Panorama Político. El escenario se mueve: suben y bajan del ring
En estas últimas dos semanas se ve una oposición en crecimiento, más allá de sus idas y vueltas. La economía aparece en los medios de comunicación por “peso propio”.
La campaña electoral comenzó, y si se tratara de una pelea de boxeo, el round de las últimas semanas lo ganó, por puntos, la oposición. Hasta aquí, y particularmente hasta el año pasado, el Gobierno venía “plantado” en el centro del ring y marcaba el ritmo de la pelea, instalando temas y dejando otros de lado. La economía, la inflación y del día a día de las/os argentinas/os eran claramente las cuestiones de las cuales no se hablaba. Como la concentración mediática de los multimedios es parte del Gobierno, resulta claro entender que “le ponga o saque el banquito” al Presidente en su rincón, según convenga. El Gobierno tomaba medidas económicas que le merecían ganarse la antipatía popular, pero la oposición no hacía nada para capitalizarlo políticamente. En estas últimas dos semanas se ve una oposición en crecimiento, más allá de sus idas y vueltas sobre el ring, de quiénes sean las/os boxeadoras/es y de sus distintos “pesos y categorías”. La crisis económica aparece en los medios de comunicación por “peso propio”, cada día es más difícil obviarla.
En la cumbre del Consejo Nacional del Pro realizada en Parque Norte hubo pases de factura por el rumor del Plan V(idal) para la pelea de fondo.
Entre los varios pasos atrás del oficialismo, hay que enumerar el quiebre de la alianza Cambiemos en uno de sus terrenos numéricamente más importantes, donde dio una de las piñas de knockout en las presidenciales del 2015, Córdoba. Allí no hubo acuerdo en “la interna de la interna”, entre los “Pro puros” de “Córdoba Cambia” (con el candidato a gobernador del radical Mario Negri, y a intendente de la capital Luis Juez) por un lado, y de los (también) Radicales en Cambiemos con Ramón Mestre. No se pusieron de acuerdo ni cómo subirán el 12 de mayo al ring: Negri con el “short” multicolor y los globos de Cambiemos, y Mestre con la “boina radical” y su histórica Lista 3.
Algo similar, pero con menos repercusión, sucedió en las “peleas preliminares”: en Neuquén Cambiemos festejó el tercer puesto con sólo el 13 por ciento de la elección a Gobernador, con la excusa de que no ganó el Partido Justicialista, que salió segundo y casi lo duplicó en votos. Cierto es que quien logró la reelección, el gobernador Omar Gutiérrez y su invicto Movimiento Popular Neuquino, es un histórico partido provincial que se acomoda a los oficialismos nacionales de turno, y hoy simpatiza con Mauricio Macri. En Chubut, el candidato radical de Cambiemos, Gustavo Menna, intentó despegarse de su líder: “Yo no soy representante del Gobierno nacional”, (¿aclaró?). Y en Salta, el radical Miguel Nanni también quiere enfrentar al candidato oficial, Gustavo Sáenz: “Que en cuatro años no hayamos encontrado la vuelta a la inflación es jodido, es un fracaso. Eso es motivo para decirle al presidente que cambie el rumbo o no vamos”. En Entre Ríos (el ministro del Interior Rogelio Frigerio), en Tucumán (el funcionario José Cano) y en Tierra del Fuego (el referente Pro, Héctor “Tito” Stefani) se bajaron del ring por el “contrapeso pesado” que representa Macri. A algunos candidatos Pro no les da (las encuestas) para pelear. Como si todo eso fuera poco, en la cumbre del Consejo Nacional del Pro realizada en Parque Norte hubo pases de factura por el rumor del Plan V(idal) para la pelea de fondo. “Ella dijo que la Provincia no es un trampolín”, aseguró el Jefe de Gabinete, Marcos Peña. Y Macri, otra vez enojado, le gritó a su propia tropa que el único con fuerza en Cambiemos es él. Cuando los propios se bajan o desoyen a la conducción, son los primeros síntomas de que las cosas no andan del todo bien.
El Congreso del PJ realizado en Ferro significó un avance en la Unidad entre el grueso del partido y el Kirchnerismo.
Por el lado de las “Oposiciones”, el Congreso del PJ realizado en Ferro significó un avance en la Unidad entre el grueso del partido y el Kirchnerismo, con el acuerdo de los congresales de casi todo el país (excepción de Córdoba) de conformar un gran frente para las presidenciales. Seguramente de aquí saldrá el (o la) boxeador(a) peso pesado de la oposición. En esa línea, Daniel Scioli quiere la revancha. Ya hubo acuerdos para “ir juntos” en varias provincias: San Juan, Santa Fe, Río Negro, Entre Ríos, Chubut, Tierra del Fuego, Neuquén. Y en ese camino están Tucumán, Buenos Aires y distintos sectores sindicales (la CTA de Hugo Yasky, el Movimiento liderado por Hugo Moyano y una fracción de la CGT con Héctor Daer).
Por su parte, el establishment empezó a preparar a “su deportista” preferido, por si fuese necesario, como parece, encontrarle un reemplazante a Macri y Cambiemos que le resulte “más o menos amigable”. Otro signo de debilitamiento del Gobierno. “Los empresarios están muy entusiasmados con Roberto Lavagna”, aseguró uno de los economistas referentes del “mercado”, Miguel Ángel Broda. Marcelo Tinelli también lo apoya y podría ser el candidato a gobernador de Bs. As. Sergio Massa se mantiene expectante e indeciso con tendencia a “la baja”, con un caudal de votos que le permite ser “apetecible”, pero que pareciera no alcanzarle para ser “el retador”. Como es su costumbre, juega “a dos puntas”, dirigentes de “su” Frente Renovador estuvieron en Ferro. Al resto de los precandidatos de Alternativa Federal (Juan Manuel Urtubey y Miguel Ángel Picheto) le dedicamos el espacio que se ganaron…
La candidatura sorpresa de María Eugenia Vidal haría tambalear a la oposición. El fraude sería el knockout definitivo.
Estas semanas los jurados le dan unánimemente el round ganado por puntos a la oposición. Pero quien defiende el título siempre corre con ventaja frente al retador. Para quitarle el “título de campeón” deberá evitar el golpe que significaría la candidatura sorpresa de María Eugenia Vidal, que haría tambalear a la oposición. Además, el oficialismo es quien “arma y dirige la pelea”: ya hubo “irregularidades” en las elecciones legislativas del 2017 y en las provinciales en Neuquén, y cambió las reglas de juego con el control electrónico de las elecciones. Las “trampitas” están a la vista. Es indispensable que en las tarjetas previas (encuestas) la oposición tenga un amplio margen a favor, para ganar primero, y poder gobernar después. No sería la primera vez que el “ganador para la gente sea uno, pero los “jueces” le levanten la mano al otro”. El fraude sería el knockout definitivo (ver “El fraude ya está organizado”, Ariel Garbarz).