Desde el estallido de la crisis de refugiados en 2009, el odio a los migrantes se convirtió en el eje vector del pensamiento de la ultraderecha en Europa. El mensaje contra las personas que se desplazan de sus países, en la mayoría de los casos como consecuencia de medidas tomadas en el corazón político de Occidente, se replica irresponsablemente en los medios de comunicación. Un ejemplo de esto, es el discurso que logró conquistar a millones de franceses y francesas en la última campaña presidencial.
“Soy el psicópata que se ha colado en su casa” dijo el magnate mediático francés Vincent Bolloré a los trabajadores de Canal+ cuando compró esta cadena de televisión. Su poder económico ha ejercido una fuerte influencia en las agendas políticas de los últimos años en Francia.
Ocupa el puesto 14 en la lista de los franceses más ricos de “Challenges” (semanario francés de información económica) con una fortuna de 8.200 millones de euros. Es dueño del grupo de medios Vivendi y a través de este conglomerado también posee el 10 por ciento del capital de la empresa Prisa (El País de España y Cadena Ser).
En 2015 entró al mundo de los medios y desde entonces fue comprobando cómo los planteamientos radicales aumentaban la audiencia. Además de empresario mediático, Bolloré controla un emporio del transporte marítimo que gestiona decenas de puertos en África occidental.
La campaña política de la ultraderecha en la televisión francesa reforzó el imaginario de una sociedad intolerante, sin migrantes, ultranacionalista y discriminatoria. Bolloré contribuyó, popularizando a personajes como Éric Zemmour quien desde un estudio del canal de noticias 24 horas News (también bajo su control), lanzó la candidatura presidencial 2022 por el partido Reconquista.
Zemmour es conocido por sus lapidarios informes sobre la “decadencia francesa” y su reivindicación de la teoría de la “gran sustitución”. El ultraderechista defiende las ideas que inspiraron a terroristas supremacistas blancos en Nueva Zelanda y EEUU. La “teoría de la sustitución” sostiene que la población blanca y con antepasados europeos está siendo sustituida por población de origen africano y árabe con la complicidad de las élites Francia.
Desde los estudios de 24 horas News, Zemmour pidió deportaciones masivas y la asimilación forzosa de las minorías étnicas. Esto decía al oficializar su candidatura: “Ya no es el momento de reformar Francia, sino de salvarla. Por ello, he decidido solicitar vuestros sufragios para convertirme en presidente de la República. Para que nuestros hijos y nietos no conozcan la barbarie, para que nuestras hijas no lleven velo y nuestros hijos no estén sumisos, para que podamos trasmitirles Francia tal como la hemos conocido y recibido de nuestros antepasados”.
En CNews, Zemmour también se animó a reivindicar a Philippe Pétain, el líder francés que colaboró con la Alemania nazi y participó en la deportación de los judíos a los campos de exterminio.
Figuras como la de Zemmour, pueden ser construidas gracias a los tentáculos mediáticos de magnates de la talla de Bolloré. Si bien Zemmour no llegó al balotaje, contribuirá a seguir alimentando el pensamiento de un electorado que odia a los negros y a los musulmanes.
“Los límites de la libertad de expresión comienzan cuando se propaga el odio”, dijo Angela Merkel en 2019 ante el parlamento alemán. Por entonces, fue viral. Viene muy bien recordarlo esta semana, que será clave para el futuro de Francia.
Balotaje
El actual presidente Emmanuel Macron y la candidata de la ultraderecha Marine Le Pen disputarán el balotaje el próximo domingo 24 de abril. Segunda vez que se enfrentan en la historia. Las encuestas favorecen a Macron. El miércoles habrá debate, el último antes de la contienda electoral.
