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Panorama político: No era grieta, es la hegemonía

Con el desempeño del Gobierno Nacional, y su trabajo con otros ejecutivos provinciales, particularmente con algunos de la oposición, rápidamente se concluyó que la grieta política se había cerrado. La amplia aceptación pública del presidente Alberto Fernández, así lo confirmaría. Los datos de las encuestas y la lectura política, lo demuestran. Sin embargo, el problema no era la llamada “grieta política”, entendida como un sector de la población que está opuesta partidariamente a otra que, hoy por hoy, es mayoritaria. La cuestión que está en disputa es por la hegemonía, entre dos proyectos político-económicos que perfilan la conformación de países diferentes. Allí no juegan solamente la política sino, y fundamentalmente, los actores fácticos de poder. Entre éstos se cuentan los bancos –poder financiero-; las grandes empresas trasnacionales –Techint, por ejemplo-; otros sectores con gran capacidad de lobby; las empresas vinculadas al “negocio” de la salud; los grupos oligopólicos formadores de precios; los grandes agroexportadores, entre otros. Además cuentan con un frente político que defiende esos intereses, Cambiemos. Recordemos que fuera presidenta, Cristina Fernández, los había desafiado, convocándolos a conformar un partido que represente a s los dueños y no a sus “empleados”; lo hicieron y ganaron las elecciones en 2015. No pudieron ser reelectos y perdieron en primera vuelta, es cierto, pero también lo es que conservaron casi el 41% de los votos. Frente a ellos hay otro frente político, popularmente mayoritario por supuesto, pero no mucho más que eso en términos de grupos de poder.

El manejo de la crisis sanitaria generada por la pandemia del Covid-19 era impecable. Este viernes apareció el primer gran problema-error.

Hasta aquí, el manejo por parte del Gobierno de la crisis sanitaria generada por la pandemia del Covid-19 era impecable. Este viernes apareció el primer gran problema-error: las colas de abuelas/os, beneficiarios de asignaciones y sectores informales en general que, desesperados ante la falta de dinero para llevar la comida a sus hogares, soportaron horas frente a las instituciones, sin un baño, parados unos al lado de otros. Nuevamente vemos las consecuencias de un Estado devastado, con una economía informal –mal llamada en “negro-, con amplios sectores sociales que luchan para llegar a fin de la jornada, no de mes. Y con una precariedad institucional que no puede dar respuestas a tantas demandas, todas juntas e imprevistas. El Gobierno prepara una aplicación para celulares para “poner el dinero allí” y que puedan hacerse de ese efectivo sin necesidad de ir siquiera a un cajero automático. Pero prepara, “no estaba preparado” para eso ni para muchas otras cosas. Para obligar a los bancos a abrir en ciertas horas, tampoco, por más que supuestamente el Banco Central de la República Argentina es la entidad que “regula” a los bancos. Sí, eso sucede en condiciones “ideales”. Pero nuestro país se encuentra en una situación que lejos está de ser “ideal”. Los bancos en particular, y el sector financiero en general, históricamente privilegiados, salieron aún más fortalecidos de la etapa anterior; era “su” Gobierno. Si el Estado argentino no tiene la fortaleza político-institucional para hacer realidad que “presten el dinero” que a baja tasa el BCRA les gira a través de la recuperación de las Leliq´s, es por esa asimetría de poder y de los proyectos políticos-económiccos enfrentados que representan.

El lobby

Las empresas que se preocupan por “la salud de la gente” hicieron lobby un par de horas por los medios de comunicación, con los cuales comparten intereses económicos.  Allí tienen a sus “visitadores” comunicacionales que le “llevan” sus “muestras gratuitas”  a sus clientes;  todos nosotros. Más allá que es difícil corroborar si los medios y comunicadores obtienen los mismos “beneficios” que los médicos que recetan productos de los laboratorios, todos sabemos los “regalos” que estos reciben, disfrazados de viajes al exterior para asistir a los congresos. Se llaman pautas publicitarias para los medios y sobres para los “periodistas independientes”. La Confederación Unión Argentina de Entidades de Salud (UAS), por intermedio de su titular, Claudio Belocopitt, dueño de  Swiss Medical, logró que no fueran intervenidos las clínicas privadas por el sistema de salud pública; sólo “trabajarán juntos por el bien de todos”. Clarín tituló: “Preocupación de las prepagas por el posible control del Estado de las clínicas privadas: Fuentes del sector de la medicina privada aseguran que la medida ocasionaría un aluvión de recursos de amparo”. Ese titular, más un par de reuniones, alcanzaron: lobby realizado, efecto logrado.

Con las subas de precios sucede algo similar. Hay que controlarlos, pero no había siquiera empleados asignados a tal tarea porque el área correspondiente había sido desarticulada por el Gobierno anterior, hace sólo tres meses. El proyecto era el de “la mano invisible” del libre mercado que regula la economía. Ahora esos mismos neoliberales son quienes exigen que el Estado “salve” a todas las empresas por igual, grandes y chicas. ¿Dónde estará la mano invisible para ayudarlas? Mientras tanto, los formadores de precios continúan con los aumentos, no importa que sean elementos esenciales, vitales para la población. Farmacity, acciones de las cuales supuestamente Mario Quintana, ex vice Jefe de Gabinete de Cambiemos, se desprendió, acopiaba alcohol en gel especulando con su aumento. Techint, gran empresa trasnacional, con su dueño Paolo Rocca, con una de las fortunas más grandes del mundo, echa trabajadores en plena crisis. No importa que hubiera recibido subsidios del Estado, en ese caso el liberalismo económico no importa tanto. Ahora sí, no hay demanda, “sobra gente”, a la calle. Privatizan las ganancias, socializan las pérdidas. Con ese “empresariado local”, que históricamente fugaron sus ganancias al exterior, tenemos que reconstruir la Nación. Sin ellos, producto del monopolio que ejercen, imposible. Con ellos, muy difícil. ¿O podría hacerse sin acero?

El escenario y los desafíos del Gobierno

Según información con la que cuenta Agenda Sur, el Gobierno evalúa revisar el CUIT de los mil primeros contribuyentes para evitar una nueva fuga de capitales. El dólar este año volverá a devaluarse, porque “acompañará” la devaluación de otros países de la región, para evitar así ser menos competitivos internacionalmente. Será necesaria, imprescindible su implementación. El dólar PAÍS achicará durante el 2020 su distancia con el oficial. La inflación, que durante los dos primeros meses de Alberto Fernández se había moderado, por lo cual se especulaba que rondaría el 35%, ahora nuevamente se proyecta en torno al 55%. Este dato será corroborado  si a los formadores de precios se les puede poner “algo de límite”, sin que se afecte, claro, al abastecimiento.  Con una inflación creciente, el riesgo es a que no se disparen los índices de desocupación y pobreza. Se descuenta, lamentablemente, que con la crisis habrá “nuevos pobres”: “La epidemia obliga a medidas de resguardo sanitario que generarán un parate económico y profundizarán la pobreza (…) Los pobres verán reducidos significativamente sus ingresos, más allá de la asistencia que les pueda prestar el Estado”, proyectó el titular del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, el sociólogo Agustín Salvia. Recordemos que partimos del 40.8% de la población según la UCA bajo la línea de pobreza, o del 35.5% según el INDEC.
En ese contexto estamos, en ese marco gobierna Alberto Fernández sus primeros cuatro meses. La oposición partidaria “ayuda” armando los primeros cacerolazos, poco significativos y masivos, por ahora. La cuarentena dejó este viernes de ser un aislamiento preventivo y obligatorio. Las condiciones sociopolíticas e institucionales le empiezan a marcar los límites a las buenas intenciones del Gobierno y al ampliamente mayoritario acompañamiento de la población. La pandemia del Coronavirus no tiene límites en ningún lugar del mundo, por más desarrollado que sea el país. Económicamente la crisis será muy difícil de sobrellevar por la gran mayoría del pueblo, todos los sectores, excepto un reducido número de privilegiados, clase media alta y alta, exclusivamente. En el terreno estrictamente político, pareciera ser que el Gobierno puede soportar la crisis económica, más difícil sería un desborde sanitario como los que sufren Italia., EE.UU., España en el primer mundo, o Ecuador y Brasil aquí cerca. Alberto lo sabe y se lo planteó como objetivo. Nos acercamos al pico en la curva de contagios, a partir de la semana que viene y hasta mayo. Un nuevo desafío para el proyecto que pretende incluirnos a todos y todas. Ya se sabe con quiénes se cuentan para que se consolide como hegemónico. El Presidente le dijo a los grandes empresarios que esta vez les “toca poner a ellos”. También se sabe con quiénes y qué sectores de poder no se puede contar.