Se llama Greta Thunberg, tiene 16 años y lidera la lucha contra el cambio climático en Suecia. Todos los viernes hace huelga frente al Parlamento de Estocolmo para exigir a los políticos de su país, que se comprometan con el futuro del planeta.

El 21 de febrero pasado brindó una conferencia en Bruselas, en la sede de la UE. La adolescente nórdica, instó a duplicar los objetivos de reducción de carbono. “Los políticos que no aborden el cambio climático serán recordados como los mejores villanos de todos los tiempos” por llevar al mundo al desastre, advirtió la joven, ante los representantes de un bloque que no ha visto más que fracasos en las metas climáticas de los últimos años. A este descalabro se sumó además, el “negacionismo” de Donald Trump, retirando a Estados Unidos del Acuerdo de París.

Decenas de miles de estudiantes en Berlín, Barcelona, Londres y otras ciudades siguieron su ejemplo. Greta tiene seguidores pero también críticos, quienes aseguran que la joven forma parte de un gran circo. Pese a los cuestionamientos, Greta continúa con una lucha que comenzó internamente cuando decidió darle batalla a una fuerte depresión. La estudiante padece el síndrome de Asperger y siempre ha tenido dificultades para comunicarse con la gente. La protesta significa para esta joven, un motivo más que suficiente para superar su estado de ánimo. “Toda mi vida había sido invisible, la niña invisible al fondo que no dice nada”, aseguró en una entrevista que le hizo el New York Times.

La ola verde en Europa, tiene varios referentes. En Bélgica, Anuna De Wever, con sólo 17 años, encabezó protestas masivas que derivaron en la renuncia de la ministra de Ambiente, Joke Schauvliege, después de que esta acusara a los jóvenes de formar parte de un “complot”. La influencia de estas activistas crece a nivel mundial. La mayoría de ellas coincide en que el cambio climático no se podrá frenar si no es cambiando el sistema económico.