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Sabino Vaca Narvaja: “La adhesión a la Iniciativa de la Franja y la Ruta es un tren que no podíamos dejar pasar”

Entrevista exclusiva al embajador argentino en China, Sabino Vaca Narvaja: el análisis de la gira de Alberto Fernández ¿Qué beneficios y riesgos trae para la Argentina la relación con el gigante asiático? La incorporación a la Ruta de la Seda. El nuevo mundo multilateral. China y su planificacion estratética a largo plazo.

“La firma del memorándum de adhesión a la Iniciativa de la Franja y la Ruta es una oportunidad única para nuestro país. Es un tren que no podíamos dejar pasar.

¿Cómo evalúas la visita del presidente a China?

La visita del presidente Alberto Fernández puede ser definida, sin temor a dudas, como un verdadero éxito a la luz de los acuerdos alcanzados entre los gobiernos de Argentina y China. La reunión bilateral entre los presidentes Fernández y Xi ha sido histórica, el broche de oro para una relación de confianza que ambos países supieron edificar a través del tiempo. Primero, con el establecimiento de las Relaciones Diplomáticas a inicio de los años 70 y —años más tarde— por la firma en 2004 de un acuerdo de asociación estratégica, elevado una década después a nivel de asociación estratégica integral.
Entre los dos mandatarios, en particular, la sintonía comenzó a gestarse en los primeros días de iniciada la pandemia por Covid-19, con el mensaje de nuestro presidente expresando el apoyo argentino al pueblo de China ante la mencionada emergencia de salud pública. Recordemos que eran momentos en que se hablaba del virus chino y el prejuicio hacia los chinos y los orientales en general estaba a la orden del día. Esta actitud del presidente Fernández fue valorada de forma muy positiva y correspondida posteriormente por Xi Jinping, cuando comenzó el virus en nuestro país.  Ese buen entendimiento entre los mandatarios se materializó a través de la donación por parte de China de insumos de distinto tipo para la prevención y contención de la epidemia, y un poco después por el acuerdo alcanzado para la provisión de 36 millones de vacunas de fabricación china, clave para nuestra campaña de vacunación. Pero también se dio a través de otras acciones, como la renovación del segundo tramo del swap de monedas por un monto cercano a los 8500 millones de dólares, esencial para la preservación económica y financiera y la recuperación argentina pospandemia. Recalco este último gesto porque la renovación se destrabó a partir de un llamado personal de Fernández a su homólogo chino. Volviendo al viaje del Presidente argentino a China, lo calificó de muy exitoso, como señalaba más arriba. No sólo por la foto de los dos mandatarios y la química que hay entre ellos; la reunión estaba pautada para 20 minutos y se extendió a casi una hora, constituyéndose en la bilateral más extensa entre los mandatarios que asistieron en el Marco de los Juegos Olímpicos de Invierno. La relación con China es una política de Estado, y la expresión más clara del éxito alcanzado se puede ver en los acuerdos alcanzados para inversiones y el financiamiento de 24 proyectos por un valor de hasta USD 23.700 millones.

Sabino Vaca Narvaja, Alberto Fernández y el canciller Santiago Cafiero.

¿Cómo es, en el plano político estratégico, el mundo en el que vivimos? ¿De dónde partimos para entender la relación con China?

Argentina y China son dos países en desarrollo, y en ese sentido poseen una visión común en relación con algunos de los principales temas de política internacional. En ambos países prevalece una mirada multilateral del orden internacional y una creencia de que los principales problemas globales requieren de soluciones conjuntas. Como ha expresado Xi Jinping en distintos foros, la globalización y el multilateralismo son las fuerzas que van a conservar la paz mundial y promover el desarrollo de los pueblos. Alberto Fernández se ha manifestado en alguna ocasión refiriéndose a la necesidad de fortalecer el multilateralismo para construir sociedades más justas e igualitarias, y de la creciente necesidad de revalorizar la palabra solidaridad. Quiero agregar de mi parte: para hacer de la solidaridad entre los pueblos el eje de las relaciones internacionales; la multilateralidad como un gran desafío para la humanidad.

“La relación con China es una política de Estado: los acuerdos alcanzados para inversiones y el financiamiento de 24 proyectos por un valor de hasta USD 23.700 millones”.

Esto lo interpretó muy bien China en el contexto de la pandemia, cuando de ser epicentro del brote pasó a exportar soluciones, como destaqué en un artículo alguna vez: el gran dato político es que China supo ser consciente de su posición de liderazgo y mostrarse como un actor globalmente responsable, asumiendo el rol de líder en la respuesta global a la Covid-19 a través de la cooperación internacional, mientras otros actores internacionales optaban por la vía del unilateralismo. Hoy Argentina, asumiendo su importancia regional y mundial —luego de haber asegurado su stock—, donó cerca de un millón de vacunas a países de África, Asia y el Caribe. Creo que de a poco se va generando un espíritu de época que podríamos definir con el concepto chino de comunidad de futuro compartido, o al menos a eso aspiramos.

Teniendo en cuenta lo que requiere la República Popular China, ¿qué beneficios y qué RIESGOS implica para nuestro país la incorporación de Argentina a las Ruta y Franja de la Seda? ¿Podremos apostar a superar el histórico rol de vendedor de productos primarios, teniendo en cuenta que China necesita básicamente alimentos y es lo que le vendemos?

La firma del memorándum de adhesión a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, al que ya se han incorporado otros países latinoamericanos como Chile y Uruguay, es una oportunidad única para nuestro país. Es un tren que no podíamos dejar pasar. Es una ocasión decisiva para conseguir financiamiento —como quedó expresado en los acuerdos firmados por la delegación argentina que estuvo aquí en Beijing— para la construcción de proyectos de infraestructura de centrales energéticas, líneas ferroviarias, autopistas, puentes, túneles, dragado de ríos, etc.
En cuanto a los riesgos, y entiendo que te referís a la idea instalada acerca que el ingreso de nuestro país a la Iniciativa va a generar una fuerte dependencia económica, te contesto lo que le dije a uno de tus colegas recientemente: depende de nosotros. Como argentinos, debemos repensar el desarrollo y cambiar nuestro perfil de inserción externo. Para eso es necesario que exportemos valor agregado. En cuanto a nuestra relación con China, digamos que ambos países tienen estructuras económicas complementarias que hay que robustecer, para lograr una verdadera situación de beneficio mutuo. Argentina tiene un enorme capital en el campo científico-tecnológico, existe un importante desarrollo de vanguardia en áreas de punta. Y todas esas son áreas, justamente, prioritarias para China. Hablo de todo lo ligado a las economías del conocimiento, la biotecnología, la medicina nuclear, los servicios informáticos digitales, el software, etc. Insisto mucho con esta idea, es fundamental el intercambio de experiencias en materia de transferencia tecnológica entre China y Argentina. Algunas empresas y agencias de nuestro país de gran prestigio, tanto públicas como privadas, tienen vínculos con contrapartes chinas y van por el camino de profundizar esa relación. Es el caso de Nucleoeléctrica Argentina, ARSAT, IMPSA, NUCLEARIS, Satellogic y SpaceSUR, por citar algunas.

La delegación argenitna en China.

¿Los riesgos? “Depende de nostros: debemos repensar el desarrollo y cambiar nuestro perfil de inserción externo. Para eso es necesario que exportemos valor agregado”.

Veamos el caso de INVAP que, tras la firma de un acuerdo con Jiangxi Nuclear Power, está en proceso de desarrollar dos reactores de radioisótopos medicinales en suelo chino. Tomemos otro caso, que es insignia para nuestro Gobierno: la electromovilidad.  Hemos avanzado con algunas empresas chinas que están interesadas en la promoción de la electromovilidad, lo que encaja perfectamente con la iniciativa china de lograr un desarrollo global más robusto, ecológico y equilibrado. Argentina posee un potencial enorme en materia minera y en particular en lo que se refiere a la explotación del litio. Por eso el proyecto de ley de electromovilidad es virtuoso, ya que mediante la industrialización de este mineral con la fabricación de baterías y autos eléctricos estaríamos sumando valor agregado, y Argentina podría posicionarse como referente regional en materia de energías limpias. Tanto uno como otro ejemplo sirven para mostrar cuál es el camino que debemos transitar. Es clave para reducir la brecha comercial con China y también para pensar el desarrollo económico sustentable del país.

El año pasado, los 145 países que adhirieron a la IFyR recibieron 13,9 mil millones en inversión y 45,6 mil millones en créditos donde China juega un rol clave. ¿Qué le tocará a Argentina, con qué plazos y en cuáles áreas?

Argentina fue el mayor receptor de inversión china en infraestructura de toda la región. Alrededor de un 40% de lo destinado por China a América Latina y el Caribe, aún antes de haber definido la incorporación a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, estuvo dirigido a nuestro país. Mayormente esa inversión estuvo orientada a obras de infraestructura, como las represas Kirchner y Cepernic, en la provincia de Santa Cruz. También a la construcción del Parque Solar Caucharí. En ambos casos, el mayor proyecto para su rubro en toda América Latina.

Con la visita del presidente Fernández a China firmamos acuerdos por USD 23.700 millones para distintos tipos de inversiones, entre otros la cuarta central nuclear Atucha III. Argentina tiene y seguirá teniendo un rol privilegiado en cuanto destino de las inversiones chinas. Eso sin mencionar la inversión directa en otros rubros, como viene sucediendo desde mediados de los 2000, como cuando la estatal china CNOOC compró el 50% del paquete de Bridas Energy, los emprendimientos mineros o la adquisición del Standard Bank por parte del ICBC.

“Argentina fue el mayor receptor de inversión china en infraestructura de toda la región. Alrededor de un 40% de lo destinado por China a América Latina y el Caribe, aún antes de haber definido la incorporación a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, estuvo dirigido a nuestro país”.

Las nuevas inversiones estarán dirigidas a un conjunto diverso de proyectos ligados a la infraestructura, como es el caso de los gasoductos, acueductos, corredores viales, plantas potabilizadoras, obras ferroviarias, para alcanzar la reactivación y rehabilitación de los principales ferrocarriles de carga y también remozar las líneas de transporte público de pasajeros del conurbano; la ampliación del parque solar Caucharí, el parque eólico/solar Cerro Arauco en La Rioja, y otras. En cuanto al plazo de los desembolsos, va a depender de los avances concretos que vayan teniendo cada una de las obras en sus diferentes etapas.

¿Cómo evalúas este posicionamiento de China en América Latina frente a la histórica hegemonía de EE.UU. en la región, que busca sostener a través de su política llamada “Reconstruir mejor para el mundo”, de las bases militares que tiene en Latinoamérica y los condicionamientos económicos a países como el nuestro?

Me parece muy interesante algo que dijo recientemente el ex vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, al señalar que no somos la prioridad de Estados Unidos, e incluso quizás nunca lo hemos sido. El principal tema de Estados Unidos hoy es China; es su gran contendiente estratégico por más que la nación del norte esté envuelta en estos momentos en una tensión con Rusia. China, por su parte, trata de incrementar su protagonismo e influencia internacional a través de diversas iniciativas, como la Franja y la Ruta, la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), el Nuevo Banco de Desarrollo de los Brics (NBD), etc. Entonces, es ahí que entramos en el radar estadounidense. América Latina y el Caribe —entre otros espacios geográficos— se han vuelto el escenario en el que se libra esa batalla por la hegemonía mundial entre las dos potencias, a veces de modo más estruendoso y a veces menos. Lo concreto es que la presencia china en la región preocupa a los Estados Unidos. Lo vemos en los reportes de la IV Flota al Congreso de los Estados Unidos de todos estos últimos años, durante el gobierno de Donald Trump, pero ahora con los demócratas también.
No obstante esto, sostengo que Argentina necesita conservar una mirada autónoma y tomar distancia del conflicto entre estos dos países. Por distintos motivos, tanto uno como otro son socios relevantes para la Argentina. Esto nos lleva a tener que adoptar una relación madura con Estados Unidos afianzando los vínculos mutuos, mientras por otro lado profundizamos la cooperación con China. Para que sea exitosa, la relación debe construirse con ambas partes y no dejando fuera a una de ellas.

“China invierte en la actualidad más de USD 400 mil millones en Ciencia y Tecnología porque su apuesta es llegar al centenario de la creación de la República Popular habiendo modernizado el país en todos sus aspectos, y habiendo sobrepasado a los Estados Unidos en la primacía mundial”.

Vos considerás que hay una dialéctica hegeliana en la historia China, donde la tesis estaría representada  en 1949 por Mao, con la Planificación Centralizada y la Economía Centralista; la antítesis como negación necesaria para la superación, a partir de 1978 con Deng Xiaoping, con su apertura y reforma, liberalización y Factoría Mundial; por último la síntesis la expresaría Xi Jinping a partir de 2013, con confluencia de Nacionalismo y Globalización, esto es del “hecho en China al creado en China”, líder mundial de patentes tecnológicas. Ahora bien, la dialéctica por definición no se detiene, debe continuar. ¿Cómo continúa la historia China?

Ciertamente es así. Como bien señalás, en una primera etapa revolucionaria, la contradicción principal se centró en la lucha de clases. Posteriormente una vez superada esta fase, la principal contradicción en la era de la reforma y apertura estuvo dada por las crecientes necesidades materiales y culturales del pueblo y una producción social atrasada. Cuando esto pudo ser resuelto, surgió una nueva antítesis entre un desarrollo desequilibrado e inadecuado y las crecientes necesidades del pueblo por una vida mejor, como reconoció claramente el presidente Xi Jinping ante el XIX Congreso del PCCh celebrado en octubre de 2017. Para Xi, el crecimiento económico por sí solo ya no era la solución. China debe alcanzar el desarrollo humano y un progreso social integral, diseñado y coordinado por la dirección del PCCh. Es cuando el presidente chino planteó el objetivo de lograr que en 2049 China sea una gran nación socialista, plenamente desarrollada y avanzada, algo que definió como “socialismo con características chinas para una nueva era”. En este contexto, la innovación científico-tecnológica es definida como una parte integral del desarrollo futuro de China. China invierte en la actualidad más de USD 400 mil millones en Ciencia y Tecnología porque su apuesta es llegar al centenario de la creación de la República Popular habiendo modernizado el país en todos sus aspectos, y habiendo sobrepasado a los Estados Unidos en la primacía mundial.

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