El éxito editorial de una política
Opinión, por Carlos A. Villalba
En una de las tantas ramas de la industria en vías de extinción se produjo un fenómeno inexplicable: la demanda de ejemplares del libro de primobolan results una dirigente política.
Los laboratorios abastecen de datos al equipo electoral de Mauricio Macri y a quienes intentan instalarse como opositores al gobierno que causó más daño en menos tiempo en la Argentina postdictatorial. Sin embargo la economía es un monstruo que destruye esperanzas, genera hambre, frío y enfermedades y termina convirtiéndose en el aparato de comunicación más formidable de la coyuntura, capaz de desmentir cualquier falsedad propagandística: el desempleo saltó del 6,5% a finales de 2015 a un 9,1% que, según amigos del gobierno -como el propio FMI o la OCDE- escalará en lo que resta del año hasta el 11 o el 13%. La pobreza, ese indicador por el que el Presidente de la Nación quería que midiesen su gestión, creció bajo su mandato y hasta diciembre de 2018 más de 11 puntos porcentuales, atrapando a 14,5 millones de personas, de las cuales 1.865.000 penan en la indigencia, y 5,5 millones son niños, niñas o adolescentes.
Mientras todos desmenuzan encuestas, trituran informes tratando de descubrir la lógica de ese intangible que es el proceso colectivo e individual del comportamiento electoral, en una de las tantas ramas de la industria en vías de extinción se produjo un fenómeno inexplicable en el actual contexto económico: la demanda de centenares de miles de ejemplares del libro de una dirigente política: el Sinceramente de Cristina Fernández de Kirchner.
El primer trimestre de 2019 fue el peor en cinco años para la industria editorial que, en comparación con 2013, registra una caída del 50%; las políticas del gobierno Cambiemos produjo el desmoronamiento de la producción, la venta y los puestos de trabajo del sector. Las ventas disminuyeron entre 30% y 35% en los años de Macri, la cantidad de empleos directos cayó 20% en igual período y 15% los empleos indirectos (correctores, diseñadores, traductores). La penosa síntesis de la situación es la pérdida de 5.000 puestos de trabajo en la industria gráfica.
Entre el 22 y el 26 de abril empezaron a llegar las cajas repletas del libro de tapas azules con el Sinceramente en letra cursiva que remiten, de manera inevitable, a los viejos cuadernos Rivadavia, la contra de los “Gloria” fotocopiados que usaron el juez Claudio Bonadío y el fiscal Carlos Stornelli para acusar a decenas de empresarios y funcionarios del anterior gobierno, encabezados por la autora de las 594 páginas a $599 pesos que dieron vuelta todos los números editoriales que se acaban de reseñar.
37 puntos de rating logró la presentación de un libro: siete millones y medio de personas solo en Capital y Gran Buenos Aires.
Cristina Kirchner respetó el protocolo de la Feria del Libro durante el “lanzamiento” del jueves 9 de mayo, rodeada de mil “personalidades” bajo el techo del salón Jorge Luis Borges -cuya memoria se habrá estremecido aún en la lejanía de su tumba suiza- y con decenas de miles soportando la lluvia porteña en la pista de una Sociedad Rural caracterizada por su antiperonismo, su antikirchnerismo y sus apoyos a cada dictadura que se le puso a tiro, y en los alrededores de Plaza Italia, frente a pantallas que reflejaban los gestos pícaros de la ex presidenta, las emociones en el aniversario 44 de su casamiento con Néstor Kirchner o su certeza sobre lo imprescindible que será acordar “un contrato social de todos los argentinos y argentinas”, ante la gravedad de la situación que vive el país. Respetó las formalidades… y generó el hecho político más importante en lo que va del año.
Diez días después de reconocer, desde el flan económico y financiero en que sus decisiones convirtieron a la Argentina, que “el mundo duda que por ahí los argentinos quieren volver atrás y eso da mucho miedo al mundo, aumenta el riesgo país, toman posiciones defensivas”, el hombre que hizo del rechazo a las “cadenas nacionales” de su antecesora una bandera electoral, chocó contra los 37 puntos de rating que logró la presentación de un libro (“de m…”, para muchos de los conductores y panelistas de programas de TV). Por lo bajo siete millones y medio de personas solo en Capital y Gran Buenos Aires.
En un país en el que se llega a “bestseller” con 20.000 ejemplares, CFK va por una distribución vendida de 300.000 y se calcula que llegará al medio millón en un mes; en ese mismo país, donde el programa televisivo más visto logró -en el pico que siempre alcanza con sus debuts de producción espectacular- 20,6 puntos, ella lo superó por 17, cerca del doble del Showmatch de un conductor que ya debe estar arriando las banderas de una aventura electoral.
¿A qué fenómeno asiste la política nacional con este hecho? ¿Se trata apenas de la movilización de las “saudades” -ese maravilloso concepto de “la presencia de la ausencia”- de un grupo nostálgico? O, más bien, constituye del “indicador” de profundos movimientos telúricos en la dinámica del comportamiento electoral, que reacomoda sus decisiones en función de sus intereses esenciales, aquellos que reconquistó a partir de 2003, que la promesa del “cambio” no respetó y que hoy deciden “perdonar” a la señora de las carteras Louis Vuitton y sacarse de encima todo el prejuicio generado por la artillería descargada por los medios hegemónicos…
La administración que intenta llegar, renga, al 10 de diciembre, se considera víctima de una “pesada herencia” y “víctima” de un futuro que percibe como amenaza del retorno del peronismo y sus propuestas redistributivas, soberanas y productivistas. El propio mandatario convirtió al suyo en un gobierno sin presente, en el que todos los indicadores económico sociales, medidos en los términos de sus propios intereses y concepciones, dan resultados negativos frente a los doce años de las administraciones que lo antecedieron. El jueves se enteró, además, que pierde por goleada por televisión y entre las mesas de libros con tapas que parecen de cuadernos.