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EE.UU.: Asesinatos de negros, de la cárcel a la prevención social

Por María Eva Dorigo, desde EE.UU.

Rayshard Brooks, un hombre negro de 27 años, se encontraba en el estacionamiento de un restaurante de fast food durmiendo en su auto. Un policía blanco se acercó al vehículo, abrió su puerta y comenzó una interacción que duraría alrededor de una hora. Le realizó un test de alcoholemia y detectó que efectivamente su nivel de alcohol en sangre era elevado. Hasta ese momento, la intervención había sido tranquila, hasta que el policía decidió arrestar a Brooks. Inmediatamente la acción se tornó violenta, cuando Brooks se rehusó ser esposado, le arrebató la pistola taser y corrió. Brooks murió de dos disparos en la espalda. Esta semana le tocó a la ciudad de Atlanta, en el Estado de Georgia.

“Hola Sr. Brooks, soy del departamento de policía, ¿está usted bien? Éste es mi numero de teléfono. Ah, su taxi ya está aquí. Buenas noches, Sr. Brooks”.

El asesinato generó la dimisión de la jefa de policía, el arresto del policía que le disparó al Brooks y las declaraciones en contra del accionar policial de la alcaldesa demócrata Atlanta, Keisha Lace Bottoms, quien tomó la decisión de hacer una quita del 60% del presupuesto penitenciario, cerrar la cárcel de Atlanta y destinar ese dinero a reconvertir el espacio utilizado para castigo, en un centro de recreación y servicios sociales.

Kamau Bell, uno de los comediantes negros más populares, publicó en su cuenta de Twitter un comentario que se viralizó rápidamente: “¿Pero ¿qué sucedería si desfinanciáramos a la policía? Hola Sr. Brooks, soy del departamento de salud, ¿está usted bien? Parece que se quedó dormido en su auto. Déjeme llamarle un taxi para que lo lleve a su casa. Mañana estaré en su casa para saber cómo sigue. Éste es mi numero de teléfono. Ah, su taxi ya está aquí. Buenas noches, Sr. Brooks”.
Las comunidades más afectadas por el abuso policial exigen justicia por los abusos policiales que soportan día a día. Ahora está claro que hay ciertas llamadas al 911 que no deben ser auxiliadas por agentes armados; como cuando una persona atraviesa una crisis psiquiátrica, un borracho duerme en su auto en un estacionamiento, un hombre trata de pagar con un billete falso un paquete de cigarrillos u otro sin techo duerme en la entrada de un banco.

Desde la Casa Blanca han presentado una serie de medidas inocuas. Tampoco la esperanza de un verdadero cambio proviene del poder legislativo, con mayoría Republicana en el Senado.

Las protestas continúan, y ésta vez tienen que ver no sólo con pedidos específicos de cambios estructurales a nivel policial, sino también a nivel judicial. También con medidas locales en instituciones como escuelas, donde no solamente se exige que quiten la presencia policial en las escuelas, sino también cambios en los currículos escolares e incorporar prácticas restaurativas.
Desde la Casa Blanca se han presentado una serie de medidas inocuas, como muestra de que el presidente Donald Trump accionó frente a los graves hechos ocurridos en las últimas semanas. Tampoco la esperanza de un verdadero cambio proviene del poder legislativo, cuya mayoría Republicana en el Senado detiene todo proyecto de ley que tienda a implementar cambios estructurales. Por eso, lo único que queda es la continuación de la presión a nivel estatal y municipal, cuyos gobiernos, en mayor o menor medida, se están haciendo eco de los pedidos de sus residentes.