Dos postales de un mismo país
Por Eugenia Rodríguez Centro de Economía Política Argentina (CEPA)
Sin dudas continúa la recuperación de la actividad y el empleo, pero los salarios analizados aún son menores comparados con la línea de pobreza.
La tercera semana de agosto nos deja dos postales claras para analizar el presente. Por un lado, una evolución favorable del empleo y de la actividad económica nacional, por otro, un salario medio que no alcanza para cubrir la Canasta Básica Total, y aproxima a muchos trabajadores a la línea de pobreza.
Para comenzar por una de las caras de la moneda, cabe decir que según lo anticipó el propio ministro de Economía, Sergio Massa, en su participación en el Consejo de las Américas, la desocupación para el segundo trimestre de este año se ubicará en un 6,7%, es decir, en un nivel similar al segundo trimestre de 2015.
Analizando en perspectiva, el proceso de recuperación del empleo en la postpandemia continúa siendo destacable, e inclusive en el panorama regional, Argentina viene encabezando la reducción de la tasa de desempleo desde el pico de dicha crisis. Se registran, a mayo de este año, 17 meses de crecimiento consecutivo del empleo registrado privado, lo que implica que más de un año después del piso de la pandemia (julio de 2020), se generaron 328.000 puestos de trabajo, aunque todavía se deben recuperar gran parte de los destruidos durante el macrismo (274.000).
Ello se da en un contexto de crecimiento de la actividad económica (7,4% i.a en mayo), siendo los mayores niveles de actividad desde mayo de 2018. Se destaca en esta línea, la significativa evolución mensual de la producción industrial, que a junio de 2022 logró el mejor desempeño en ese mes de los últimos 7 años (+6,9% vs. igual mes de 2021 y +20% vs. 2019), en un marco donde la capacidad instalada industrial llegó al récord histórico del 69,1%.
La mediana salarial -el punto donde la cantidad de asalariados registrados se divide en mitades- se redujo desde mediados de 2017 y hasta finales de 2019 cayendo casi 29 puntos.
Sin embargo, la otra cara de la misma moneda da cuenta de un contexto inflacionario, que en julio llegó al pico mensual de suba del 7,4%,, y donde la discusión sobre el poder adquisitivo de los ingresos aparece en el centro de la escena como en la movilización que encabezó la Confederación General del Trabajo (CGT) este 17 de agosto, denunciando el rol de los formadores de precios.
En ese sentido, para analizar si hay trabajadores registrados privados pobres, es posible comparar la evolución de la Canasta Básica Total (CBT) y la mediana salarial (el punto donde la cantidad de asalariados registrados se divide en mitades) y observar si los ingresos de la mitad de los asalariados registrados privados son suficientes para evitar ser pobres por ingresos.
Los datos muestran que la relación de la mediana de salarios con respecto a la CBT se redujo desde mediados de 2017 y hasta finales de 2019 cayendo casi 29 puntos, pasando de representar 112,7% a un 84%; en otras palabras, la mediana de salarios creció muy por debajo de la CBT. Ese proceso se profundiza levemente con la pandemia: pasa a representar un 81,8% de la Canasta y luego se recupera en niveles cercanos al 90%, en buena medida como resultado del efecto “tarifas” en la CBT.
Para julio de este año, según los datos últimos datos difundidos, se observa que los ingresos individuales de la mitad de los asalariados registrados privados quedaron 6,5 puntos porcentuales debajo de la línea de pobreza, ubicándose la relación entre mediana y CBT en un 93,5%. Hay que recordar que comparamos salario individual de un trabajo registrado privado vs un indicador (CBT) para familia tipo (4 integrantes), lo que supone que ese hogar es pobre solo si en dicho hogar el único ingreso es el mencionado salario.
Sin dudas continúa la recuperación de la actividad y el empleo, pero los salarios analizados aún son menores comparados con la línea de pobreza, todo lo que configura un escenario difícil considerando la brutal caída derivada de las políticas de Cambiemos (20 puntos de caída de los salarios).
Finalmente, es preciso señalar que se vuelve más que necesario revertir esta tendencia. Una de las alternativas en discusión y de cara al Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil: la actualización del salario mínimo, vital y móvil del 21 por ciento en tres tramos: 51.200 pesos en septiembre, de 54.550 en octubre y de 57.900 pesos en noviembre. Hay que tener presente que toda inyección a los salarios tiene su correlato en el consumo, la demanda y la producción, y que el aumento podría complementar la discusión central en paritarias.
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