permite hacer todo, todo en una mano. Lo que quiero decir, es que hay ahí una voluntad de querer eso. El sistema capitalista no es que te quita todo el tiempo o te somete todo el tiempo, la cuestión es que vos aceptás y te gusta. Ahí, hay una cosa que es bastante problemática para analizar. Nosotros somos gozosos del celular, mientras el celular sabe todo lo que está pasando en este momento. 

Nosotros los latinos somos gente de abrazo, de saludarnos con un beso, hay algo nuestro que se frenó y no sabemos hasta cuándo”.

AS: ¿La casa como espacio de intimidad en la vida moderna, deja de serlo en este momento y se convierte en una suerte de prisión domiciliaria con tobillera electrónica pero con todos los beneficios del consumo, las clases de yoga online, el sexo virtual?

GV: La casa sigue siendo un espacio de contención, me refiero a la casa en Argentina, a la casa de los sectores medios y medios – bajos, medios- altos y altos. Es el lugar donde nos podemos acurrucar. Ahora, nos meten en la casa porque necesitamos que este asunto se frene ¿No nos meterían en las casas si fuéramos todos ilustrados? Sí, podríamos salir, es lo que pide la clase media, “che queremos salir a correr”. Pero  ¿por qué no podés correr? Y .. porque hay que ponerle el límite a otro que te ve correr. Ese otro junta a los amigos y se van a comer una asado y después se enferman. La casa todavía permanece como un espacio propio no tiene una intervención hacia adentro. Ahora, el mundo de lo virtual te conduce hacia otra dirección. Las formas del amor y las formas del hacer probablemente eso se empiece a expandir de acá a un tiempo. Nosotros los latinos somos gente de abrazo, de saludarnos con un beso, hay algo nuestro que se frenó y no sabemos hasta cuándo. El otro concepto que aparece es la espera. El abrazarse es un gesto del tango y de nuestra genealogía. Los inmigrantes que llegaron se abrazaron en el baile, en el conventillo y se requerían entre ellos. Eran cuerpos que se esperaban, que se aglutinaban. Si no se consigue la vacuna algo de todo esto va a seguir,  de mantener una distancia y de ser cuerpos gélidos, como los del PRO que cuando se abrazan tienen un abrazo gélido, casi se repelen…

“Cuando pensamos en los pobres no sabemos bien de qué estamos hablando”.

AS: Hablamos de acurrucarse en las casas, de las comodidades que nos da el capitalismo y que voluntariamente consumimos. Ahora, ¿cómo viven la pandemia los sectores más empobrecidos? ¿Tenemos registro de esto?

GV: Cuando pensamos en los pobres no sabemos bien de qué estamos hablando. No sabemos costumbres, no sabemos modos, no sabemos cómo son esas relaciones. Entonces, cuando se escucha que no podés meter a cuatro, cinco personas en un departamento o en una casa pequeña o que la gente sale igual, no es porque la gente es loca es porque efectivamente sus espacios son esos como los nuestros son nuestros (me refiero a los sectores medios). Es muy difícil esa comprensión…

“La política pareciera no estar acá”.

AS: ¿Cómo ves el trabajo de los medios en la cobertura de la pandemia?

GV: Me parece que se reproducen así mismos. La reiteración gobierna, no gobierna la diferencia. La política pareciera no estar acá. Estamos todos sumergidos en este mundo del virus y cuando prendés la tele y ves eso, y cambias de canal y ves lo mismo, me parece que ahí la política no está. Nos falta un poco de discusión y empieza a haber un poco y entonces algunos dicen: ¿te parece que en este momento estén diciendo esto?, y sí… ésto es la política justamente, la incomodidad es parte del asunto. Suponíamos que se había terminado la grieta, y que estábamos todos juntos, bueno no, las fisuras se mantienen, inclusive en un momento como éste, donde la situación existencial es frágil para todos. 

“Vamos a estar más pobres”.

AS: ¿El ser humano aprenderá algo de esta experiencia traumática?

GV: El capitalismo no va a ser derribado. Las transformaciones se hacen con peleas fuertes. Salvo que la China decida invadir Estados Unidos. Las cosas seguirán como están. Vamos a estar más pobres. Nos va a costar empujar, esto va a tener una respuesta en el terreno político, habrá disidencias, se va a poner más difícil. La pregunta es ¿Cómo hacemos con el neoliberalismo? Me parece que esa es la gran ecuación, cómo operamos sobre el neoliberalismo sin que el neoliberalismo nos pase por encima. A ésto todavía, no le encontramos la respuesta, como todavía no le encontramos la vuelta a esta enfermedad. Estamos con incertidumbre en términos políticos. Rusia no va a dejar de ser Rusia, hará política con su petróleo y con su gas para alimentar a toda Europa y los norteamericanos a pesar de Trump, me parece que van a poder componerse. Kissinger supone que hay una crisis tan grande en EE.UU. que se puede venir abajo, a mí me parece que no, el que se va a venir abajo es él. No va a ver una panacea de gente que se reúna y que esté dichosa por lo que esté pasando al contrario, hay una aguerrida relación entre los sujetos que tienen que hacer la cola para ir al supermercado o en una farmacia, no hay un amor para otro amor. El nervio ese, nos lleva a un lugar que no está bueno.

*Gustavo Varela es filósofo y docente de la Universidad de Buenos Aires.