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El juicio de extradición a Julian Assange en la recta final

Todos los testigos coinciden en que el caso contra el periodista australiano tiene una clara intencionalidad política. Habrá veredicto después de las elecciones en EEUU.

El 7 de septiembre se retomó el juicio de extradición a EE.UU. contra el fundador de Wikileaks. El debate había sido suspendido por la pandemia. Un tribunal británico deberá decidir si avala o no el pedido de la justicia estadounidense.

Julian Assange podría ser condenado a 175 años de prisión. El fundador de Wikileaks está preso en Londres.
Julian Assange podría ser condenado a 175 años de prisión.

Assange está acusado de 18 cargos bajo la Ley de Espionaje y podría ser condenado en EE.UU. a 175 años de cárcel. Los cargos están vinculados a las publicaciones que hizo Wikileaks a partir de 2010 sobre las acciones del ejército estadounidense – incluidas muertes de civiles, torturas y otros abusos – en Irak, Afganistán y Guantánamo.
El periodista australiano está preso en la cárcel de Belmarsh (sur de Londres) desde el 30 de abril de 2019, cuando fue detenido por la policía inglesa en la embajada de Ecuador.

En la segunda parte del juicio han declarado periodistas, reconocidos profesores de universidades de EEUU, abogados y un médico psiquiatra.

“Las acusaciones tienen motivaciones políticas”, dijo Mark Feldstein de la Universidad de Maryland.

En casi todas las audiencias, se reforzó la hipótesis que detrás de todo este proceso contra Assange hay una clara intencionalidad política. “Las acusaciones tienen motivaciones políticas”, dijo el profesor de periodismo de la Universidad de Maryland, Mark Feldstein, el primer testigo de la defensa.
Feldstein también aseguró ante la jueza Vanessa Baraitser, que no hay precedentes en su país de que un periodista sea juzgado por publicar información clasificada y que la primera enmienda de la Constitución protege este tipo de investigaciones.

“Está en juego la libertad de prensa”, alertó Trevor Timm, cofundador de Freedom of the Press Foundation.

“Está en juego la libertad de prensa”, alertó Trevor Timm, periodista y cofundador de Freedom of the Press Foundation. “Este caso amenaza con criminalizar la protección de fuentes”, agregó en su declaración.
Carey Shenkman, abogado estadounidense especializado en derechos humanos, se refirió a las implicancias de la Ley de Espionaje: “Cualquier periodista de cualquier país del mundo que transmita secretos que no se ajusten a las posiciones políticas de la administración estadounidense, puede ser acusado bajo esta legislación.”
La abogada Jennifer Robinson, asesora de Assange desde 2010, reveló que el ex congresista republicano Dana Rohrabacher, y un asesor de Donald Trump, Charles Johnson, intentaron extorsionar a Assange. Si delataba la fuente que accedió a los correos electrónicos de la Convención Nacional Demócrata antes de las elecciones del 2016, se le proporcionaría una suerte de indulto.

“Durante la presidencia de Trump, el Departamento de Justicia perdió su independencia”, Eric Lewis, miembro de la ONG Reprieve.

El tema del manejo judicial y la presunta injerencia de Trump en todo este caso estuvieron muy presentes durante las audiencias. El abogado estadounidense y miembro de la ONG Reprieve Eric Lewis aseguró que bajo el mandato de Trump, el Departamento de Justicia de los EEUU había perdido su independencia. De acuerdo a la declaración de Lewis, el ex fiscal general de EEUU, Jeff Sessions, había calificado el arresto de Assange como una “prioridad”.
Lewis denunció que el funcionario presionó al distrito Este de Virginia para que presentara el caso de Assange. Lo más llamativo para Lewis es que la causa contra el fundador de Wikileaks se reactivó recién en 2018 y que esto se corresponde con la llegada del magnate a la Casa Blanca.

“En caso de una extradición inminente, Assange encontraría la forma de suicidarse”, aseguró el neuropsiquiatra británico Michael Kopelman.

Ya casi en el cierre de las audiencias, se conoció la declaración del neuropsiquiatra británico Michael Kopelman, quien visitó a Assange en reiteradas ocasiones a la celda del penal de máxima seguridad. El diagnóstico de Assange incluye “depresión recurrente, con alucinaciones psicóticas”, y su estado ha variado de “moderado a severo”. El experto contó por escrito que Assange le había revelado que escuchaba voces y música en su celda. “En caso de una extradición inminente, Assange encontraría la forma de suicidarse”, aseguró Kopelman en su declaración escrita. También subrayó que el periodista padece del síndrome de Asperger. Este trastorno del espectro autista podría convertirse en un escudo protector contra la entrega de Assange a EE.UU.
Hay un antecedente: el Tribunal de Apelación de Inglaterra y Gales bloqueó la entrega del británico Lauri Love, a quien EE.UU. reclamaba para ser juzgado por varios delitos de pirateo de plataformas y servidores digitales oficiales. Love tenía Asperger.

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