El mundo del revés
¿Qué vimos en los últimos días? La detención de la activista alemana que intentó ingresar a Italia con migrantes de Libia, el show montado en el G20 de Osaka donde claramente los países que deciden el rumbo de la economía mundial buscan acuerdos con amplias ventajas por sobre el resto y un Donald Trump que se mostró más calmado ante su rival Xi Jimping en la ya conocida saga “Guerra comercial”. Pero nos vamos a detener en el pacto firmado entre UE y Mercosur. Un acuerdo anunciado con mucho entusiasmo en época electoral y que antes de entrar en vigencia deberá recorrer varios pasos legales, entre ellos, el Congreso.
Siguiendo la línea del gobierno el plan es 100 por ciento coherente con su política, beneficia a los grandes empresarios y perjudica a los pequeños. La apertura comercial que permitirá este tratado podría impactar negativamente en la industria nacional y beneficiar a selectos grupos agrícolas. Algunos lo llaman “el ALCA silencioso en su etapa final” otros, celebran la apertura cuando las principales economías del mundo hacen más proteccionismo y cuidan su producción local. Para Europa este acuerdo significa una gran oportunidad en momentos que se prepara para el embate que podría causar la salida de Londres ante un eventual Brexit.
Con este acuerdo se bajarán los aranceles a la exportación de productos argentinos, agrícolas e industriales y el Mercosur hará lo propio para productos europeos. Y en este punto ya comienzan las desigualdades. Por presión de los lobbies agrícolas europeos la UE le impuso al Mercosur el condicionamiento de una apertura gradual (año a año) y con cupos de importación. Es decir que el arancel cero no será inmediato para esta parte del planeta. Con respecto a los productos industriales, los empresarios locales advierten sobre una ola importadora que otra vez ponga en riesgo la ya debilitada industria nacional. Para los defensores del acuerdo, la apertura será un desafío con el objetivo de mejorar su productividad frente a la mayor competencia extranjera. Para los críticos, el acuerdo podría generar desbarajustes entre los compromisos comerciales entre países del Mercosur como el caso de Argentina y Brasil, su principal socio económico.
El acuerdo también prevé la posibilidad de otorgar a capitales europeos licitaciones por obras públicas lo que también pondría en riesgo el trabajo generado por las firmas locales.
El mundo del revés continúa manifestándose según desde que latitud se lo mire. Para una economía tan golpeada como la de Argentina, el gobierno seguirá instalando el mismo modelo que fracasó años atrás. Desde el Norte, aprovechan las oportunidades. A Trump, en plena campaña le sonríen los números de la economía: más crecimiento – menos desempleo, China sigue liderando los intercambios globales y la UE con sus complicaciones nuevamente va por la conquista de América.