En los barrios

Recuperar los saberes ancestrales

Lic. María Isabel Cassino, Facilitadora de Círculos de Mujeres

Desde hace varios años, en nuestro país crecen aceleradamente los Círculos de Mujeres y, a través de ellos, la incorporación de rituales ancestrales. Se trata de propuestas “urbanas” que rescatan los Ritos del Munay Ki, la ceremonia del cacao y del fuego, temazcales, ayahuasca, entre otros.
En épocas donde lo efímero, lo superficial y el individualismo se vuelven moneda corriente es interesante que estas prácticas se desarrollen ya que permiten recuperar los saberes ancestrales, reconocernos en su concepción y salir al rescate de su cosmivisión.

No se trata de caer en un neochamanismo consumista, o de reproducir rituales porque “están de moda”, los Círculos de Mujeres se encaminan a la apropiación de la espiritualidad de nuestras ancestras.
De esta manera, se tiende a volver a nuestras raíces, nutrirnos de la sabiduría y las vivencias de quienes nos han precedido, como un imperativo epocal, para no disolvernos en pantallas,  hashtags y emojis.
Recuperar estos saberes populares, que fueron transmitidos de generación en generación en nuestros pueblos originarios, es reencontrarnos con la tierra, con nuestras danzas, nuestros  cancioneros, con ceremonias, mitos, recetas, artesanías y con la medicina tradicional ancestral, con el valor de cada planta para sanar, ente otras tantísimas cosas.

En este marco, el hermano boliviano David Choquehuanca nos viene diciendo que “El vivir bien es una filosofía que rompe los esquemas de lo tradicional como respuesta a los que siguen encasillados al discurso occidental y nos señala la nueva forma de vivir plasmada en la práctica cotidiana del respeto, de la relación armónica y el equilibrio con todo lo que existe”.
Esta reflexión es a la vez una invitación. Una exhortación a entender que todo está unido e integrado, que existe una interdependencia y es, a la vez, un convite para volver a nuestro camino, a recuperar lo nuestro, a valorar nuestra historia con todo lo que tenemos y todo lo somos.
Recuperar los saberes ancestrales es recuperar la memoria y la identidad, es despertar la conciencia colectiva, es estar en armonía con la madre tierra, nuestro padre sol, la luna y los astros.

Rescatar los saberes ancestrales es revalorizar, fortalecer y apropiarnos de nuestra propia cultura, es un reto a los enfoques colonizadores, es dialogo y práctica, es volvernos semilla para que nuestra descendencia adquiera mayor consciencia en la conservación del medioambiente y los recursos naturales.
Reconocer los saberes ancestrales es ver un río, una montaña, o una porción de tierra, como  algo más que un recurso natural. Es verlo y sentirlo representando entidades, seres no humanos que nos brindan protección y amparo.


Recuperar los saberes ancestrales es reconocer a las mujeres, a la machi como guardiana del espíritu, poseedora de sabiduría, de poder curativo y puente entre el mundo espiritual y material.

Es también, reconocernos en la machi en las ceremonias de sanación, en sus instrumentos, logrando una conexión profunda con nuestras ancestras.
En síntesis, es momento, nos urge la tarea de revalorizar, transmitir y conservar los saberes ancestrales si no queremos que la globalización nos tape de “merchandising” y quedemos licuados en una cultura, una identidad y una concepción de vida que nos es ajena.
Las invito, desde este humilde lugar, a asumir el esfuerzo común de vivenciar y transmitir los ritos y las ceremonias ancestrales, a recuperar los saberes locales y nacionales vigentes en la memoria colectiva, a la defensa de todos los recursos naturales, a desarrollar la concepción del “Vivir Bien” comprometiéndonos desde una posición de igualdad y justicia, de solidaridad y reciprocidad, en comunidad y colectividad, como base para la defensa de nuestra propia historia, del medio ambiente, de la naturaleza y de la vida misma.

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