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Panorama Político: El empate de las hegemonías


Macri anuncia públicamente que seguirá en esas políticas, ni siquiera necesita mentir como en la campaña de 2015.

Es muy extraño lo que sucede en Argentina, más que en otros países como Brasil, por ejemplo, donde fue necesario destituir a una presidenta (Dilma Rousseff), meter preso a otro (Lula da Silva) y proscribirlo, porque más allá de la campaña en contra que le hicieron hubiese ganado las elecciones claramente. Aquí tenemos a la economía en recesión con inflación récord, desempleo y pobreza crecientes, baja del poder adquisitivo del salario fomentada por el Gobierno, el mercado interno destruido, tarifas altísimas de servicios que no funcionan y, como si fuese poco, Mauricio Macri anuncia públicamente que seguirá en esas políticas con mayor intensidad y velocidad. Ni siquiera necesita mentir como en la campaña de 2015. La persecución política, las denuncias falsas, el desfile por los juzgados son similares a los que sufrieron otros ex presidentes populares, sencillamente porque no es una táctica local sino una estrategia regional.

Ese tercio que se define “apolítico” (en realidad es “apartidario”) es el que suele definir las elecciones.

Del otro lado, hay un proyecto de desarrollo del mercado interno, con recuperación del salario y los derechos laborales y sociales perdidos. Sin embargo, con dos proyectos de país tan claramente definidos, habida cuenta que no hay (y nunca lo hubo) otro, el escenario electoral, las encuestas y el clima político están en un empate técnico de hegemonías. Sucede que la correlación de fuerzas es muy desigual e inclina la cancha como el “no VAR” en la Copa América. EE.UU., Brasil, FMI, los grandes grupos económicos y de medios de comunicación y los poderes judicial y financiero de un lado; el pueblo del otro. La “gente”, así, despolitizada, sin encuadre político ni sindical, clase media urbana en su mayoría, la que es más susceptible a la agenda mediática que habla de “sus temas”, la del voto más inestable, volátil, que lo define a último momento, que le dio tanto el 54% a Cristina Fernández como el 51% a Maucio Macri, ese tercio que se define “apolítico” (en realidad es “apartidario”) es el que suele definir las elecciones.

Hoy, a un mes de las PASO, el “voto indeciso”, si bien es menor que en otras elecciones presidenciales, es decisivo. Además, están las otras fuerzas, muy menores, pero que en el conjunto son más de diez puntos; para la situación en la que se está, es bastante. Hay aproximadamente un 25% del electorado que es esencialmente reaccionario, fachista en sus casos extremos, que por más que el Gobierno lo perjudique económicamente, lo va a votar por cuestiones ideológicas y de valores. Allí también está contenido el sector privilegiado que forma parte de la alianza de poder, siempre fueron el poder económico y ahora también tienen el político. La gran mayoría de las/os argentinas/os se vio significativamente perjudicada por este Gobierno, así lo señalan todas las encuestas que hablan de la economía de la “gente”. Pese a ello, no todos votan a la oposición. Muchos fueron engañados con el Cambio y los medios de comunicación, y aún hoy, y en menor medida, lo son. Aunque luego de cuatro años de vivir en la malaria sea difícil no estar enterado de lo que propone Juntos para el Cambio, aún si se forma parte del 50% de la gente que “evita infomarse”, según un estudio de la Universidad de Oxford para Argentina y otros 37 países.

Con Massa en el centro, la foto de los intendentes con Kicillof-Magario.

“El mejor equipo de los últimos 50 años” lo es, efectivamente, en comunicación y estrategias de campaña. La agenda política hoy la maneja el Gobierno, que empezó la campaña mucho antes que la oposición. Vaya como ejemplo cómo instaló en la agenda el supuesto acuerdo Unión Europea-Mercosur que perjudicará al país, terminará de liquidar su industria definiéndose exportador de materias primas. La estrategia regional incluye cualquier tipo de artimañas para no dejar el poder. Esta semana -todas las semanas se conoce alguna-, nos enteramos que la prueba del escrutinio provisorio había fallado severamente. Al menos sirvió, finalmente, para que el PJ tomara dimensión del riesgo que estas trampas implican para la elección, y pareciera que su dirigencia comenzó a actuar en consecuencia y a prepararse “para todo”: “Estamos tan preocupados como ustedes por las consecuencias de la implementación de la trasmisión electrónica de datos en las próximas elecciones”, aseguró el presidente del PJ José Luis Gioja. Y para que no quede dudas del grupo de poder del Gobierno, EE.UU y el FMI hicieron un nuevo “aporte de campaña” de u$S 5400 millones para sostener al dólar alrededor de los $44 y dejar que los amigos sigan ganando a costa nuestra con la bicicleta financiera (traen dólares, los convierten a pesos, ganan mucho con los intereses, los vuelven a pasar a dólares – pueden comprar muchos más de los que trajeron, para eso lo mantienen en $44- y los fugan). Pero el dólar está estable, eso nos “venden”, y muchos lo “compran”.

Si hubiera empate, habría alargue y penales, y ya se sabe que el VAR juega para el poder.

El Frente de Todos (FT), con Alberto Fernández a la cabeza, se mueve políticamente mucho mejor de lo que el equipo de campaña (si es que lo hay) se encarga de comunicar. Cristina cada tanto presenta coloquialmente su libro en los territorios donde suma mucho, y aparece poco (y nada) donde resta; perfecto. Alberto suma apoyos y fotos de todos los gobernadores, a excepción de Juan Schiaretti, lo que no significa que el PJ local no trabaje para Frente. Córdoba tiene un electorado y un gobernador particulares, y así, hoy por hoy, le sirve a Schiaretti que queda bien parado con todos, Macri fundamentalmente, y no le cierra la puerta a un acuerdo con Alberto más adelante. Por “abajo”, intendentes, legisladores y militantes trabajan para el FT. A Alberto también le sirve porque allí necesita hacer una buena elección, muy distinta al 30-70% en contra de 2015, y todo indica que lo va a lograr. Todos los gobernadores del PJ y los llamados de la “boleta corta” (no llevan candidato presidencial pegada a la de los legisladores) -Entre Ríos, Santiago del Estero, Chubut y Río Negro- se fotografiaron esta semana con Alberto. Lo mismo sucede con los senadores del PJ que antes estaban al mando de Miguel Ángel Pichetto. Los intendentes también se sacaron la foto con Axel Kicillof, Verónica Magario y Sergio Massa, que por fin apareció apoyando la fórmula: este martes saldrán juntos a hacer el primer acto de campaña para apoyar la reelección del massista Facundo López en Necochea: la centralidad que supo ganarse Massa con sus dilaciones no son sólo para el lugar destacado de la foto.

Pareciera ser que la campaña también comenzó para el Frente de Todos, habrá que ver si es una sola, de unidad, y no tres (PJ-K-Frente Renovador) que se encuentran circunstancialmente. Es indispensable para enfrentar el bloque de poder hegemónico y romper el empate técnico de hegemonías en las encuestas y en el clima político, y así construir el escenario de triunfo en primera vuelta que necesita el FT. Si hubiera empate, habría alargue y penales, y ya se sabe que el VAR juega para el poder.