Internacionales

América Latina: desplazados por el turismo

Poblaciones nativas que deben mudarse por el boom de las aplicaciones de alquiler o por inversionistas extranjeros que compran edificios enteros para ofrecer a extranjeros.

Lo que surgió como una novedad tecnológica, sin regulación termina siendo una amenaza para la vida de miles de personas que no tienen vivienda en América Latina.

Alquilar un Airbnb, a veces, resulta beneficioso para los viajeros. En algunos casos suele ser más barato que un alojamiento tradicional. También termina siendo un buen negocio para el dueño de la casa ya que recibe dólares por el pago del alquiler. Esto se siente más en los países con monedas débiles.

La tendencia de muchos dueños indica que sus propiedades queden solo para alquileres temporarios lo que significa que en el mercado haya cada vez menos viviendas para alquilar a largo plazo. 

Uno de los países más afectados por este boom del “turisteo” es Puerto Rico. En términos más técnicos a este fenómeno se lo conoce como “gentrificación”. 

Enclave en el Caribe

Las playas de Puerto Rico ubicadas en una zona geográfica privilegiada del Caribe hace que sea presa de muchos inversionistas extranjeros que ponen sus billetes para comprar incluso edificios enteros, como señala una investigación del podcast El Hilo. 

Los inversionistas llegan al país sin ningún tipo de regulación y transforman los barrios de San Juan (capital) en polos turísticos. Esta transformación provoca no sólo escasez de viviendas para les trabajadores que forzosamente deben retirarse hacia zonas más alejadas de sus trabajos sino que también impacta en otros precios como el de la comida y el transporte. Todo lo que rodea al circuito turístico es más caro.

Una de las razones por las cuales se dimensiona este problema de la vivienda es porque Puerto Rico es una colonia de EEUU. Formalmente Puerto Rico es un “país libre asociado” de EEUU y su legislación depende de ese país. La mayoría de los inversionistas son estadounidenses.

La crisis habitacional se profundiza en un país con más del 40 por ciento de la población pobre.

Costa Rica, pura vida

Playa Espadilla, Costa Rica.

Costa del Pacífico y del Caribe. Uno de los países más biodiversos del planeta. Y también uno de los más caros de América Latina para vacacionar. 

“Aquí los gringos han comprado todo pero nos dan trabajo y eso es lo importante”, me cuenta Alexander, un profesor de surf tico que trabaja en una playa de Manuel Antonio, en la costa pacífica.

Alexander se refiere a los grandes hoteles o resorts que se han construido y se siguen construyendo en el país centroamericano. 

El mercado del turismo está prácticamente en manos extranjeras. No sólo los hospedajes son manejados por empresarios de otros países sino que también muchos parques naturales fueron privatizados y comprados por inversionistas extranjeros. Por ejemplo el Nauyaca Waterfalls (cascadas de Nauyaca). Un parque natural rodeado de una gran variedad de flora y fauna que se accede por un sendero empinado y con vistas muy bonitas. 

Tan sólo los grandes parques como el Manuel Antonio y Corcovado, entre otros pocos, quedaron en manos del Estado. 

Más al norte de Manuel Antonio, se encuentra Santa Teresa. La antigua aldea de pescadores fue desplazada por la migración europea, norteamericana e israelí. El coste de vida hizo también que sus habitantes se desplazaran a zonas alejadas de la costa en busca de viviendas más baratas. Por ejemplo en Santa Teresa el alquiler de un piso cuesta aproximadamente unos 1500 dólares. El salario mínimo de les trabajadores es de 500 dólares.

Cascadas de Nauyaca – Costa Rica.

Ciudad inmensa de México 

No tiene playas pero es una de las ciudades más visitadas del mundo por su riqueza cultural y también por ser un epicentro de trabajo y generación de empleo muy importante para la región. Pero Ciudad de México también es blanco del negocio de la gentrificación.

Los “ex barrios” se convirtieron en lugares minados de coquetos cafés, espacios de coworking y galerías de arte. 

También en México está avanzando el boom de Airbnb. Edificios enteros de viviendas se convierten en emprendimientos turísticos. Alquileres a corto plazo y como consecuencia escasez de pisos para trabajadores.

A raíz de la pandemia, la capital mexicana atrajo a muchos extranjeros que también decidieron vivir y trabajar de manera remota para sus países con la ventaja de que cobran sus salarios en dólares. Y como la economía es una rueda esto repercute también en el precio de la comida en los restaurantes, en la ropa y en los artículos de consumo cotidiano.

¿Hay solución?

El presidente de México Andrés Manuel López Obrador dijo que no se  puede negar el ingreso de extranjeros que decidan quedarse en la capital. Pero que considera regulaciones al respecto. 

La clave para resolver este problema habitacional provocado por la gentrificación es el control y la regulación por parte del Estado. Se habla en varias ciudades de establecer un límite de propiedades en alquiler a través de la aplicación Airbnb. Otra opción sería poner un tope a los precios de los alquileres para evitar la especulación. Pero este punto podría resultar más difícil dependiendo de cada latitud geográfica.