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Sin Merkel, ya no es lo mismo

Ganaron los socialdemócratas (SPD) y perdió el partido de Angela Merkel (CDU), sin la canciller, como candidata después de 16 años. Los Verdes (Die Grünen) siguen creciendo aunque no quedaron conformes con el resultado. Mejoraron en comparación con las elecciones de 2017.  Ahora vienen los tiempos de negociaciones para formar gobierno y elegir al futuro canciller. Esta situación podría extenderse hasta fin de año.

Parlamento alemán (Bundestag).

El líder socialdemócrata Olaf Scholz intenta convencer a los verdes y liberales (FDP). Los liberales lograron el cuarto lugar con el 11% de los votos.

Todo indica que el futuro gobierno estará formado por tres partidos y no por dos como era costumbre. Scholz aseguró que en la vereda de la oposición tiene que estar la Unión Demócrata Cristiana (CDU).

En la capital, Berlín, los socialdemócratas también ganaron y en segundo lugar quedaron los verdes. Más abajo se ubicaron los conservadores. En Berlín no sólo se votó por un nuevo Parlamento sino que además, ganó el Sí en el referendo que preguntó por la expropiación de viviendas ociosas. Los berlineses quieren que sea el Estado el que regule el mercado inmobiliario de la capital alemana.

La dupla aliada gobernante CDU/CSU obtuvo su peor resultado de la posguerra. Sin Merkel el repunte de los demócratas cristianos parece difícil. Tampoco se vislumbran grandes liderazgos.

Otro dato importante que deja esta elección es que el ultraderechista Alternativa para Alemania (AFD), el partido que nació en rechazo a la llegada masiva de migrantes, perdió su estatus de principal fuerza de oposición aunque mantiene su lugar en el Bundestag. 

¿Qué pasó con el voto joven? De acuerdo a un informe del canal ZDF de la televisión pública alemana, los electores de 18 a 29 años votaron en su mayoría a los liberales y a los verdes. Las personas mayores de 60 se inclinaron más por los partidos tradicionales.

Las elecciones mostraron una Alemania diversa. Con nuevas fuerzas que crecen y otras que fueron perdiendo el crédito de sus seguidores. Una nueva era le espera al motor económico de Europa, sin Merkel y con un mundo que busca reactivarse tras haber pasado lo peor de la pandemia.