El avance de las juventudes argentinas, sus imaginarios y las nuevas masculinidades
Por María Fernanda Chaves
En Argentina y el mundo existe una amplia brecha entre los avances jurídicos y las cifras de violencia y desigualdad. El espacio que hay entre el dicho y el hechos es amplio. Sin embargo, las juventudes argentinas avanzan y son pioneras en la región en cuanto a conciencia y activismo. Para hacer tangibles los verdaderos cambios entre generaciones, el medio digital argentino LatFem, que ejerce el periodismo desde una perspectiva feminista e interseccional, junto con la organización internacional OXFAM, realizaron un informe llamado “Rompiendo Moldes”, donde se proponen conocer y comprender los imaginarios y normas sociales de adolescentes y jóvenes del país, y sus vínculos con las violencias hacia las mujeres.
En este artículo, desde Agenda Sur, nos proponemos analizar los resultados de dicho informe y poder visibilizar el cambio que se gesta en las nuevas generaciones, junto con los desafíos que quedan pendientes.
El 90% de les entrevistades considera que las formas de pensar y costumbres en relación al género cambiaron, y que las mujeres ganaron libertadas.
“Les jóvenes que viven en la Argentina detectan cambios, al tiempo que se hacen parte del cambio y los agitan. Elles toman las calles, participan en los encuentros plurinacionales de mujeres y diversidades, activan en las redes sociales”, reza el informe. No es de extrañar entonces, que el 90% de les entrevistades considera que las formas de pensar y costumbres en relación al género cambiaron, y que las mujeres ganaron libertadas. Es que les jóvenes que fueron parte de la experiencia crecieron a la luz de las movilizaciones de Ni Una Menos en 2015, las vigilias por la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo frente al Congreso Nacional en 2018, los debates en las escuelas por la ley de Educaciòn Sexual Integral y el movimiento “me too” en contra de los abusos en la industria del cine. “Estas consignas –y la insoslayable insignia del pañuelo verde atado en la mochila como una contraseña– constituyen parte de los nuevos códigos relacionales en los que jóvenes y adolescentes de hoy se mueven”. Esto no es llamativo si se tiene en cuenta que Argentina es uno de los países de América Latina y el Caribe que cuenta con uno de los marcos normativos más progresistas de la región y el mundo.
Según los resultados de la experiencia argentina, las mayores divergencias no estuvieron relacionadas al lugar de pertenencia o nivel económico-social, sino al género. Los varones son quienes sienten más el cambio, quienes ven los avances en derechos de la mujeres y los reconocen como positivos. Esto puede deberse con que son quienes observan un retroceso en sus privilegios. De todas maneras, a pesar de reconocer e identificar comportamientos nocivos dentro de su entorno cercano y grupos de pertenencia, todavía no cuestionan a los otros varones. Esto, sin duda alguna, es una oportunidad para trabajar con las nuevas masculinidades, ya en consolidación, y poder observar un cambio en las cifras a futuro.
A pesar de ser alarmante que sean los varones quienes más tengan arraigadas creencias que niegan importancia a la violencia, e incluso rechacen la diversidad sexual, es destacable que también sean quienes más perciben el cambio. Ahí está la oportunidad. Las mujeres, en cambio, son quienes han manifestado creencias y comportamientos alternativos identificados con las reivindicaciones feministas, siendo quienes tienen de 20 a 25 años el grupo con mayor convicción en la necesidad de cambios.
El informe de las organizaciones anteriormente nombradas, se basaron en 1127 encuestas realizadas de forma presencial, con el foco puesto en la provincia de Tucumán, las ciudades de Neuquén y Cipolletti, el Gran Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Se realizó una encuesta con preguntas estandarizadas de opción múltiple. Y además, se sumaron catorce grupos focales y 25 entrevistas en profundidad a especialistas en el tema,periodistas y profesionales que trabajan con jóvenes y adolescentes. El rango etáreo de les participantes fue de 15 a 25 años, dividides en dos grupos de 15-19 y 20-25. Los resultados también fueron contrastados con un informe similar realizado en 2018 por OXFAM en 8 países de Latinoamérica.
Diversidad sexual
En este primer apartado, es llamativa la diferencia entre las creencias propias y las manifestaciones en relación a los grupos de pertenencia. Si bien alrededor del 90% de les entrevistades entienden que cada persona debe asumir la identidad de género que desea, el 15% de varones y el 12% de mujeres expresaron que sus amigues piensan que las expresiones en público de personas Lesbianas o Trans deberían mantenerse en la privacidad. De todas formas, a 10 años de la sanción de la Ley de Matrimonio Igualitario y a ocho de la Ley de Identidad de Género, es interesante poder contrastarlo con los debates de aquel momento, en los cuales se escuchaban frases como: “el que nace varón, es varón aunque se vista de mujer”; o “la humanidad se va a terminar si aceptan estas cosas”. Si se compara con los resultados de la región, el 58% de varones y el 74% de mujeres consideraron que “no es normal que un varón se vista de mujer”. Más allá de la increíble diferencia entre Argentina y la región, no es llamativo que esto suceda cuando Argentina es el epicentro de los movimientos feministas de la zona, liderado por sus juventudes activistas.
Donde se puede observar una diferencia marcada entre géneros, y un claro desafío, es en cuanto a hacer chistes sobre Gays y Lesbianas. Todavía las masculinidades tienen comportamientos más nocivos que las feminidades en cuestiones de género.
Desigualdad
Si bien los varones son quienes perciben más los cambios y avances en cuanto a derechos de las mujeres, son también quienes menos se percatan de las diferencias. Tanto en materia salarial, educación como libertad sexual, los varones tienen dificultades a la hora de reconocer sus privilegios.
La idea del “hombre proveedor”, que era habitual en la casa de nuestros padres y que hoy en día parece estar resquebrajándose, prevalece, incluso en las juventudes, tanto argentinas como de la región, aunque en estos lugares con mucha más presencia. En este caso, aún el 28,1% de varones y el 14,7 mujeres entre 15 y 19 años considera que , de ser posible, es mejor que el hombre provea el sustento y la mujer se quede en casa cuidando a la familia. En la región, estos números aumentan al 56% del total de jóvenes entre 15 y 19. A pesar de haber avanzado, aún queda mucho por hacer.
Violencia
El aspecto que, sin duda alguna, está más problematizado, es el de la violencia física. Más del 90% de todes les jóvenes entrevistades entienden que está mal pegarle a la pareja. Sin embargo, en este apartado se pueden observar con mayor especificidad las diferencias entre el “yo” y “mis amigos”. En general, las creencias y conductas que atribuyen a su entorno resultan más “negativas” que las expresadas como propias.
“Y sí, la masculinidad se potencia cuando estamos en grupo, es casi inevitable”, dijo un adolescente del grupo focal 1 de CABA – 15 a 19 años.
De acuerdo con este razonamiento, podemos deducir que lo que les encuestades se atribuyen hablaría de los “políticamente correcto”, y cuando hablan de otres son autorreferenciales. Según se explica en el informe, el sentido de las respuestas obtenidas podrían dar cuenta del avance de la agenda de reivindicaciones feministas, dado que estos “sentidos correctos” son el resultado de disputas sociales en torno a los significados y los valores primordiales.
En relación a la violencia física, casi el total comprende que golpear a la pareja es violencia y ,tanto varones como mujeres, creen que se debe intervenir en caso de ver una situación de violencia de género. A pesar de ello, hay un 28% del total que cree que sus amigues no intervendrían porque se tratan de “problemas de pareja”.
A la hora de pensar en hechos de violencia más implícitos, una gran porción de les adolescentes entiende que revisar el celular de una pareja es violencia, sin embargo más de la mitad asegura que sus amistades lo hacen. Y, lo que es más preocupante, en la franja etárea de varones de 15 a 19 años, un 15% cree que es violencia pero “necesaria”. Es en ese punto donde la ESI, Educación Sexual Integral, debe tomar la posta y se ve imperativa su rápida implementación en todas las escuelas del país, no solamente en las de gestión pública sino también en las de gestión privada.
Finalmente, en el caso de la violencia simbólica, como la desvalorización de las mujeres, una vez más cerca de la totalidad de les participantes están de acuerdo con que es un hecho violento. Sin embargo, un 36,5% cree que sus amigues lo hacen. El tema de los celos, por otra parte, aparece con una enorme divergencia entre género, y esto señala un punto donde hay que poner atención. Cerca del doble de varones, en relación a las mujeres, considera que los celos son una muestra de amor.
Violencia Sexual
En este punto, es quizás donde está más marcada la diferencia entre las nuevas generaciones y las anteriores. Mientras en una entrevista realizada por el programa CQC en 2014, por los dichos de Mauricio Macri respecto a que “a cualquier mujer le gusta que le dijeran: qué lindo culo que tenés”, la actriz Andrea Frigerio decía que le encantaban los “piropos” y la ex modelo Mora Furtado aseguraba que los agradecia, las nuevas generaciones coinciden en que es inaceptable: más del 90%, tanto en varones como en mujeres. En la misma línea, también más del 90% en ambos casos, coinciden en que no se debe culpabilizar a las mujeres por ser violadas, ni relacionarlo con su ropa o actitud. Al igual que cuando se encuentran alcoholizadas. No obstante, aún existe un 9,5% de varones de entre 15 y 19 años que están de acuerdo con responsabilizar a las víctimas.
Es en este punto donde más diferencias se pueden notar en relación a los pensamientos y creencias de las juventudes en otros países de la región. En relación al acoso callejero, más del 70% de les entrevistades en los ocho países donde se realizó la experiencia lo aceptan como algo normal. Y, en relación a la culpabilización de mujeres víctimas de abuso sexual, el 51% de mujeres y 62% de varones entre 15 y 19 años creen que es responsabilidad de ellas. Si bien se puede notar el avance de Argentina a diferencia de otros países de la región aquí también todavía queda mucho camino por recorrer.
Recomendaciones finales
El informe concluye con una serie de recomendaciones que consideramos importantes y significativas a la hora de pensar en el “¿Cómo se sigue?” Éste destaca la importancia de los movimientos feministas, a la hora de visibilizar la violencia de género, por sus estrategias prolíferas, y la necesidad de producir cambios en la relación con los grupos de pertenencia: “si yo no lo hago, mis amigos tampoco”. Para lograr esto son también fundamentales las campañas públicas y programas educativos, como el lanzado por AVON el año pasado, ya que la mayoría de les participantes destacaron la importancia de los medios en la diversificación de la información.
Como se dijo antes, el trabajo con varones es fundamental para poder eliminar las creencias más nocivas, arraigadas en mayor medida en los varones de 15 a 19 años, quizá por la influencia que todavía tienen de sus mayores. En cuanto a las mujeres, es necesario el trabajo en relación a la idea del amor romántico, los celos y la imposición de ser madres. Es en este punto donde también toma importancia implementar estrategias que tengan como destinatarios a los adultos referentes, para que puedan comprender y acompañar el cambio.
Sin dudar, a la luz de lo que se puede percibir socialmente, y ahora los resultados del informe, existe un cambio tangible entre las nuevas generaciones y las anteriores. La juventud argentina, que se ata el pañuelo verde en la mochila y sale a la calle, se diferencia ampliamente de las concepciones que tiene la región, pero aún no se puede cantar victoria. El trabajo con adultes y varones en especial, es fundamental. ¡No tengan miedo, hay luz al fondo del túnel! Como dijo LA ESCRITORA Luciana Peker, “ésta es la revolución de les hijes”.