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Entre Notre Dame y los chalecos

Ni la Semana Santa ni Notre Dame pudieron frenar la movilización número 23 de los chalecos amarillos. Durante la tarde parisina de este sábado se produjeron graves incidentes. La policía reprimió a los manifestantes con palos, gases y balas de goma. Desde el gobierno acusan al grupo llamado “black blocs” de infiltrarse y provocar disturbios. Cerca de 200 manifestantes fueron detenidos, entre ellos, dos periodistas. La protesta de los chalecos se extendió por varias ciudades de Francia.

La demostración de fuerza de este movimiento que tuvo su máximo pico de expresión a fines de 2018, a raíz de la suba del combustible, se produce a 5 cinco días de los anuncios del presidente Emmanuel Macron. El mandatario presentará el próximo jueves una serie de medidas para descomprimir el conflicto social. Macron tenía previsto un discurso el lunes pasado, el mismo día que ardió la Catedral de Notre Dame y que por ese motivo tuvo que suspender. 

“Nuestra Señora no somos nosotros”, podía leerse en algunos carteles y también otros que colgaban de los edificios decían “Soy nuestra señora”. El incendio de Notre Dame estuvo muy presente en la marcha. Los chalecos amarillos y varios referentes del sindicalismo se quejaron de las millonarias cifras destinadas a la reconstrucción de la catedral. Entre ellos, el titular de la Confederación General del Trabajo, Philippe Martínez: “Si son capaces de dar decenas de millones para reconstruir Notre Dame, que dejen de decirnos que no hay dinero para satisfacer la emergencia social” se quejó.

El malestar en las calles también se expresa por otras políticas antipopulares como la reforma laboral, la quita de impuestos a los más ricos y el congelamiento de los salarios del sector público. Se espera que el 25 de abril, Macron pueda aliviar la realidad de un sector de la sociedad que sufre el ajuste. La figura del jefe de estado francés se vio afectada cuando comenzaron las marchas por todo el país contra el aumento del combustible. Hoy su imagen comienza a crecer según un reporte del Instituto Demoscópico BVA. De acuerdo a este informe Macron incrementó su popularidad gracias a sus intervenciones a partir del incendio de la catedral parisina, recuperando los niveles de septiembre pasado dos meses antes de que estallara la crisis de los chalecos amarillos.