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La educación, la solidaridad y la construcción de la autoridad. Informe especial, segunda entrega.

Las clases presenciales, más allá de las cuatro paredes

“La salud es un estado de perfecto (completo) bienestar físico, mental y social, y no sólo la ausencia de enfermedad”, define la Organización Mundial de la Salud (OMS). El aspecto de la salud física se complementa con el psicológico, en las personas en general, y en las niñas/os y adolescentes en particular: “En lo que respecta a la importancia de que las/os escolares asistan presencialmente porque necesitan socializar, me pregunto qué valores se enseñan y aprenden en estos contextos, si es que los protocolos se cumplen correctamente: no se puede compartir nada, no pueden acercar, ni tocarse o trabajar en grupo. Tampoco jugar o ayudar a un compañero, ni hablar en voz baja cuestiones personales. En todo caso, los valores son los que se promueven desde las lógicas de una cultura neoliberal que apunta a destejer la red social, la solidaridad, el cooperativismo y la importancia del bien común, para instalar en su lugar el individualismo que promueve el “sálvese quien pueda”, analiza la también Lic. en Educación Gabriela Dueñas (MN 491595). “¿No es acaso más importante enseñarles el valor de la vida, la importancia de cuidarla y la de ser solidarios y cuidar la de los demás?”. Inclusive debiera analizarse “cómo esta circunstancia afecta a los procesos de construcción “autoridad” por la que se encuentran transitando las niñas/os en tiempos tempranos de la vida. ¿Qué les estamos enseñando los adultos, padres, madres, docentes y funcionarios que no podemos ponernos de acuerdo para respetar las indicaciones que nos dan los científicos y médicos de todo el mundo para frenar esta pandemia?
En esa línea se manifiesta Catalina de 13 años, que cursa primer año en la Escuela Técnica N° 6 Fernando Fader, de Flores, en CABA: “”la presencialidad en la escuela no es mala, pero no te dejan tocar a los compañeros en forma de abrazo. Y eso es medio un “embole” o aburre un poco. El preceptor siempre nos reta cuando estamos apenas cerca de otra compañera”. En primaria sucede algo similar: “A mí me parece que la “presencialidad” no es mala, por lo menos en mi escuela se cuidan bastante bien. El tema es cuando veo salir a las otras burbujas con chicos con el tapaboca hasta la pera, y me da cosa. Y viajando en colectivo me siento un poco menos seguro –dice Juan Manuel, de 6° grado de una escuela primaria de La Matanza, provincia de Buenos Aires -; hay gente que se cuida poco o que directamente entra al colectivo sin tapaboca” .

Quino.

“La “presencialidad” en la escuela no es mala, pero no te dejan tocar a los compañeros en forma de abrazo. Y eso es medio un “embole” o aburre un poco. El preceptor siempre nos reta cuando estamos apenas cerca de otra compañera”, Catalina, 13 años.

En su momento la discusión no era “aborto sí / aborto no”, sino si las prácticas seguían en al ámbito de la ilegalidad, el riesgo y la desigualdad en el acceso al mismo; frente al legal, seguro y gratuito de la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE). Aquí sucede algo similar: el debate no es educación sí / educación no”, sino si es necesario para la preservación de un bien superior colectivo que es la salud, que las clases durante un par de semanas sean virtuales en lugar de presenciales, y específicamente en el área AMBA. ¿Qué pensará un argentino de Córdoba si corriera riesgo su salud porque un sector social en el AMBA no acata las restricciones necesarias para reducir la circulación? ¿Qué diría una argentina de un pueblo del norte o del sur si no consiguiera una cama por la irresponsabilidad de quienes promueven la desobediencia civil incentivando los contagios?

“Ya van dos años que transito mis estudios de manera virtual. Si bien no es cómodo, lo prefiero así, ya que me quedo más tranquilo para asistir a algún familiar”, Martín Mastroberti, estudiante de un terciario.

Tampoco es cierto que todos y todas las alumnas quieren estar en la escuela a pesar del riesgo: “Ya van dos años que transito mis estudios de manera virtual. Si bien no es cómodo, lo prefiero así, ya que me quedo más tranquilo para asistir a algún familiar”, explica Martín Mastroberti, ahora en un terciario. El transporte público trato de usarlo lo menos posible; como no soy personal esencial, es una manera de dejarle el espacio a los que realmente necesitan viajar. Así evito propagar el virus”. Un joven de 20 puede razonar con la misma altura intelectual que una profesional de la educación como Dueñas, sólo que a veces no se lo consulta. “¿Qué les estamos enseñando a nuestros niños, niñas y jóvenes cuando argumentando supuestas razones “pedagógicas” y o “psicosociales”, los hacemos circular por las calles exponiéndolxs  a  ellxs , a sus familias y a la comunidad en general,  como vehículos de transmisión de un virus imparable, que cuanto más circula, más muta; y cuando más muta, más contagia y mata?

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