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Panorama Político: El poder político frente a los poderes fácticos

Antes del comienzo del nuevo Gobierno, ya queda claro cómo será la disputa por “el poder” en los próximos años. Nuevamente el poder político estará en manos de un Frente que se posiciona como nacional y popular, luego del experimento que había habilitado el pueblo argentino de entregarle la presidencia a una alianza entre los distintos poderes fácticos: el financiero, los grandes exportadores, la familia judicial, los grupos económicos dedicados a la comunicación, aliados todos ellos a los grandes intereses transnacionales vinculados a EE.UU. y el FMI. Así, concentraron durante cuatro años todos los resortes de poder. A los que siempre tuvieron, le sumaron el Poder Ejecutivo. Vuelto éste ahora a un verdadero gobierno popular, enfrente tendrá el poder de las corporaciones económica, mediática y judicial, más la oposición política. El poder político coyuntural se resolvió ya con las elecciones, los poderes fácticos son permanentes.

El poder Judicial


Suele decirse que la “justicia” es susceptible al cambio de Gobierno. Así planteado es una simplificación. Claro que la “política” influye en la “justicia”; son poderes que disputan “el poder”; nadie es puro o ingenuo. Pero ese análisis desconoce que la “familia judicial” trasciende largamente el período de una presidencia, que no es “elegido” por nadie, y que conforma un “estamento” en sí mismo; la clase” supone ascensos y descensos, el estamento es estanco por naturaleza.
Entonces aparecen Laura Alonso, de la ¿Oficina Anticorrupción?, o el fiscal Carlos Stornelli yendo por primera vez a declarar ante un juez, o al propio Mauricio Macri denunciado por Autopistas del Sol, el Correo o el endeudamiento externo. Todo ello es posible, obviamente, por la pérdida de poder de Cambiemos. Pero a la vez, la vicepresidenta electa Cristina Fernández, con “más poder político”, debe presentarse en un juicio “construido” por el Tribunal Oral Federal 2 (Andrés Basso, el presidente Jorge Gorini y Rodrigo Giménez Uriburu; a veces es bueno estudiar de memoria ciertos nombres). Ahí el poder Judicial envía mensajes también a futuro. No será parte de la alianza de Gobierno, pero eso no significa que no mantenga capacidad de resistencia y bloqueo de leyes vía discreción política. “¿Preguntas? Preguntas van a tener que contestar ustedes, no yo”, les espetó Cristina a los jueces. Quizás haya sido un exceso de optimismo por su legítimo deshago ante semejante persecución política. Es tan deseable como difícil que “la justica enjuicie a jueces”.

El poder mediático
Los grandes medios de comunicación volvieron a hablar de economía después de cuatro años. Continúan con los problemas judiciales, sólo los que conciernen al Kirchnerismo. Se dieron cuenta, también, que habían invitado a sus estudios al “demonio Alberto” cuando era bueno; esto es, cuando no compartía espacio político con Cristina. Así, maniqueamente buenos-malos. Resulta que ahora Alberto “aprieta” periodistas, como a Hugo Alconada Mom. “Libertad de expresión. ADEPA -Asociación de Entidades Periodísticas de Argentina, la corporación de los grandes medios- repudió el mensaje “intimidatorio y estigmatizante” de Alberto Fernández a Hugo Alconada Mon”. Alberto sólo se había defendido ante la acusación del periodista de “operar” en la Justicia. Con la “justicia imparcial y el periodismo independiente” parece que no hay ni posibilidad de defensa ni derecho a réplica. El poder de los grandes medios hegemónicos también va más allá de los cuatros años; de democrático no tienen nada.

El poder económico


El financiero fue uno de los grandes ganadores del modelo neoliberal Macrista. El autoproclamado “campo”, en singular, como si hubiera uno solo, también. El industrial, uno de los grandes perdedores. Todos apoyaron a Cambiemos por una cuestión de intereses e ideológica. Desde que se sabe que “el mejor equipo de los últimos 50 años” termina su gestión, específicamente después de las PASO, aparecieron las críticas fuertes. El “campo”, Gustavo Grobocopatel: “No se puede permitir más malas praxis económica”; industria, Javier Madanes Quintanilla, principal accionista Aluar: “Hay un nivel de inoperancia en el manejo de la estrategia de negocios internacionales, que asusta”; medios, Grupo América, Daniel Vila: “Como empresario me está yendo muy mal, todos estaban mejor antes”.
Con todo, no significa que se encolumnarán gratuitamente detrás del Frente de Todos. No, cada uno de ellos hará lobby para su sector. “El capital” no es monolítico, también tiene contradicciones, allí también hay grietas. Y por supuesto, son los mismos “grandes empresarios” de siempre. “Algo van a tener que dar y van a tener que resignar”, les avisó el Presidente electo. Veremos si están dispuestos y en qué medida. O si la correlación de fuerzas dará para imponérselos.

El poder político


La unidad del Frente de Todos se consolida, ahora, en la cámara de diputados; con un solo bloque de 120/1 legisladores será la primera minoría. Estará a ocho/nueve del quórum, para lo que ayudará la separación de tres diputados del PRO ( el santacruceño Antonio Carambia, el bonaerense Pablo Ansaloni y la tucumana Beatriz Ávila) . Macri y Cambieomos los calificaron de traidores. ¿Qué diferencias habrá con que él mismo haya sido candidato del PJ Menemista de la CABA a Jefe de Gobierno en 2003, o con su reciente candidato a vice, Miguel Ángel Pichetto? Estos tres se suman a otros cinco de las provincias gobernadas por partidos locales y conforman el bloque Unidad y Equidad Federal. De ahí, y de los 10 del Interbloque Federal refenciados en el gobernador cordobés Juan Schiaretti y Graciela Caamaño, tratarán de lograr el quórum en cada sesión. En el Senado, el Frente de Todos tiene mayoría y quórum propio, 42, cinco más de los necesarios. El armado del Gabinete no presenta grandes conflictos, al menos hasta ahora el equilibrio entre las distintas fuerzas del Frente se mantiene.
El triunfo se cimentó sobre la unidad lograda del Peronismo y el desastre económico-social de Cambiemos. Así lo refleja la última encuesta de Ricardo Rouvier de “Balance de gestión de Mauricio Macri”. Llegó con la promesa de “pobreza 0”, y deja al 40.8% según la UCA. Es por eso que se va con un diferencial de imagen negativa de 17.8 puntos, cuando supo tener un diferencial positivo del 45.3; su gestión es aún peor, 61.2% negativa. No obstante, supo aglutinar el voto antiperonista, muchas veces dividido, lo que le permitió “subir” su caudal electoral: del 28.6% en las PASO de 2015, a 32.05% en éstas; del 34.15% en las generales de hace cuatro años, a 40.28% ahora. Éste no es un voto puro, sí el de las PASO, pero reunió el voto “anti”, ideológica y básicamente de derecha. Quedó demostrado que parte de este sector, de clase media o media baja, puede votar en contra de sus intereses económicos, pero sus intereses culturales, simbólicos, son otra cosa.
El Frente ganó las elecciones, ahora deberá gobernar contra estos poderes en el marco de una región latinoamericana muy adversa. De todo ello, desestabilizaciones incluidas, deberá cuidarse. Macri fue al Mercosur a condicionar a Fernández: “Como Presidente electo que asumirá el 10 de diciembre, espero que oficialice la labor que está llevando la presidenta electa”. “Las encuestas dicen que “la gente” le dará dos años para que se vean los resultados; los poderes fácticos no. Las elecciones son una cosa, el poder otra.