No todos somos Vicentin
Cuando quiebre, ya no todos serán Vicentin, sus activos irán a parar a manos transnacionales.
Todo los indicios y elementos de la causa concursal indican que Vicentin quebrará y sus activos irán a parar a manos transnacionales, aumentando aún más la concentración y extranjerización del mercado de venta de granos. Es de preverse que, si la quiebra se concretara como todo parece indicar, a la firma suiza GLENCORE le será fácil quedarse con RENOVA sin poner un peso. Las demás instalaciones de Vicentin, Avellaneda entre ellas, caerán en el desguace por cuestiones de la supuesta falta de eficiencia –una manera elegante de decir depredación- del capitalismo concentrado. GLENCORE es una transnacional suiza, número 17 en el ranking mundial de empresas con más ingresos de la Revista Fortune. GLENCORE es dueña de OLEAGINOSA MORENO, que a su vez es propietaria del 50% de RENOVA. RENOVA es un joint venture (alianza de empresas) formada en 2007, que posee dos plantas fabriles con puertos propios que dan la rio Paraná. RENOVA tiene la mayor capacidad de procesamiento de granos, aceites y biocombustibles del mundo. El otro 50% de RENOVA, era de Vicentin.
GLENCORE es una transnacional suiza, número 17 en el ranking mundial de empresas con más ingresos de la Revista Fortune.
Pero sospechosamente, el dos de diciembre, VICENTÍN le vendió un 17% de su participación en RENOVA a RENAISCO BV, que es a su vez es una firma controlada por GLENCORE. Tres días después, el cinco de diciembre, Vicentin comunicó su default. Para el 22 de enero, Vicentin decidió hacer un regalo: le cedió gratuitamente a OLEAGINOSA MORENO (controlada por GLENCORE) el uso y goce de la parte que todavía le quedaba de RENOVA; el último 33%. Pocos días después, el 10 de febrero, Vicentin se presentó en concurso. Conclusión: hoy GLENCORE (a través de OLEAGINOSA MORENO y de RENAISCO BV) es dueña del 67% de RENOVA. Y tiene el uso y goce del otro 33% restante por intermedio de OLEAGINOSA MORENO, gracias a la “generosidad” de Vicentin. Renova posee plantas de biodiesel y glicerina en San Lorenzo y molienda de soja en Timbúes.
Lo contadores y abogados de los acreedores en el juicio concursal de VICENTÍN todavía buscan, sin éxito, la copia del contrato de la venta del 17% de RENOVA a RENAISCO BV (GLENCORE), y la plata que Vicentin debió haber recibido por esa venta. No encuentran ni el contrato ni la plata. Esto, junto con la cesión gratuita de los servicios del 33% de RENOVA por VICENTÍN a OLEAGINOSA MORENO (GLENCORE), perjudica al resto de los acreedores de VICENTÍN. Esta firma se “despatrimonializa” con estas maniobras. Los acreedores no van a tener de dónde cobrar, ni a quién reclamarle. Ese accionar sería punible de los delitos de vaciamiento de empresa o desbaratamiento de los derechos. Si VICENTÍN cae en bancarrota, se sumará el de quiebra fraudulenta.
Hoy GLENCORE (a través de OLEAGINOSA MORENO y de RENAISCO BV) es dueña del 67% de RENOVA. Y tiene el uso y goce del otro 33% restante por intermedio de OLEAGINOSA MORENO, gracias a la “generosidad” de Vicentin.
Las otras opiniones
Consultados por Agenda Sur, algunos de los representantes de los acreedores, como las cooperativas agrupadas en la Federación de Cooperativas Federadas (FECOFE), expresaron la preocupación. “Cuando se retira el Estado y desecha la posibilidad de la intervención y la posible expropiación, nuestras cooperativas y productores quedaron desprotegidos, y es muy posible que no cobren sus acreencias, lo que implica un daño muy grande para todos. Además, la posibilidad de que GLENCOERE se quede con todo, con RENOVA en realidad, que es la empresa más importante de la sociedad Vicentin, da una vuelta más en la concentración y extranjerización del mercado de granos, y la pérdida de soberanía del país.”, definió el lic. Juan Manuel Rossi, presidente de FECOFE. En el mismo sentido se manifestó Pedro Peretti, referente del Movimiento Arraigo: “Esta decisión implicaría una mayor concentración del comercio exterior. El Estado pierde una oportunidad de regular el mercado y de tener control sobre la fuga de dólares”.
La ciudad de Avellaneda corre grandes riesgos de seguir la misma (mala) suerte de Cutral-Co, Palpalá, San Nicolás, en donde se cerraron las principales fuentes de empleo.
Los/as vecinos/as de Avellaneda, ciudad al norte de Santa Fe donde está localizada la sede de la empresa Vicentin, se movilizaron en contra de la intervención del Estado, conducidos por el intendente local Dionisio Scarpín (UCR en Juntos por el Cambio). Scarpín se hizo más famoso aún por contagiarse de Covid-19 y mostrarse imprudentemente junto a sus electores. Muy probablemente en el último banderazo haya sido responsable de haber contagiado a varias/os santafesinos. Por la responsabilidad política que le cabe tiene por ser el intendente, lo haría merecedor de una pena por la propagación de una enfermedad, con el agravante de ser el ejecutivo local. Pero la “justicia” argentina que ellos mismos suelen defender, difícilmente lo procese.
La ciudad de Avellaneda corre grandes riesgos de seguir la misma (mala) suerte de Cutral-Co, Palpalá, San Nicolás, u otras localidades de Argentina en donde se cerraron las principales fuentes de empleo. Todo conduce a que, por quiebra o por reestructuración, bajen las persianas de las instalaciones de VICENTÍN que sobreviven en Avellaneda. En ese caso, habrá que ver contra quiénes, o contra qué, será la próxima movilización. Y si Scarpín estará a la cabeza.