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Panorama Político: Del 17 de octubre al 19, de la Lealtad a la deslealtad

Los diez días que restan para la oficialización de Alberto Fernández como nuevo Presidente de Argentina, comenzarán a señalar el perfil de la nueva oposición política. Como ya todo está resuelto en el escenario nacional, los integrantes de la alianza de Gobierno de Cambiemos disputan internamente quiénes conducirán ese espacio y qué perfil tendrá su oposición: si será fervientemente agresiva e intransigente, o tendrá un cariz más democrático y flexible a las negociaciones políticas. No hay campaña en el sentido estricto porque Alberto se maneja con la agenda de un Presidente electo, y Mauricio Macri y otros dirigentes de primera línea de Juntos por el Cambio se limitan a consolidar su núcleo duro de alrededor del 30% de los votos.

El perfil que tendrá esa nueva oposición de Cambiemos: discriminatoria, reaccionaria e intransigente; o más democrática, menos beligerante y dispuesta a negociar con el futuro oficialismo.


Macri y Cambiemos resolvió hablarle al propio núcleo duro para conservar una fuerza política de peso. Para ser oposición, no es poco ese caudal, un bloque de diputados (con los resultados de las PASO, aproximadamente 111) y senadores (entre 25 y 27) y una importante capacidad de concentración de adherentes en CABA y algún que otro gran centro urbano. Eso es lo que se observa en los 30 actos de campaña/despedida de Mactri, en su intervención en el debate y en sus manifestaciones generales. Y no está mal, al contrario. El problema sí aparece con el perfil que tendrá esa oposición. Miguel Ángel Pichetto, Elisa Carrió, Patricia Bullrich, entre otros, son los portavoces de un discurso discriminatorio, reaccionario e intransigente. Por otro lado, con exactamente las mismas responsabilidades políticas por esa desastrosa gestión, Horacio Rodríguez Larreta, Alfredo Cornejo y seguramente María Eugenia Vidal plantearán una oposición más democrática, menos beligerante y dispuesta a negociar con el futuro oficialismo. Este grupo contará con el muy probable triunfo de Larreta en CABA (seguramente en ballotage) y el ya consagrado en Mendoza. A ellos se les colgará Vidal, quien probablemente quiera volver a ser candidata en 2021. Esta “grieta” de los ex Juntos queda expuesta en las tensiones y en las declaraciones de dirigentes y funcionarios. De hecho, Macri fue desmentido en público por la propia gobernadora cuando él le exigió decir que “No se inunda más”; “No, todavía en algunos lugares se inunda”, lo corrigió desde el escenario: el conductor político que ya no conduce su fuerza, es conducido. Todos ellos querrán dejar a un lado el lastre que implican personajes ya caricaturescos, como Carrió y Pichetto –no tendrá cargo en el Senado-. Veremos qué hará Macri, si cumple al menos una de sus promesas, la de irse al exterior, -sería lo más prudente ya que le será difícil caminar por las calles- o se queda a “jugar” políticamente con el grupo más reaccionario. Larreta y Vidal no parecen querer tenerlo cerca; Cornejo ya lo explicitó.


El Gobierno llegará a la elección con el 5.9% de inflación en septiembre, el 37.7% en 9 meses y 53.5% interanual. Dejará el poder con las reservas del Banco Central casi agotadas; un endeudamiento histórico; una estanflación (inflación y recesión) acentuada; pobreza cerca del 40%, indigencia por arriba del 7% y desocupación de dos dígitos; y el dólar vaya uno a saber en qué nivel. Peor escenario, imposible. Pero por las dudas Vidal hace su aporte: “La provincia de Buenos Aires afronta desafíos importantes para lo que resta de 2019 y 2020 debido a su elevada exposición a la deuda en moneda extranjera, un perfil de vencimientos desafiante y una base económica debilitada”, según describió la consultora Moody’s.

Con debate, con encuestas; ¿con justicia?

A diez días de una elección presidencial, todos coinciden en el ganador e inclusive en el porcentaje que sacará.

Nada nuevo aportó el debate, ninguna discrepancia hay en las encuestas, es por eso que no hay campaña en el sentido de disputarse voto a voto la simpatía del electorado. Como una profecía autocumplida, el debate, aburrido y ajeno a nuestra idiosincrasia y cultura política, confirmó lo que siente el pueblo: el nivel de descreimiento en Macri es del 72% (según el Celag), y en el debate resultó el menos creíble de los seis candidatos (53% según Federico González). Para quienes creen en “ganadores-perdedores”, Alberto goleó a Macri (44.4% contra 23.5%). “Casualmente” esos 20 puntos de diferencia es lo que predicen los distintos encuestadores con que el Frente de Todos ganará las elecciones. Inédito: a diez días de una elección presidencial, todos coinciden en el ganador y acuerdan inclusive en la distancia con el segundo. Hasta Clarín publicó esos datos.
Ese mismo domingo hubo una elección a gobernador en Chaco, y Jorge Capitanich fue elegido por el Frente Chaqueño con 49,32% de los votos. La expresión local de Cambiemos consiguió su “duro” 30% (31.40% exactamente). “El triunfo del Chaco es un espaldarazo a Alberto y Cristina”, definió el gobernador electo.
El cambio de clima político le da aire a los jueces que quieren hacer justicia despegándose del Poder Judicial: avanza el juez Alejo Ramos Padilla con su investigación sobre el espionaje ilegal y Cambiemos se preocupa.  “Me gustaría que en mi Gobierno alguien salga a decir algo en relación a esto”, gritó la diputada nacional ligada a Carrió, Paula Olivetto: “Nos dejaron muy solos. A veces me gustaría que el ministro de Justicia –Germán Garavano- hablara un poquito más”. Internas en tiempos de huidas. Dónde habrá quedado el Gobierno del diálogo, que ni siquiera se escuchan entre sus propios funcionarios. A partir del 27 de octubre a la noche, los globos y el baile de Cambiemos se convertirán en bombas y corridas. Imagínense ese día a Carrió arriba del escenario con un micrófono.


Por su parte, el Frente de Todos hace sus demostraciones de fuerza y conmemoró el 17 de octubre en La Pampa, el día de la Lealtad Peronista, con una unidad que hacía muchos años 17 no se veía. “Hoy estamos todos unidos; Cristina ayudó enormemente a esa unidad”, analizó Alberto. Cristina marca el rumbo estratégico.”Han devastado el país y tendremos que saber en qué se fue la plata del endeudamiento de estos años. Nunca más neoliberalismo” en la Argentina. Ella continúa con sus presentaciones de Sinceramente. No se amontonan, cada uno hace campaña donde y con quien suma votos. No se desmienten públicamente como Macri y Vidal. El Presidente tendrá su acto el día 19 en el Obelisco. Ahí, Juntos por el Cambio confirmará que tiene un caudal electoral y de concentración como para ser oposición. Como un símbolo de lo que representa, tendrá otro acto en Miami Beach. El problema será que la deslealtad no profundice “su grieta”. En las buenas están todos, cuando vienen las malas se ven los verdaderos –y pocos- amigos; en política es igual.