Economía

En el Gobierno se estudia seriamente que Argentina tenga su criptomoneda

“Argentum o Litiumgold” son los dos nombres más probables que tendría la criptomoneda nacional.

“Argentum o Litiumgold” son los dos nombres más probables que tendría la criptomoneda nacional que está en estudio implementar, y tendría el respaldo del litio, el oro, la carne y la soja.

Las Bitcoins, como también se las denominan, son monedas de pago que se usan a nivel mundial, -varios países ya las implementaron-, intangibles y descentralizadas, alternativas al dinero tradicional.  Suelen estar respaldadas por commodities o minerales ajenos a la economía específica de un país del primer mundo, como el dólar de EE.UU. Precisamente, el objetivo de estas monedas virtuales de intercambio es “despegar” las economías locales de los problemas en otros países, sobre todo de los vinculados al “patrón dólar”.
De hecho, la otra potencia mundial, China, camino a ser la primera economía del mundo, empezará a implementar la propia en cuatro provincias, muy probablemente este mes. Lógicamente, esto traerá represalias de EE.UU., que seguramente aplicará “sanciones comerciales”.  Las criptomonedas debieran reflejar un intercambio y una estabilidad más igualitarias entre los distintos países. En este caso, la criptomoneda argentina estaría respaldada por el litio –de allí una de las posibles nominaciones-, el oro, la carne y la soja.
Con estas monedas virtuales se realizan operaciones, compra y venta a nivel internacional, utilizando un cifrado digital que le brinda seguridad, sin necesidad de intermediarios, sin papel ni en tarjetas de crédito. El dinero se encuentra en carteras virtuales protegidas mediante una cadena de base de datos, llamada Blockchain. Allí queda registrado cualquier movimiento que es realizado con esa bitcoin o criptomoneda.

Entre las ventajas que presenta, el sitio empresaactual.com detalla que las bitcoins “son monedas globales, seguras, trasparentes y se caracterizan por su inmediatez”. En cuanto a las desventajas, enumera que pueden ser inestables, las transacciones son de carácter irreversible y la posible pérdida del dinero “si se extraviara la clave privada de acceso (…)  Por eso, es aconsejable tener una copia de seguridad”. También agrega los posibles cambios, la inestabilidad, la desconfianza de los posibles usuarios, y una hipotética falta de regulación, aunque en este caso, como es un Estado el que está detrás, esta desventaja debiera estar en parte cubierta. En cuanto a que pueda generar deflación, es una cuestión más específica de cada economía.

Suiza, Suecia, Israel, Venezuela, Rusia y Dubai, en los Emiratos Árabes Unidos, y China, ya tienen su criptomoneda nacional.

Consultado por Agenda Sur, Ricardo Aroskind, economista y magister en Relaciones Internacionales, considera que “todo lo que contribuya a que el Estado tenga mayor financiación, sea más independiente del crédito local o extranjero, y permita tener una autonomía financiera superior; bienvenido. Si se pudiese implementar correctamente en nuestro caso, sería excelente. Las criptomendas públicas quizás sean una alternativa más con la que disponga el Estado -para actuar-, aunque hay muy poco material de estudios sobre sus efectos económicos”.
Muchos países ya tienen su criptomoneda, entre ellos Suiza, Suecia, Israel, Venezuela, Rusia y Dubai, en los Emiratos Árabes Unidos, y China, según enumera Cointelegraph. Además, Uruguay, Perú, las Bahamas, Kazajistán, Singapur, Ucrania, Japón, Tailandia, Arabia Saudita, Sudáfrica y Brasil, también estudian su implementación.

Según una encuesta internacional, Argentina es uno de los países con más ciudadanos que usan o tienen criptomonedas.

Con respecto a la cantidad de ciudadanos que utilizan bitcoins, la encuesta realizada por Satista revela que los turcos son los primeros, el 20% de los habitantes de Turquía afirman usar o poseer criptomonedas. Pero lo más llamativo es que Brasil, Colombia lo siguen en el segundo lugar con el 18%, y luego aparecen Argentina y Sudáfrica, donde el 16% de los encuestados por aseguran tenerlas o usarlas. Los siguen México, Chile, China e Indonesia. Esto es, tienen una fuerte presencia en países emergentes en general, y latinoamericanos en particular.